¿En dónde comienza y termina el poder?

  • Jorge A. González

El diario de circulación nacional El Financiero -especialista en números- publicó este lunes una encuesta que realizó sobre los candidatos al gobierno del Estado de Veracruz.

Esos números dicen que es Miguel Ángel Yunes Linares quien lleva la delantera como parte de la “Coalición Unidos para Rescatar Veracruz PAN-PRD”.

La muestra es clara al decir que el panista lleva 43 por ciento de la intención del voto sobre su más cercano competidor que es precisamente su primo.

A Héctor Yunes Landa no le favorecen los números, posee el 35 por ciento de la intención del voto, aún con el respaldo  de su partido el PRI y la coalición del PVEM, PANAL y AVE.

Se trata de una encuesta que se realizó del 30 de mayo al 4 de abril, un día después de iniciar las elecciones para gobernador.

Según detalles del método es de mil 20 electores con credencial de elector y un margen de error de +/-3.1 por ciento.

Refiere que se llevó acabo en 85 puntos de la entidad veracruzana a partir del listado de secciones electorales del Instituto Nacional Electoral (INE), previamente estratificado entre sector poblacional urbano y rural.

No está de más decir que las encuestas no son absolutas, ni contienen toda la verdad; son como recoger una cubeta de agua en el cauce de un río, sólo nos quedamos con esa muestra de un todo. 

Y si nos concentramos en esa muestra nos dice que sí, que el panorama para el partido oficial y sus aliados no está nada fácil. Que el hartazgo al gobierno del PRI y de Duarte es manifiesto y contundente: un 72% de la población reprueba a la actual administración según el trabajo de El Financiero.

Una encuesta no te da la victoria, la encuesta es apenas una herramienta que permite un diagnóstico de una posible realdad, que se tiene casi a la mitad de la contienda electoral.

Solamente hay una cosa que garantiza la victoria, el voto de la ciudadanía.

 Y aquí es preciso acudir el viejo dicho cuando se habla de encuestadoras: “del dicho al hecho hay mucho trecho”

No perdamos de vista que la naturaleza del ser humano es muy compleja y a veces muy difícil de comprender, tanto en su decir  como en su actuar. Hoy podemos decir una cosa mañana quizá otra.

No dudamos ni un segundo que el ánimo de la población veracruzana es de repudio, hartazgo, decepción, frustración e impotencia.

Pero de nada sirve manifestar nuestra opinión de viva voz, si el día la votación nos quedamos en casa y no acudimos a ejercer nuestro voto.

Si ese malestar generalizado se canaliza por la vía adecuada que es el sufragio, las cosas podrán cambiar para Veracruz. No sé si para bien o para peor, pero habrá un cambio.

Con una actitud de responsabilidad social y ciudadana se puede hacer mucho, comenzado por romper la apatía y el desinterés por la política.

Sí la política es sucia, habrá que limpiarla, pero nadie va a venir a limpiarla por nosotros. No soy partidario de las comparaciones pero en otros países, la gente sale a la calle a pedir las renuncias de sus malos funcionarios.

¿Qué nos hace falta a nosotros los mexicanos? Un pueblo que peleó su Independencia, que libró una revolución y gestó sus propias leyes.

Lo que hacemos muchas veces es “mentar madres” y quejarnos a diario con todo el que se nos ponga en frente, pero eso no abona en nada.

Creo que el contexto no sólo de Veracruz sino de todo el país se encuentra en una grave descomposición política que requiere hoy más que nunca, la fuerza de la decisión de ciudadano.

Los veracruzanos debemos estar conscientes en dónde estamos parados y tomar decisiones serías en estas elecciones.

Recordemos que el poder de la clase política comienza y termina ahí, en un sólo sitio: cuando nos metemos a la casilla y tachamos nuestra opción. Así de sencillo.

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