Feminicidio en América Latina

  • Mujeres Que Saben Latín

Por Estela Casados González

Hubo una interesante discusión sobre los feminicidios en América Latina en el II Congreso de Estudios Poscoloniales y las III Jornadas de Feminismo Poscolonial que se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, del 9 al 11 de diciembre de este año.

Llegué al punto de encuentro con gran expectación. Lo dicho por las expositoras no deja duda alguna sobre la gravedad del asunto: el feminicidio constituye una triste situación compartida por las mujeres latinoamericanas. A pesar de la legislación vigente, crece nuestra vulnerabilidad ante la violencia feminicida.

Las historias siempre son las mismas. A pesar de que también hay otros personajes provenientes del crimen organizado o de los cuerpos policiales, la pareja o expareja con frecuencia es el sujeto agresor que perpetra el crimen, quien violenta hasta sus últimas consecuencias a la mujer a quien un día dijo amar.

Muchos medios informativos en América Latina las victimizan doblemente al exhibir los cuerpos inertes que muestran los estragos provocados por los factores ambientales y los días que pasaron después de que a ellas les fuera arrebatada la vida. Los encabezados de las notas exacerban e incluso legitiman socialmente la violencia contra mujeres y niñas, al repetir hasta el cansancio las frases bajo las cuales se escudan los feminicidas: “si no eres mía no serás de nadie”.

 Al respecto, las cifras oficiales dadas a conocer en cada uno de los países latinoamericanos, caen a cuenta gotas o, de plano, no se dan a conocer. Pese a ello, organismos internacionales y colectivos feministas de la sociedad civil que se encuentran en diversos puntos de América Latina llevan registros de las mujeres que son asesinadas en cada año.

El Salvador, por ejemplo, es el país con más feminicidios en el mundo. Según el Reporte Global sobre feminicidio emitido por la ONU en 2011, en ese país hay doce mujeres asesinadas por cada cien mil habitantes.

En promedio, cada dos horas hay un feminicidio en Brasil, de acuerdo al “Mapa de la violencia”, elaborado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en colaboración con el Instituto Sangari.

Según datos aportados por el Observatorio de Feminicidios de Argentina, en este país hay un feminicidio cada 30 horas.

Las cifras no son alentadoras en absoluto. Tampoco lo son para el estado de Veracruz en donde, durante 2014, siete mujeres fueron víctimas de feminicidio cada mes, según datos del Centro de Estudios de Género de la Universidad Veracruzana.

Una de las conclusiones a las que llegamos quienes acudimos al evento realizado en la Biblioteca Nacional de la República Argentina, fue que los gobiernos de cada uno de nuestros países emiten un mensaje de tolerancia a la violencia feminicida. El castigo a los asesinos no se concreta, no es una realidad.

Por otro lado, los gobiernos latinoamericanos esconden la gravedad del asunto, como si se tratara de algo menor, de algo coyuntural que desaparecerá en cualquier momento.

Registrar, difundir, luchar porque la información sea conocida y porque los feminicidios no queden impunes y en el olvido, constituye una tarea que no abandonaremos. Una tarea que nos ha unido a mujeres de América Latina, en espera de que a nuestras amigas, hijas, hermanas, a las que aún no han nacido y están por venir, vivan una realidad latinoamericana más justa para las mujeres.

Espero verlo algún día.