¿Para cuándo reelección de alcaldes en Veracruz?

  • Ana Beatriz Lira Rocas

Lamenté mucho la noticia aún cuando ya venía muy anunciada, el ejecutivo envía sus deseos de una Gubernatura de dos años al Legislativo. Comprendo bien que les preocupe en manos de quién va a quedar el estado a su salida, así le preocupó y ocupó al anterior Gobernador y dejó su espalda más que protegida, dejó su legado en activo.

Sin embargo, entre sus deseos manifiestos de protección futura y el abandono total de las oportunidades de mejora, -progreso que podría alcanzar a todos los veracruzanos, incluso a ellos- hay una gran distancia. Aquí radica, para quien esto escribe, la respuesta al Senador José Yunes cuando cuestiona los propósitos reales de la propuesta.

El estadista tiene como característica principal una visión de futuro, no cortoplacista, que mantenga en el poder al grupo al que pertenece, por tanto no criticamos el deseo de perpetuidad es, como mínimo, intrínseco al poder. Sin embargo, pareciera soslayarse que esa permanencia depende de varios factores, entre otros, de la aprobación de la ciudadanía, esa que de pronto da la impresión que no importa, no obstante, mientras haya lugar a elecciones que nadie se confíe, es posible que no suceda lo que se espera o, en palabras del mismo congresista, quizá les fallen las cuentas.

Un periodo de dos años, por bueno que sea el líder, no será ni mucho menos suficiente para atender los temas que se han ido y, aparentemente seguirán, acumulando a lo largo del sexenio anterior y el presente. Me refiero sobre todo a seguridad y endeudamiento público y privado. El estado se encuentra poco menos que paralizado por estas dos razones; los constructores quebrados gracias a los adeudos del estado, la obra pública ausente a cuatro años de gestión, los empresarios llevando sus negocios a latitudes más seguras donde el éxito no resulte un pecado que se paga con extorción y secuestro, en fin, las arcas del erario público vacías. Ni hablar que basta salir de nuestra frontera para ver desarrollo, para pisar carreteras seguras y baratas, para vislumbrar el apoyo a los pequeños productores. Solo un ejemplo, el estado de Tlaxcala cuya renovación se ha logrado sin deuda pública.  

Si lo mencionado arriba no fuera suficiente, debemos considerar que, desde la óptica nacional, en el proyecto del gobierno federal, Veracruz tiene un papel trascendental. Tres rubros están claramente destinados a ser impulsados: las comunicaciones, específicamente puertos; la petroquímica y la logística, -esta última debido a la ampliación del puerto y a las obras previstas por PEMEX y sus socios-.

No es tarea fácil, será fundamental la contratación de empresas veracruzanas para que la derrama se quede en la entidad que bastante empobrecida está. Para ello los empresarios deberán confiar nuevamente en el aparato gubernamental, es decir, confiar en el líder o lideresa. Será necesaria una figura limpia, lejana a los escándalos y los excesos, a las gestiones improvisadas y carentes de conocimiento, gente decente como la que nuestro país tuvo en otro tiempos. Perdemos la memoria y creemos que no es posible un político honesto. Existió Ruiz Cortines, veracruzano, por cierto, presidente que gustó del dominó y las tertulias, lo hizo antes, durante y después de ser el Jefe de Estado. Por mencionar uno solo.

También olvidamos nuestras obligaciones ciudadanas, entre las que está la exigencia permanente de resultados. Empero aquí es donde ubicamos la raíz de la problemática, no existen los mecanismos suficientes para el ejercicio de esta función, no está garantizada la segura de quien se pronuncia, hoy más que nunca tenemos esa certeza.

Por lo tanto, es urgente, es primordial el regreso a los periodos de tres años en las presidencias municipales, de no ser así no podremos reelegir o no, a nuestros alcaldes, premiar o castigar. La reforma político electoral establece que es factible la reelección, por una sola ocasión, para presidentes municipales en el caso de las entidades donde los periodos sean de tres años, de tal manera que sumen máximo seis. En Veracruz esto no es posible porque nuestros periodos son de cuatro años y ningún actor político, hasta ahora, está poniendo el tema en la palestra. Lamentable.

La vida del ciudadano sucede en el municipio, el estado y la federación son abstracciones. Es el gobierno municipal el único asequible al ciudadano, el único al cual expresar nuestras necesidades y proyectos, con el cual sumarnos a trabajar, a construir, pero también es el eslabón más débil. Las consecuencias de ello hoy tiene nombre propio, Ayotzinapa.

Las transformaciones necesarias para que nuestro estado y nuestro país superen la mayor crisis política, de credibilidad y confianza, deberán concretarse en el municipio. El fortalecimiento de esta institución es impostergable y la posibilidad de premiar o castigar, por la vía de la reelección es un instrumento muy valioso del que los veracruzanos no podremos gozar si el Congreso no genera la reforma correspondiente. Está es la discusión cardinal.

Lo más urgente y necesario, no es ni mucho menos acoplarnos a las fechas de elecciones federales en la elección de gobernador. La misma reforma política establece que se deberá ajustar al menos uno de los comicios, en ningún momento determina cuál de ellos, así que la decisión, la responsabilidad está en el Congreso Local, confío, -quiero confiar-, en que los congresistas sean capaces de observar la trascendencia de obedecer los instintos de protección del ejecutivo o cumplir con la función histórica que les corresponde.

 * Investigadora de la Universidad Veracruzana