De patitas en Barcelona…por fin, la intervención federal ¿Y…?

  • José Luis Ortega Vidal

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Producto de la pacificación tras la Revolución de 1910 y en particular de la paz vuelta instituciones y específicamente de la postrevolución que optó por el corporativismo y concretamente en la falta de vocación democrática de un pueblo mestizo descendiente de caciques lo mismo que de imperialistas y más aún de una multiculturalidad que se ocupa primero de la generación de riqueza y deja para el final su repartición justa y eficiente y se convierte en dictadura perfecta y en “disciplina partidista” y en imposición fraguada por el olvido de leyes que se han hecho y se reforman sólo para ser pisoteadas una y otra y todas las veces que el “sistema” lo requiera: así nació, creció y se desarrolló y vive y se impone el Partido Revolucionario Institucional.

Sin pensamos en el PRI como un partido político es fácil entenderlo: gobernó 70 años en México y recuperó el poder en el 2012 vía la figura de Enrique Peña Nieto, actual presidente de México y hoy se prepara para ganar los comicios del 2018 y permanecer en el poder otros 70 ó 140 ó 210 años…

Ahora bien, si pensamos en el priismo como cultura política mexicana, el tema se complica, se enreda, nos remite a la clase política en el poder federal y estatal y municipal sí, pero también a la llamada oposición partidista: de izquierda y de derecha y a la sociedad civil creciente en términos demográficos y cada vez más concientizada y con avances respecto a la misma sociedad civil del siglo XIX -¿existió la sociedad civil mexicana en el siglo XIX?- y a la sociedad sacrificada en la guerra civil que abrió el sangrado siglo XX, pero sociedad civil hoy –en pleno siglo XXI- con más de la mitad de sus integrantes pobres, con altos porcentajes de analfabetismo, con una pirámide increíblemente injusta de mezquina distribución de riqueza y de falta de acceso a salud, educación, oportunidades de desarrollo y ante este panorama, entonces, queda claro –al menos- que el priismo somos todos y que los mexicanos del PAN, del PRD; de MORENA y de los partidos que se inventaron ayer y se inventarán mañana, todititos tenemos un priista –en tanto cultura, no militancia- dentro...

¿Y entonces cómo entender a México ante este panorama?

¿Dos Méxicos?

¿El del norte con desarrollo industrial y el del sur con materia prima y hambre y muertes como sinónimo de cotidianeidad?

¿Eso es todo?

¿Así se simple?

¿Y Sinaloa y su vocación para el Narcotráfico impulsada por el propio Estado?

¿Y Chihuahua y sus muertas de Juárez en medio de una compulsiva industrialización que estrictamente sólo consiste en dar mano de obra barata a las marcas allende la frontera de Ciudad Juárez?

¿Y el bajío que se desarrolla económicamente con productos sin el sello de una industria nacional?

¿Y Oaxaca de tantos colores culturales como visiones del mundo dialécticamente opuestas a la visión económica y política que se intenta imponer desde un centro con el que sólo les une la corrupción inagotable?

¿Y el Veracruz de los 44 mil 750 millones de pesos de deuda, contraída sólo en los últimos once años pero imposibles de pagar en las próximas –por lo menos- 3 o 4 décadas?

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Nos pasa a los mexicanos que, informados de lo que ocurre al interior del PRI, pensamos que ese tema nos resulta ajeno.

Olvidamos que si bien lo que pasa en el PRI es, de entrada, un asunto de quienes militan ahí, al final de la jornada el tema nos incumbe a todos porque dicho partido vive de las participaciones federales que le da el Instituto Nacional Electoral y el INE vive de lo que le suministra la Secretaría de Hacienda y a la SHCP la mantenemos entre todos con nuestro trabajo y nuestros impuestos…

De modo que los excesos del PRI, más allá de nuestra cultura priista tan contradictoria y tan falta de democracia y tan corrupta y tan de todos, nos pegan, nos cuestan, nos duelen.

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Bajo esta lógica es importante lo que ocurre en torno a la sucesión gubernamental de Veracruz que habrá de aterrizarse en los comicios del 2016.

Hemos dicho aquí, en CLAROSCUROS; que dadas las condiciones de la pugna preelectoral que se vive en el PRI y en el gobierno de Veracruz, urge la intervención del poder federal porque el nivel de lucha política en la entidad ha rebasado la cordura, el respeto al sentido común y ya no digamos a las leyes –violadas siempre, ya dijimos, lo cual no implica que una violación más se justifique- amén de abonar al clima de incertidumbre, de zozobra, de temor y desconfianza que priva en el territorio veracruzano desde el Pánuco hasta el Tonalá.

¿Qué pasará de cara al proceso electoral del 2016?

No lo sé: aspiro a ser periodista, no adivino y a quienes se asumen en ese papel no les creo y los observo como herramientas manejadas por y desde el poder ya referido.

Interpreto, eso sí, que la partida de Fidel Herrera a Europa en calidad de Cónsul en Barcelona, constituye la intervención del gobierno federal en este proceso.

Observo, también, en el arribo próximo de Alberto Silva –un político de bajo nivel, lo he dicho antes y el crecimiento de una deuda de 400 a más de 1 mil 400 millones de pesos en la Coordinación de Comunicación Social mientras estuvo a su cargo en el gobierno estatal avala mi dicho- una concesión al grupo de la fidelidad que tiene en Javier Duarte a su cabeza de playa visible y lucha con garras, dientes y toda clase de armas mediáticas, maquiavélicas, a la Fouché, para conservar el poder que se escurre entre sus dedos.

¿Ganarán los fidelistas por otros dos años la gubernatura de Veracruz vía: Silva en el PRI y Erick Lagos en la candidatura, a fin de ir con Silva por la de seis años en el 2018  y luego con Carvallo en el 2024 y luego con el hijo de Fidel en el 30 y así ad infinitum…?

No lo sé…

Otro escenario posible es que Fidel -puesto de patitas en Barcelona- y Silva colocado como concesión en el PRI estatal, signifiquen finalmente que desde el altiplano se haya decidido meter orden en Veracruz…

Esto, de ser así, implicaría que desde la oficina de Enrique Peña Nieto –el priismo y su vocación irremediable para el dedazo- opten por la candidatura en manos de otro grupo de poder, ya sea yunista o alemanista o un caballo o una yegua negra que nos sorprendan a todos…

Vaya usted a saber…

Todo es posible en este escenario siempre bizarro pero hoy muy caliente, excesivamente caliente de la política veracruzana.

¿Perderá el PRI la gubernatura ponga a quien ponga como candidato?

Hoy, como nunca en la historia de la entidad, este es un escenario posible pero ya trabajan en eso los priistas y dividen a los opositores antes de arreglar sus propias divisiones…

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A los electores, finalmente, nos debe quedar claro que somos nosotros quienes mandamos, según la Ley.

Debemos asumir, como ciudadanos, que ningún político hará por nosotros lo que no hagamos nosotros mismos.

Sigamos observando cómo se desenvuelven los grupos de poder y los partidos y al final decidamos con nuestro voto qué nos conviene más.

A nada le tiene más temor y respeto un político corrupto que a una sociedad consciente, participativa, organizada y votante…

Por definición, los políticos nunca piensan en algo más que no sea su propio interés, individual o de grupo.

Queda a la sociedad la construcción de su propia historia y ésta pasa por esa herramienta tan simple como poderosa: el sufragio efectivo, producto de un pensamiento libre.