Sucesión, ¿contra instituciones y derechos?

  • Rafael Arias Hernández

Menos de 207 días. Debilitamiento, embate y quiebra institucional. Más fosas, desaparecidos, pobres, desempleados, hambrientos, desatendidos e inconformes. Administración en quiebra, cuestionada y más y más endeudada. Del fantasioso “plan de ajuste” al simple desbarajuste. Hampa electoral en acción.

En crisis, seriamente afectadas y debilitadas muchas dependencias e instituciones del gobierno del estado, así como poderes y organismos autónomos como la UV; y, ni se diga de innumerables Ayuntamientos que no encuentran la salida.

Mal atender es debilitar; desatender es peor

Fácil disponer de lo que no es propio.

En todo tiempo: pasado, presente y futuro. Hacer y deshacer, disponer y aplicar discrecional o desordenadamente recursos y patrimonio público, e incluso atribuciones oficiales, ha resultado en una problemática mayor y más compleja; y en un aumento de limitaciones y sacrificios para la mayoría de la población.

Lección repetida pero no aprendida. Política de instituciones, no instituciones de los políticos. No al voluntarismo y la discrecionalidad, a ocurrencias y caprichos.

Ejemplos sobran. Sobresale el de conocimiento y padecimiento de siempre. De la mala o peor administración, se pasa al desastre o quiebra financiera, para hundirse en  injustificado endeudamiento público, o en ventajosa privatización o concesión,  para beneficio de unos cuantos.

Conocida y soportada costumbre. Usar y abusar del presupuesto oficial para, al final, endeudar o privatizar, desestabilizar o debilitar, quebrar o paralizar parcial o totalmente dependencias e instituciones.

Salvo excepciones, respecto a percepción y comprobación públicas del desempeño actual, de los diversos ámbitos de gobierno, es imposible negar lo inocultable. Absurdo y contraproducente, ignorar o minimizar lo que crece, se repite y padece.

Urge fortalecer el Estado de Derecho; y vitalizar en la práctica,  capacidad y alcance de las instituciones. 

Asalto, despojo y saqueo

Más cómodo,  ha resultado disponer de lo que es de los más débiles, vulnerables o en desventaja.

Y ni que decir, de lo redituable que es, apropiarse de lo que corresponde a los que todavía no nacen, de las generaciones futuras cuyas oportunidades y legados se desaparecen antes de que hayan nacido; y también,  disponer y desvanecer  lo que es de aquellos que, durante toda su vida de trabajo,  juntaron o ahorraron, para tener una vejez digna.

A unos y a otros se les despoja, se les substraen valiosos recursos imprescindibles para atender sus necesidades.

Que se hace cuando se lleva a cabo el asalto de todos los tiempos.

Cuando se asalta al pasado, se dispone de lo acumulado de lo ahorrado a base de esfuerzos y sacrificios, porque  todo o parte, se dispone de los fondos de las pensiones  que, por cierto, no es recurso del gobierno, es de los trabajadores;  cuando se asalta al presente, porque además de endeudar se desaparecen participaciones, contribuciones y aportaciones, así como patrimonio y activos públicos; y cuando se asalta al futuro, porque se comprometen sus recursos, se limitan sus disposiciones, se remata o entrega su patrimonio y se  condena a próximas generaciones a más limitaciones y sacrificios.

Inaceptable permanecer en la pasividad e indiferencia, en la negación y evasión de lo que sucede y se agrava. Inadmisible aceptar el discurso oficial del no pasa nada, todo va bien y viene lo mejor.

Construir y fortalecer instituciones

Oportuno señalar e insistir en el tema. Sobre todo, en elecciones cuando se privilegia la atención en  las personas, convertidas en candidatos improvisados o experimentados;  y en militantes o simpatizantes o abstencionistas, pero todos votantes potenciales, pasivos o participantes.

Olvidándose o minimizándose la importancia de ley y orden, institución y función pública. Vieja cultura tribal que destaca y exagera, conveniencia  y  ventaja, del papel y función del líder, de  la personalidad del que quiere representar y mandar.

Horda, tribu o grupo; partido, equipo o gabinete: banda, pandilla o caterva que, con frecuencia se apropia del  patrimonio público  y de  recursos gubernamentales, así como de atribuciones de las instituciones oficiales, para su provecho y beneficio personal, familiar o de grupo.

Interesantes y oportunas  reflexiones de Moisés Naím,  quien recientemente, señala como se persiste en lo mismo, en malas ideas y personalidades,  por la necesidad de la sociedad y del individuo mismo, de creer en un líder.

“Las razones para la persistencia de las malas ideas son muchas, pero quizás la más importante es la necesidad que tiene una sociedad de creer en un líder cuando hay tantos cambios, ansiedad e incertidumbre. Y la disposición de los demagogos a prometer cualquier cosa con tal de obtener y retener el poder...En la terrible frase del ensayista H. L. Mencken: “El demagogo es quien predica doctrinas que sabe que son falsas a personas que sabe que son idiotas”. (ElPais.060216)

En Veracruz y en México, la experiencia se repite. Banda que manda y debilita, destruye y sustituye el régimen de legalidad y eficacia institucional, para convertirlo en gobierno personal de antojo y despojo de libertades y derechos ciudadanos y sociales.

Imprescindible tener presente que la clave está en construir, fortalecer y apoyar el desarrollo y funcionamiento de  instituciones sólidas y apropiadas que atiendan, oportuna y eficazmente a la población. Y, al mismo tiempo,  que impidan y combatan a la ineficiencia y delincuencia gubernamental.

Para ello se necesita de voluntad política al servicio de la sociedad; de honestidad, transparencia y rendición de cuentas de todo servidor público; de congruencia y efectividad entre teoría y práctica gubernamental, al cumplir y hacer cumplir la ley sin excusa ni pretexto; y de la participación ciudadana permanente, que dé seguimiento y control, evaluación y retroalimentación a toda actividad de los gobiernos.

Por ahora hay que insistir en no caer por completo en la enajenación electoral. Hay que participar y darle a la elección  su lugar e importancia, pero también a la institución y a la situación actual, sin olvidar que presente olvidado es futuro cancelado.

Sin instituciones fuertes y eficientes, no hay soluciones verdaderas y duraderas. Lo peor, que se vive y padece, es porque  se da paso, oportunidad y aliento a ineficiencia y delincuencia gubernamental.

*AcademicoIIESESUV

@RafaelAriasH

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Rafael Arias Hernández

Actualmente es Investigador del IIESES y maestro de la Facultad de Economía de la UV.

Cuenta con  Licenciatura en Economía, por la Universidad Veracruzana. Obtuvo mención honorífica Cum Laude.  Maestría en Economía con especialización en Desarrollo Regional y sub especialización en Historia del Pensamiento Económico. Salt Lake City, Utah. USA. Diplomado por la U.V. en “Habilidades del Pensamiento”.  Alta Dirección AD2 Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas. (IPADE). Becario en los programas Lincon-Juárez y LASPAU.  Asesor académico y maestro de Enseñanza Media, Esc. De Bachilleres Noc. “Art. 3º Constitucional”, Xalapa, Ver. Maestro en la Facultad de Economía, y de la Maestría en Desarrollo Regional. Historia Económica, Desarrollo Económico, Desarrollo Regional, Taller de Investigación, Metodología, Habilidades del Pensamiento y otras cátedras. Maestro en “Técnicas de Debate” de la maestría en Acción Política y Administración Pública, de la Universidad Anáhuac. Xalapa, Ver.

Director General Técnico y Secretario General de la Universidad Veracruzana.

En el Gobierno Federal, fue Delegado Estatal de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial en Veracruz, y Director de Desarrollo Regional en SPP. En el Gobierno del Estado de Veracruz ha sido Asesor Económico, Jefe de Prensa y Comunicación Social, Director General del Instituto Veracruzano de Cultura, Director General de Industria, Comercio y Estadística, Coordinador de Participación Ciudadana, Coordinador Ejecutivo del Comité de Planeación para el Desarrollo (COPLADEVER). SEFIPLAN, (2010)

Miembro de diversas Asociaciones Civiles y ciudadanas, como el Colegio de Urbanistas y Planificadores, el Colegio de Economistas; la Fundación Cambio XXI A. C.; y de la Fundación Colosio A.C. Colaborador de diversas revistas y publicaciones académicas. Articulista de diversos periódicos, y de otros medios de comunicaciones nacionales, estatales y municipales.