Ida

  • Agustín Güiris
La naturalidad de Ida nos hace respirar ante un cine hecho con serenidad, mente y corazón.

Ida

(Pawel Pawlikowski, 2013)

Después de un paso nada breve por el documental televisivo, Pawlikowksi comenzó a hacerse notar en los circuitos más importantes del cine con sus primeras obras de ficción. Como un estudioso del pensamiento humano –su escolaridad abarca literatura y filosofía– las cintas que realiza se integran a reflexiones con cierto grado de profundidad e intelecto a diversos niveles. En su pasada cinta, “La Femme Du Vème (2011), por ejemplo, inscribe el entramado de una forma tan intrincada y tan sumida en los problemas interiorizados en la psique de su personaje, que la cinta roza lo experimental, lo surreal y hasta fantasioso. Resulta un proceso tan abierto a la interpretación que no tiene una curvatura fija en la cual sedimentar a bien los elementos presentados. Con Ida, en cambio, conjuga de manera completamente distinta sus nociones y principios. El conflicto es tan sencillo y bien llevado, que la cinta no hace más que integrarnos a cada paso con la trama, así como de sorprendernos con su total belleza.

Filmada en un sobresaliente blanco y negro, bajo una perspectiva forzada que nos hace observar cada rincón de los parajes compuestos, nos vemos inscritos en los últimos pasos del noviciado de Anna, quien a pocos días de tomar sus votos es obligada a visitar al único pariente vivo que le queda: una tía alcohólica, jueza de su localidad, que le hará descubrir un pasado que siempre le ha sido negado. Un pasado que ha sido enterrado para no sopesarse, para no ser vivido o recordado. Las consecuencias y sombras de este viaje, obviamente, irán develándonos la verdadera naturaleza de estas dos mujeres: sus temores, debilidades, aprensiones, recelos y apenas bocetos sobrevivientes de calor que han dejado los años de la guerra en la fría y gris Polonia que retrata el director.

A través de las facciones contrastantes de este brevísimo núcleo familiar; el oficio religioso de una y la indiferencia total de la otra, el camino a seguir nos irá presentando personajes cargados de culpa y escrutinio, de historia, verdades a medias y música que irán redondeando un mundo tan sencillo en apariencia, pero vasto en condiciones y carácter, que a cada momento nos golpea con su volumen y textura. Somos, pues, testigos de cómo se devela un pedazo de realidad ante dos miradas contrastantes: la conformista y adelgazada por los años, la virginal y esperanzada hacía al destino. Ambas, claro, que deberán ir entendiendo y reteniendo las razones detrás de lo que las ha mantenido como lo que son, pero sobre todo, en lo que deberán de convertirse en un futuro próximo.

El camino por el que nos guía Pawlikowski está fabricado por bellísimas postales enmarcadas bucólicamente. La nostalgia latente que explora es una pesada carga o bien una oportunidad; luces y sombras que se entretejen de una manera sutil, elegante y muy humana. El montaje de Jaroslaw Kaminski es preciso, cuasi invisible. La música utilizada es un timbre que abraza, acompaña y sobresalta las emociones internas de nuestros personajes; ya sea la partitura original de Kristian Eidnes Andersen o bien la pieza elegida de Coltrane. La fotografía de Ryszard Lenczewski y Lukasz Zal es caso aparte, el contraste mostrado entre la sencillez y el portento es de un atractivo intenso y considerable. Esencial para que la cinta logre su poderosa atmósfera.

A base de prominentes actuaciones y una llaneza cautivante, la naturalidad de Ida nos hace respirar ante un cine hecho con serenidad, mente y corazón. Nos refresca la certeza de que el cine en su expresión artística más inteligible aún permanece. Pawel Pawlikowski, pues, nos regala una cinta que nos apresa en su beldad, en su trayecto. Es una ruta por la cual gritar –y gritarnos– al horizonte que no hay meta definida ni resuelta sin antes visitar a los espectros del ayer.

Ida de Pawel Pawlikowski

Calificación: 4 de 5 (Muy Buena)

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Agustín Güiris

Realizador independiente y profesor de cine en diversas instituciones. Realizó un Master en Dirección Cinematográfica en España y ha dirigido y producido cortos de ficción y diversos proyectos de documental.