Låt Den Rätte Komma In | Déjame entrar

  • Agustín Güiris
Es una bella y atractiva historia de atracción y amor por dos entes olvidados de la sociedad.

Låt Den Rätte Komma In

Déjame entrar

(Tomas Alfredson, 2008)

Si somos honestos, el cine es en parte, lejos de una teorización de la narrativa audiovisual, una estrategia temática que se basa en el “drama” para contar una historia. Los elementos que lo conforman deben tender siempre a favorecer la explicación de los hechos en la dialéctica del filme. Ahora bien, que en la mayoría del cine veamos fragmentos que se unen con cierta lógica concordante no nos indica que el producto que estemos viendo sea de calidad. Asimismo, no podemos afirmar que por hacer uso de los temas de moda, el producto carezca de jerarquía.

Todo esto nos lo hace notar con claridad la película Låt Den Rätte Komma In del sueco Tomas Alfredson, pues, lejos de hacerse partidario a la temática tan de moda como el bullying, da rienda suelta a un cine fresco, intimista, inteligente y bien llevado a la pantalla haciendo un excelente uso de dos códigos genéricos que de primera se podría pensar que se contradicen: el romance y el terror. Claro está que ejemplos de que esto último ya ha sido llevado a la pantalla de manera eficiente sobran, por lo que tal vez no podamos referirnos a la combinación utilizada por el director como vanguardista o moderna, claro. Pero ¿qué lo es?, desde los finales de los 60 y principios de los 70 el cine no muestra una evolución precisa dentro de su lenguaje como de su técnica.  Por ello las cualidades de este filme, que dicho sea de paso se basa en el best seller del mismo nombre escrito por John Ajvide Lindqvist, resultan algo vivaz y sumamente atrayente.

La trama no es por lo demás compleja, es una bella y atractiva historia de atracción y amor por dos entes olvidados de la sociedad. El primero, un estudiante de educación básica que se ve dominado y negado por los demás del clan educativo (tanto profesores como alumnado), y una bella niña vampiresa que distando mucho de la naturaleza humana, se encuentra encerrada en un constante devenir de ciudades –eterna mudanza– y sus laberínticas posibilidades de supervivencia. Acompañando a esta, y en un ejercicio por demás enriquecedor, se encuentra un individuo adulto tan misterioso como débil, carácter que imposibilitado de una vida “normal”, deberá de realizar los actos más hostiles con el fin de ofrecer el dilema en que al recurre esta trama: la búsqueda del amor eterno.

No debemos dejar de hacer notar tampoco que el encadenado se acerca mucho más, y muy cómodamente, a un ejercicio de autor. Es una película con un ritmo pausado que logra valiosamente el paso del horror a la justificación amorosa. Los hechos que se presentan dentro del universo del drama son de una naturaleza firme dentro del código del terror. No obstante, el director toma los elementos del lenguaje cinematográfico de tal forma que los cubre con toda esa virginidad que envuelven sus personajes principales.

La fotografía de Hoyte Van Hoytema, en conjunto con el diseño de Eva Norén brindan un espacio tan minimalista como enriquecedor a esta relación que crece con base a la inocencia de los dos –al parecer– niños que se abren paso por el difícil camino de las primeras pasiones. El montaje de Dino Jonsäter y del mismo Tomas Alfredson brinda ese ritmo antes descrito que balancea a la película de manera por demás correcta entre la acción y lo contemplativo. La música de Johan Soderqvist no se queda atrás, su combinación de composiciones con sonidos industriales y melodías de cadencias largas y tempos lentos embisten a la trama de una manera casi invisible, dejando que el espectador se acerque lo más posible a la atmósfera de la película. Por último, la dirección de actores es tan acorde a la trama y tratamiento temático que es muy difícil alejarse en algún instante de la historia. Lo que Tomas Alfredson logra en esta película es de admirarse, mucho más a sabiendas que en la actualidad hay discursos similares dentro de una industria que sólo busca sacarle dinero a la vaguedad juvenil.

Låt Den Rätte Komma In es, pues, una película donde las pruebas de amor en efecto traen consecuencias graves a aquellos que son sus testigos; inmiscuidos o no. Es una trama fascinante que lejos de acercar de nueva cuenta dos códigos que se contradicen por hechura, roza lo fantástico. Y sobre esto, sobra decirlo, es un excelente ejemplo de inocencia atroz y vengativa.

Låt Den Tätte Komma In de Tomas Alfredson

Calificación: 4 de 5 (Muy Buena). 

Sigue al autor en Twitter: @FrippZappa

Consulta su blog: Yo no pedí que fuera así

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Agustín Güiris

Realizador independiente y profesor de cine en diversas instituciones. Realizó un Master en Dirección Cinematográfica en España y ha dirigido y producido cortos de ficción y diversos proyectos de documental.