Extinción de las especies

  • Maricarmen García Elías

La extinción de especies animales causada por la cacería, la venta clandestina,  la moda, los circos y la depredación e invasión de los hábitats es inminente. En México hay varias especies animales en peligro de extinción.  El jaguar es una de ellas y se está yendo de lo que queda de selva del sureste mexicano.

Ése es el destino que espera a los numerosos animales clasificados como especies en peligro de extinción, situación que viven lamentablemente 11,167 especies de animales y vegetales en el entorno mundial, según señala la Lista Roja de la Unión Mundial para la Naturaleza, UICN. La institución advierte en su último recuento que muchas especies están disminuyendo a niveles de población críticos, y subraya que la pérdida de la diversidad biológica es una de las crisis más apremiantes del mundo.

México es uno de los cinco países que pueden preciarse de una diversidad biológica abundante, lo que significa que la superficie nacional es privilegiada en lo referente a tipos de ecosistemas, así como al número y la variación genética de las especies. En la república mexicana se encuentra 10% de las especies existentes en el planeta, de las cuales alrededor de 50% son especies endémicas, y su existencia se limita a una determinada zona. Lo demuestran las 1,681 especies de mamíferos, las 1,054 especies de aves –más de las que habitan en Estados Unidos y Canadá juntas– y las 704 especies de reptiles, 51% de ellas endémicas, por tanto cabe destacar con excepción de Australia no hay otra región en el mundo que cuente con tantas.

Sin embargo, la preocupación sobre el estado de los recursos aumenta del naranja al rojo. En México muchos animales, además del jaguar, se encuentran en peligro de extinción. No obstante ya están identificadas las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres que se encuentran en las diferentes categorías de peligro de extinción a lo largo y ancho del territorio nacional y a partir de esta información se elaboró una serie de listados para mediante la aplicación de un método evaluar el riesgo en el que se encuentran algunas.

Respecto de las especies endémicas en peligro de extinción, se pueden enumerar ocho de invertebrados, 62 de peces, cinco de anfibios, cinco de reptiles, 38 de aves y 17 de mamíferos, de acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2001.

Lo más lamentable de la extinción es que cuando muere el último individuo de una especie, con su cadáver se sepultan las innumerables adaptaciones que se produjeron a lo largo de millones de años, la historia registra varios ejemplos trágicos, como la desaparición del dodo en la isla Mauricio, cerca de Madagascar, un ave de gran tamaño que fue acosada y aniquilada en unos cuantos años, o la paloma migratoria, de plumaje azul, rojo y blanco, cuyos ejemplares abundaban hasta el siglo XIX.

Se estima que sólo en América del Norte y parte de América Central hubo más de dos mil millones de palomas que surcaban los cielos y poblaban los árboles, pero en la última década de ese siglo y debido a la destrucción sistemática de su hábitat, el bosque, apenas quedaron unas cuantas que fueron cazadas por su carne. La marcada reducción de la especie la volvió tan vulnerable a las enfermedades que cuando se prohibió su caza ya era demasiado tarde; las poblaciones habían mermado tanto que no pudieron recuperarse. En 1900 murieron los últimos ejemplares que vivían en libertad y el 1 de septiembre de 1914, a las 13:00 pm, la última paloma cautiva en el Zoológico de Cincinnati, llamada Martha en honor a la esposa de George Washington. Es el único caso documentado de extinción de una especie de la cual se conoce con detalle la fecha y hora exacta de su desaparición.

El lobo gris americano, es otra especie en vía de extinción, en la actualidad sólo existe en cautiverio. Como parte de un programa para preservarlo creado en 1980 entre Estados Unidos y México, se pueden ubicar 200 descendientes de cuatro individuos fundadores. Estas mismas medidas no se han podido llevar a cabo con otros animales que se han ido para siempre del territorio mexicano y de la tierra como el oso gris, el periquito de Carolina y la rata canguro de San Quintín.

Es preciso plantearse nuevos esquemas de protección a estas especies, por ejemplo, los Santuarios que ya funcionan con éxito en otros países, con la inversión económica necesaria y con grandes resultados en protección a  especies amenazadas, pues es dramática la velocidad que está adquiriendo el ritmo de extinción. Es necesario adoptar políticas públicas conservacionistas.

[email protected]