Veracruz: corrupción, sangre y violencia electoral

  • Mussio Cárdenas Arellano

A las 3 de la mañana se llegó al clímax. Ardía la oficina del líder del PAN, Jesús Mancha Alarcón. Ardía por el efecto de las bombas molotov, el fuego que se extiende y que describe que la violencia electoral es real.

31 de mayo. Esa madrugada se confirma que Veracruz es tierra de nadie, las bandas delincuenciales como reyes que actúan sin más ley que la suya y que siembran miedo porque a la inseguridad brutal que fue forjando el duartismo, se embiste a los adversarios de la pandilla duartista.

A esa hora, las 3, llegan cinco individuos. Encañonan al vigilante. Irrumpen en las oficinas del dirigente panista, operador del candidato a gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, lanzan bombas molotov.

Se da el hecho en la calle Oriente esquina Cantera, en el fraccionamiento La Marquesa, en Xalapa, capital de Veracruz. Sus oficinas son alternas a las del comité estatal del PAN, sin registrarse daño a personas, sólo daños materiales por 400 mil pesos.

Un vecino se percata del ataque. Reclama e intenta disuadir a los delincuentes. Una de las bombas molotov es arrojada sobre el inmueble, pero no logra estallar. Los atacantes huyen en automóvil.

Minutos después difunden el hecho los panistas y un sector de la prensa. Otros lo hacen al amanecer. Se sacuden los medios, difundiendo el más grave suceso violento en lo que de la contienda por el microgobierno de Veracruz.

Ahí mismo habla Jesús Mancha, tras arribar al lugar de la explosión. Dice que es un acto de intimidación mientras relata cómo ocurrió, el hombre amagado, supuestamente rociado de gasolina, sin más daño que la impresión y el miedo.

“El gobierno está un poco desesperado por los comicios de este domingo, saben que no van bien, saben que Miguel Ángel Yunes Linares les lleva ventaja y esto intenta ser un acto de amedrentamiento pero no lo van a lograr”, señala Mancha Alarcón.

No hay, a juicio del líder panista, otro sospechoso mas que el gobierno de Veracruz, Alí Babá y los 40 duartistas, inédita la desesperación por retener el poder.

"Yo responsabilizo a Javier Duarte de lo que me pueda pasar a mí o a mi familia —agrega Jesús Mancha—, porque está claro que fue un atentado en contra del dirigente del PAN, no de mi persona, pero sí del cargo que ocupo o que ostento y está claro que fue para decirme: aplácate”.

Ahí se realizaban las reuniones en corto con el equipo dirigente del PAN y con las cabezas de la campaña de Yunes azul.

Hay reacciones en el PAN y PRD nacionales, los partidos que integran la coalición “Para Rescatar Veracruz”. Hay una condena general a la violencia que domina ya el panorama electoral. Es la estrategia del miedo. Es la táctica para inhibir a los electores, que no acudan a votar, que reine el abstencionismo. Y donde hay abstencionismo, el PRI gana con su voto duro.

Pasa Veracruz por una escalada de violencia, sangre, secuestros y levantados, mutilados y desaparecidos, agravada por la corrupción sin límite de Javier Duarte y su banda, el círculo cercano acusado de desvío de 35 mil millones de pesos de origen federal.

Quien reacciona ante la imputación es el Pato de Tuxpan, alias Alberto Silva Ramos, vocero de Javier Duarte, tuitero, falaz e irreflexivo titular de la Coordinación de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, al que lo alcanzan las denuncias de la Auditoría Superior de la Federación por desvío de recursos federales.

Intenta el Pato tender una cortina de humo. Invoca un conflicto entre panistas cuando el 30 de abril de 2013 no resultó electo candidato a diputado local Miguel Ángel Yunes.

Liga su “argumentación” a un video donde Yunes Linares tiene un enfrentamiento verbal con militantes.

Nada tiene que ver el sofisma del vocero con el bombazo en las oficinas de Mancha Alarcón. Aún así, dice el Pato Silva que “no es la primera vez que lo hace (Yunes Linares). Lo mismo hizo en el Comité Municipal de Boca del Río donde se peleó a golpes con una persona de la tercera edad”.

Si esa es la defensa de Javier Duarte, mejor que contrate a un abogado de carne y hueso.

Abril 17. Juan Bueno Torio, candidato independiente al gobierno de Veracruz, arriba a la colonia Antorcha Campesina. Intenta realizar labor proselitista, caminar por sus calles, exponer su oferta política.

Le salen al paso dirigentes y militantes de la agrupación antorchista, rodeándolo, conminándolo a retirarse. Les expresa que las calles no son suyas, que impiden el libre tránsito, la libre manifestación de ideas.

Así va el estire y afloje. Paso que da, paso que lo interceptan. Camina y lo bloquean. Finalmente da marcha atrás y aún así es hostigado, sobre el candidato independiente las voces altivas del antorchismo, uno de los grupos violentos de que echa mano Javier Duarte, de cuya mano Minerva Salcedo llegó al Congreso de Veracruz.

Minerva Salcedo no tiene mérito alguno. Es diputada porque su esposo, Samuel Aguirre, es el líder de Antorcha Campesina, organización que invade predios según le indique Javier Duarte, violadores de la ley.

Bueno Torio vivía momentos tensos en Córdoba, su propia tierra. No lo dejaban dar un paso más. Y le advertían:

“Usted dijo que hasta aquí y se retiraba, ¿ya ve como no tiene palabra? Porque dijo hasta aquí y me retiro y no me ande pegando porque me está empujando. Ya retírese porque aquí estamos en la Antorcha y no queremos gente de ningún candidato más que el PRI, y ya se está tardando joven, lo que usted quiere es provocarnos”.

Juan Bueno expresó: “Hoy me han quitado el derecho al libre tránsito algunos dirigentes del movimiento antorchista en Córdoba”.

Mixtla de Altamirano no solo es pobre, también es violento. Ahí gobierna el PAN. Ahí la presidenta municipal, María Angélica Méndez Margarito, azuzó al panismo, se produjo un enfrentamiento con militantes del Partido Verde y al candidato al diputado, Tomás López Landero, le quemaron un vehículo.

Eran las 11 de la mañana, este martes 31, cuando ocurrió la agresión. 50 trabajadores municipales enfrentaron a los seguidores de Tomás López Landero. Hubo trifulca y el vehículo fue consumido por las llamas.

En respuesta, el secretario del ayuntamiento, Rigoberto Cocotle, fue retenido por los pevemistas enardecidos.

En los distritos la guerra se libra en las redes sociales, con agresiones verbales, difamación y agravio. Abunda el insulto, la descalificación, el ataque a la vida privada, la imputación de todo y fraude.

Lejos de Xalapa, Héctor Yunes tiene un huésped de su mismo corte: Don Beltrone. Lo acompaña Manlio Fabio en Coatzacoalcos, Las Choapas, Agua Dulce, Moloacán y Nanchital, donde el PRI está en crisis, sin intención de voto, apostándole al fraude, diseñada por ellos la estrategia de lodo contra sus adversarios.

Héctor Yunes tendrá otro invitado de lujo, al concluir su campaña en Soledad de Doblado, su tierra natal: Emilio Gamboa Patrón, líder de los senadores del PRI, dueño a medias del partido tricolor. A él seguro le reclamará que aparezca entre la banda señalada de pederastia, ligado a Succar Kuri, a Kamel Nacif, al ex gobernador de Puebla, Mario Marín.

A su primo Miguel Ángel le llamó “enfermo sexual”, “violador” y “abusivo” por las acusaciones de pederastia que Yunes Linares refutó con documentos de la Procuraduría de Justicia de Quintana Roo.

Más grave es lo que se le imputa a Gamboa Patrón. Son más ligas con Jean Succar Kuri, el empresario que purga una condena de casi 120 años por pederastia. Son ligas con la “red de pederastas” a las que se refiere la periodista Lydia Cacho en su libro “Los Demonios del Edén”, cuya principal figura, Edith Escalada, terminó retractándose, queriendo lucrar, demandando a la autora el pago de un porcentaje de las ventas del libro.

A su lado estará Gamboa Patrón. Seguro ahí le llamará Héctor Yunes “enfermo sexual”, “violador” y “abusivo”.

Cierra esa jornada Jesús Yunes García, sobrino de Miguel Ángel Yunes Linares, a quien le atribuye una amenaza. Justo la presenta al final de la campaña. Es parte de la guerra de lodo.

“En una ocasión en una fiesta familiar, él me amenazó. Me dijo que me mantuviera yo callado o tranquilo, si no me iba a romper la madre, por eso vine a poner la denuncia”.

Acusa que ha recibido llamadas amenazantes. Dice que no teme a Yunes Linares pero mejor interpone la denuncia ante la Fiscalía General de Veracruz.

Hay un dato relevante. Asegura Jesús Yunes García ser comerciante. Sí y algo más que no dice: “aviador”. Aparece en la nómina del Instituto de la Policía Auxiliar y Protección Patrimonial (IPAX) por instrucciones del comisionado Fernando González Ortiz, dado de alta el 4 de febrero de 2016, luego de haber organizado la comida que la familia Yunes le ofreció a Héctor, el candidato del PRI.

Jesús Yunes García, según tarjeta IPAX/GA/SRH/073/16, fue adscrito a la Gerencia de Operaciones, aunque entre el personal de la corporación existe la certeza que sólo cobra, no trabaja. Reveló el caso INFORME ROJO, el 14 de marzo pasado.

Una ficha el sobrino voraz de los candidatos al gobierno de Veracruz.

Así concluyen las campañas, entre el lodo, la agresión, la denuncia del sobrino “aviador” y las bombas molotov.

Archivo muerto

Tarde se mete Marcelo Montiel a la contienda. Tarde y desde un sillón. Habla a la cámara de video, pronunciando un llamado sin fuerza, expresando que es Héctor Yunes la solución para Veracruz, por honesto, por experimentado, por capaz. Dos años, dice, serán suficientes para transformar a Veracruz. Y como requiere diputados leales, ahí está Víctor Rodríguez Gallegos, su pupilo, su operador, candidato por el distrito Coatzacoalcos Urbano. Sabíase que Marcelo Montiel no movía un dedo por Héctor Yunes, caída la promoción del voto, sin lonas ni mantas en colonias clave. Sabíase que en el último momento se haría presente, llamaría al voto por Héctor Yunes, simularía que su causa es la del PRI. No es así. Coatzacoalcos tiene un escenario de derrota. Coatzacoalcos no es para el PRI, ni en la diputación local ni para la microgubernatura de Veracruz. Es el escenario que negoció Marcelo Montiel. Y el iluso de Héctor Yunes que cree en las palabras del minicacique… A toro pasado deja el PAN Domingo Bahena Corbalá, tildando de “candidatura perversa” la de Miguel Ángel Yunes Linares. Él sí cree en la avalancha de lodo vertida por Javier Duarte, Fidel Herrera, Don Beltrone y Héctor Yunes. Bahena asegura que Miyuli no se defendió ni desvirtuó las imputaciones. Sí lo hizo pero tardíamente, cuando la pérdida de intención de voto comenzara a reflejarse. Le recuerda el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, que él, Bahena, fue de los que votaron por la candidatura de Yunes azul. Se va Bahena del partido que le sirvió para ser alcalde de Jáltipan, cargo que heredó a un familiar, su hermana buscando ser diputada, él mismo convertido en legislador local, secretario del Congreso, secretario general del PAN estatal, hasta que los panistas le dijeron que lo insaciable es gula, y que la gula es pecado capital. De vendido no lo bajan en las redes sociales, y avizoran que pronto será peón de lujo del PRI, como José Ratón Gutiérrez de Velasco, como Rafael García Bringas… A Martha Herrera no la quieren ni los marcelistas. Bloqueada por el equipo de Alfonso Morales Bustamante, la jefa de prensa de Víctor Rodríguez Gallegos no hallaba cómo subir al estrado en el evento de cierre de campaña. Ni ella ni la prensa. Sólo los consentidos, preferidos del candidato a diputado por el distrito Coatzacoalcos Urbano. Argüía ser quien lleva el enlace con los medios de comunicación y ni así pudo convencer a la férrea dama que le impedía el paso. “Soy Martha Herrera”, dijo. ¿Y?… A 5 millones 575 mil 526 electores asciende la lista nominal en Veracruz. Si votara el 60 por ciento, habría en las urnas más de 3 millones 300 mil sufragios. Si se cumple el vaticinio del 31 por ciento para los candidatos punteros —Yunes Linares, Yunes Landa y Cuitláhuac García— cada uno se estaría llevando un millón de votos; el resto se repartiría entre el resto de los candidatos, Juan Bueno con su 4 por ciento y los demás con el 2, el 1 y el medio por ciento, que ya habla de pérdida de registro para los partidos políticos que los postularon… Denuestos, ataques, el léxico de los infames, plagado de insultos, a María Elena Oloarte Ambrosio por haber dejado a Morena. Y por haber revelado que la imposición de candidatos es igual o peor que en el PRI, en el PAN, en el PRD o en cualquier partido político. Pueden discrepar los pejezombies pero optan por la descalificación artera y el agravio. María Elena Oloarte ejerció su derecho a disentir, a revelar que la democracia pejista es un mito, que los caprichos de Andrés Manuel López Obrador, aquí y en Colima y en gran cantidad de entidades han provocado descalabros electorales. Le imputan que ya avanzado el proceso electoral, sólo había conformado el 10 por ciento de la estructura electoral en el distrito de Minatitlán. Ella refuta. Asegura que integró el 80 por ciento del equipo que defenderá la elección en las urnas. Pero aunque María Elena Oloarte hubiera fallado, los pejezombies se le van encima y la destazan, intolerantes sin razonar. Punto clave de su alegato: los vicios de otros partidos los repite Morena. Cita los principios de Morena: no mentir, no robar y no traicionar “y al traicionarme están traicionando sus propios principios”. Visceral, la respuesta es de antología. Es el espectáculo de siempre, por lo que un sector de la sociedad que entiende y coincide con AMLO, no se acerca a Morena por el desenfreno verbal, el insulto, el ataque y el agravio con que sus militantes gustan expresarse…

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