Perros agresivos

  • Maricarmen García Elías

Dice César Millán, el famoso encantador de perros; “No hay perros agresivos sino humanos ignorantes”. Nada más cierto que esta frase. Hemos leído noticias en la prensa de animales que muerden a personas y por esta causa se ha satanizado a los animales en situación de calle y a razas como  rottweiler, pitbulls, akitas, doberman, bulterrier, pastor alemán, entre otros.

Detrás de cada ataque siempre hay una razón y un humano culpable, ningún animal ataca porque sí, siempre responden a una agresión o una serie de maltratos y frustración previos que detonan en un episodio desafortunado.  Así por ejemplo, en Río Blanco una perrita en situación de calle mordió a una niña que la molestaba frecuentemente  y de lo cual hay testigos que incluso fueron a manifestarse a la alcaldía cuando el papá de esta niña, en respuesta a la mordida le destrozo el estómago al animalito con un machete. En verdad debemos poner cuidado, empeño y tiempo a la educación que le damos a nuestros hijos para formarlos en valores y educación lo que los hará excelentes personas.

En otros casos, hay perros que han sido maltratados toda su vida y cuando se sueltan desfogan esa frustración con lo primero que ven, sea un niño u otro animal, por ejemplo, los perros que son entrenados para pelear, habría que sancionar fuertemente a los dueños de estos animales cuando derivado de estas actividades sucede una tragedia humana.

La agresividad de los animales puede ser territorial, por miedo, maternal o competitiva, en casos mínimos pro problemas de salud (por ejemplo cuando algo nos duele y no queremos ver a nadie, lo mismo les pasa a ellos), pero nunca dirigida específicamente a los humanos, los perros por naturaleza son el mejor amigo del hombre y lo único que podemos esperar de ellos es lealtad y fidelidad a pesar de lo malo que podamos ser con ellos.

Mucha gente que quiere adoptar perros en los refugios,  dice a menudo, “pero que no sean agresivos”, “que sea bravo para que cuide mi casa”, y pocas son las personas que han logrado entender la majestuosidad de un perro  y que saben que no hay perros agresivos sino humanos ignorantes. Cuando le abrimos la puerta de la casa a un perro “agresivo”, nos damos cuenta que es todo lo contrario, con los debidos cuidados, una buena educación y paciencia es un perro como cualquier otro.

Los animales al igual que los hijos, son el reflejo de nosotros mismos, dime cómo es tu perro y te diré cómo eres tú.  Para que un perro no sea agresivo, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que criar a un perro supone una gran responsabilidad. Antes de adquirir un perro tenemos que considerar las características especiales de cada raza y valorar cual es la que mejor se adapta a nosotros y a nuestro estilo de vida, en el caso de las personas que compran en vez de adoptar.

Empezar a educar a nuestro perro desde cachorro es vital para que éste se desarrolle correctamente y no cause problemas de conducta. Tenemos que tener claro que nuestro perro es un animal y no un ser humano y, por mucho que ponga ojitos de pena, tiene que cumplir unas normas de convivencia para poder vivir en sociedad.

Para prevenir un futuro comportamiento agresivo, además de no inculcarles violencia, amarrarlos o infringirles cualquier otro maltrato, es imprescindible tener en cuenta estos aspectos: Ante todo, es importante que los criadores y los dueños sepan que un destete prematuro del cachorro (por debajo de las siete semanas) puede ser origen de múltiples trastornos de comportamiento. Es también importante que desde el primer momento el cachorro esté en contacto con personas (adultos y niños) y con otros perros durante el período de socialización. Otro aspecto a tener en cuenta tiene relación con utilizar el castigo y la recompensa. Es muy importante que el dueño aprenda a premiar y a regañar de manera correcta la conducta del perro, sin utilizar el castigo físico. Por último, también tenemos que tener presente que cuanto antes detectemos los problemas de agresividad más fácil será tratar  al perro, pero dejarlo crecer a su suerte sabiendo que puede tener problemas de conducta es lo peor.

Y  a aquellas personas que tienen ya este “problema”, deben saber que no hay una cura específica contra la agresividad, pero sí se puede conocer qué la produce y cambiar esos hábitos con algo de tiempo y paciencia, pero nunca ver esto como una virtud de nuestra mascota o como algo de lo cual sacar provecho para lastimar a alguien o ganar dinero, porque estaríamos contribuyendo a una decadencia social y a que muchos animales sigan en un maltrato extremo.

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