DE CIUDADANIA, AUTORIDAD Y DEMOCRACIA

  • Rafael Arias Hernández
Por lo pronto hay que persistir en el esfuerzo, de lograr cambiar o transformar

La Democracia es medio, proceso, organización social que requiere, entre otras actividades individuales y colectivas,  de evaluación y retroalimentación constantes. Con más razón, cuando debe representar y concretar un cambio, una transformación.

Como todo lo humano, para su desarrollo y evolución exige consolidación de logros y aciertos; y también de corrección de errores y pérdidas.

De muchas formas es un sistema social que debe ser mejorado, fortalecido y transformado. El gran desafío es mejorar siempre, lo mejorado; para que consenso o mayoría, determine y defina el mandato, la representación y organización y el gobierno, en sus diferentes ámbitos. Ha poco más de 100 días, se comprueba que es apenas el comienzo, y queda mucho por hacer.

Así que, no es, un sistema concluido y perfecto; mucho menos ante realidades diferentes, de condiciones distintas, y  viejos y nuevos objetivos y retos.

Por lo pronto hay que persistir en el esfuerzo, de lograr cambiar o transformar.

Importante tener presente, que avanzar, mejorar requiere, entre otras cosas, de informarse bien y a tiempo, para identificar virtudes y defectos,  aciertos y errores.

En particular, cuando se tiene experiencia y consecuencia, de que  quienes gobiernan y, en general, quienes se dicen y cobran como servidores públicos, no desempeñan representaciones y cargos de manera correcta y apropiada; no ofrecen resultados positivos, ni avances;  no  justifican, en general y persistentemente, el uso y abuso de recursos oficiales y atribuciones institucionales, llegando incluso a concesionar y privatizar indebidamente lo que es público; y que, de presuntos responsables, pasan a prófugos potenciales y señalados culpables, porque cada vez es más frecuente, que se les identifique y acuse, de que se convierten en ineficientes y delincuentes gubernamentales.

Así que no hay de otra, como parte de la Democracia hay que valorar y evaluar, a cada una de las partes y componentes, en su forma vigente y posibles alternativas de desarrollo, ajuste y cambio; hay que gobernar al gobierno, a todo ámbito y forma de gobierno, con más y mejor participación y evaluación ciudadana y social,  particularmente cuando se requiere que funcione bien. Tanto en su aspecto representativo, que se resalta en tiempo de elecciones; como en el participativo, que debería extenderse en todo tiempo y lugar. O, como consecuencia, propiciar inconformidad extrema, e incluso, resistencia y desobediencia civil.

MÁS CIUDADANIA Y SOCIEDAD.

Así, oportuno preguntar y preguntarse, una vez más,  ¿los pueblos tienen los gobiernos que se merecen?

Y concretamente, ir al meollo de la cuestión. ¿Ser o no ser cómplice, encubridor o solapador de ineficientes y delincuentes?

Pregunta imposible de ignorar, minimizar o distorsionar, en plena crisis e intención, de configurar un verdadero combate a la corrupción y erradicación de la impunidad.

En este contexto no es extraño encontrar que se afirme, que la delincuencia activa empieza con la complicidad gubernamental;  que la pasiva, con la omisión, el disimulo y el dejar hacer, de la burocracia en general;  y que,  lo que más alienta crimen organizado o desorganizado, espontaneo o improvisado,   es el desinterés personal y  la indiferencia social,  la desidia ciudadana,  el abandono político y   la insensibilidad de los medios de comunicación  que, a conveniencia, callan o no informan,  oportuna y objetivamente; o incluso, en algunos casos, deforman y desinforman  intencionalmente.

Unos y otros, todos  somos responsables, en diferente grado o nivel; aunque  siempre lo son  más, quienes obligados a imponer la ley, no lo hacen; y aquellos, que  se favorecen, obtienen utilidades y beneficios del hecho delictivo.

Las lecciones están ahí y no hay que olvidarlas. La democracia es responsabilidad ciudadana y social, de uno y de todos a la vez. Mejorarla es  obligación ineludible y  condición necesaria, para garantizar y mejorar Justicia, Estabilidad y Paz social.

Imprescindible fortalecer el derecho y la institución, para garantizar la legalidad y legitimidad de la autoridad constituida. Credibilidad y confianza. Causalidad, el por qué y sus consecuencias.

Autoridad legal y legítima, capaz y efectiva. No es ni puede aceptarse  autoridad que permite, alienta y hasta realiza actos delincuenciales; si apoya y fomenta, en forma activa o pasiva,  múltiples formas de conducta criminal.

En fin, no se trata de  hablar o promover  el sistema perfecto, ni de exaltar e imitar  la vida de santos, o el ejemplo de Dioses infalibles o superhéroes invencibles. No.

Se trata simplemente de no caer en el conocido y padecido caso que origina, facilita o permite,  vicios, defectos, y fallas.

En todo caso. Defectuoso, imperfecto, incompleto el sistema democrático tiene que corregir defectos y errores, evitar fracasos y pérdidas, así como ampliar alcances  y oportunidades de ejercer  derechos y libertades. Todo esto y más, en una democracia, es  sobre todo, responsabilidad ciudadana,  es decir,  nuestra y de nadie más.

IMPERATIVO: CONTINUAR EL ESFUERZO.

Ante estos y otros problemas, obstáculos y enemigos de la democracia, no queda otra que enfrentarlos con optimismo razonado, renovar la esperanza y continuar el esfuerzo. Todo tiempo es  tiempo, de obligación y oportunidad ciudadana.

De ahí que, los discursos y las buenas intenciones no son suficientes. Hoy como siempre, en una auténtica democracia, en los hechos, hay que gobernar al gobierno.

No esperemos de otros lo que es deber y derecho de nosotros. El origen del gobierno democrático es ciudadano no divino; es civil y no militar. No es aristocrático sanguíneo, ni tradicional costumbrista, o teocrático religioso.

En México, se parte también del principio, por el que consideramos “a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo…”

Participar es el verbo. A ejercer derechos y cumplir obligaciones.

La oportunidad ciudadana se presenta y repite en cada acto de gobierno, que es en dónde se legitima cotidianamente a los responsables;  se pone a prueba el Estado de Derecho; y se propician inconformidades  y protestas, e incluso resistencia y desobediencia civil.

AVISO DE MUTATIS MUTANDIS.

Por causas de fuerza mayor, esta colaboración estará ausente por un tiempo. Se agradece su comprensión y paciencia.

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Rafael Arias Hernández

Actualmente es Investigador del IIESES y maestro de la Facultad de Economía de la UV.

Cuenta con  Licenciatura en Economía, por la Universidad Veracruzana. Obtuvo mención honorífica Cum Laude.  Maestría en Economía con especialización en Desarrollo Regional y sub especialización en Historia del Pensamiento Económico. Salt Lake City, Utah. USA. Diplomado por la U.V. en “Habilidades del Pensamiento”.  Alta Dirección AD2 Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. (IPADE). Becario en los programas Lincon-Juárez y LASPAU.  Asesor académico y maestro de Enseñanza Media, Esc. De Bachilleres Noc. “Art. 3º Constitucional”, Xalapa, Ver. Maestro en la Facultad de Economía, y de la Maestría en Desarrollo Regional. Historia Económica, Desarrollo Económico, Desarrollo Regional, Taller de Investigación, Metodología, Habilidades del Pensamiento y otras cátedras. Maestro en “Técnicas de Debate” de la maestría en Acción Política y Administración Pública, de la Universidad Anáhuac. Xalapa, Ver.

Director General Técnico y Secretario General de la Universidad Veracruzana.

En el Gobierno Federal, fue Delegado Estatal de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en Veracruz, y Director de Desarrollo Regional en SPP. En el Gobierno del Estado de Veracruz ha sido Asesor Económico, Jefe de Prensa y Comunicación Social, Director General del Instituto Veracruzano de Cultura, Director General de Industria, Comercio y Estadística, Coordinador de Participación Ciudadana, Coordinador Ejecutivo del Comité de Planeación para el Desarrollo (COPLADEVER). SEFIPLAN, (2010)

Miembro de diversas Asociaciones Civiles y ciudadanas, como el Colegio de Urbanistas y Planificadores, el Colegio de Economistas; la Fundación Cambio XXI A. C.; y de la Fundación Colosio A.C. Colaborador de diversas revistas y publicaciones académicas. Articulista de diversos periódicos, y de otros medios de comunicaciones nacionales, estatales y municipales.