Nos quedó grande el Facebook

  • Andrés Cansino
Seguimos creyendo que las redes sociodigitales y la vida funcionan por separado.

Recientemente algunos medios han acusado a Facebook debido a su presunta influencia (negativa) en las elecciones de Estados Unidos. ¿El principal argumento?, la carencia de filtros que impidan compartir «noticias falsas». Además, el debate se avivó con las declaraciones de Trump, quien atribuye su victoria, en gran medida, a las redes sociodigitales.

Pausa. Realidad alterna.

 

Imagine usted que Hillary Clinton hubiera resultado ganadora. Probablemente los textos hablarían sobre cómo a pesar de la «campaña negra» en medios digitales, la candidata demócrata se sobrepuso; o acerca de la influencia (positiva) de las plataformas digitales, o simplemente el tema no habría estado en la agenda porque a nadie más que a los social media les interesa.

Play. Realidad.

 

Las fake news son sólo una parte del tema central: las redes sociodigitales nos muestran únicamente lo que queremos ver, las publicaciones afines a nuestra ideología; no hacen más que reafirmar nuestra postura en lugar de invitarnos a debatir.

 

Pobres de nosotros.

 

Le piden a Facebook —una empresa privada— que abra toda su información a quien sea, que modifique su algoritmo, que bloquee «noticias falsas», que nos muestre todas las caras de la moneda. ¿Acaso así somos en la vida real? Ahora resulta que somos los más tolerantes e incluyentes seres jamás conocidos. ¿Cada cuánto asistimos, por mero gusto, a un evento de alguien cuya postura no coincide con la nuestra? ¿Preguntamos a nuestros «enemigos» qué opinión les merece tal o cual tema?

 

Seguimos creyendo que las redes sociodigitales y la vida funcionan por separado. Cuando nos conviene.

Facebook está obligado a nada. Es más, Zuckerberg podría cerrar el changarro en cualquier momento, y dejarnos a la deriva, sin un lugar donde nuestros familiares halaguen nuestras selfies o nuestras amigas comenten Qué guapa, en cada autofoto saliendo del gym.

Uno puede controlar (hasta cierto punto) qué ver, qué no, si verlo primero e incluso recibir notificaciones. Las herramientas ahí están, pero claro, la obligación es de la empresa. Facebook debería pensar por nosotros pero, ey, que tampoco se acerque mucho a mi información porque es violación de datos personales.

Ojo. Las redes de cualquier forma utilizan nuestra información con fines comerciales, pero tampoco es como que nos hayan engañado. Bien dicen que nada es gratis: sabemos que nuestros datos son el precio por disfrutar del Internet.

El algoritmo de la red social es el principal señalado, pero éste funciona de acuerdo con el comportamiento del usuario. Veamos, si uno comienza a platicar más con tal persona, aparecerán más publicaciones suyas en nuestra timeline. Si uno busca diez veces al día el perfil del ex para ver si realmente sufre sin nosotros, el sistema «sabrá» que deseamos enterarnos de lo que hace, y ¡bam!, publicaciones suyas en cuanto iniciamos sesión.

El algoritmo es inteligente, pero carece de inteligencia artificial (que se sepa (por ahora)). Vamos, uno decide qué consumir, cómo, cuándo: construimos nuestro consumo, y no sólo dando seguir o like, sino con cada comportamiento. Sí, también esas acciones cuando (creemos que) nadie nos ve.

 

Pareciera que este «poder» es nuevo, pero desde hace tiempo ya que el ser humano es capaz de elegir su consumo cultural. Cierto es que las redes sociodigitales han venido a ampliar el rango de elección, incluso llegando al punto donde uno diseña su propio contenido.

 

¿Por qué culpar, entonces, a un tercero de algo que nosotros creamos? Porque así lo hemos hecho antes, porque es cómodo, porque las plataformas digitales son un poder que nos ha quedado grande.

 

Otra vez.

 

A todo esto, ¿sí castigaron a Andrea por corregir a Aurelio Nuño?

 

 

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Andrés Cansino

Andrés Cansino estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad Veracruzana.

Comienza sus trabajos dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario UV 2012, en comunicación digital. Posteriormente se integra a la Universidad Veracuzana, desempeñándose en la misma área.

Ha colaborado en eventos como el Festival Ambulante, y el Festival Internacional JAZZUV, coordinando la estrategia en medios digitales. Asimismo, imparte cursos sobre optimización de social media.

Actualmente es un administrador de redes sociales.