Ingresos reales vs salarios artificiales
- Héctor Yunes Landa
Durante la semana pasada se escucharon diversas voces a favor de aumentar el salario mínimo en México. La ciudadanía es algo que expresa diariamente. Lo escuchamos en la calle, en nuestros centros de trabajo y en nuestros hogares. Y es cierto porque el salario mínimo actual es insuficiente para satisfacer las necesidades de una familia.
Es importante mejorar las condiciones de vida de los trabajadores mexicanos y reducir los lastimosos niveles de desigualdad y pobreza existentes en diversas latitudes de nuestro país.
Sin embargo, para superar la pobreza y mejorar los niveles de bienestar es imperativo la puesta en marcha de políticas de desarrollo responsables e integrales.
Nuestro país requiere crecer, que haya más inversiones, más empleos y que éstos sean bien remunerados. La visión transformadora del Presidente Peña Nieto ha redireccionado la ruta para lograrlo. No por decreto. No de una manera artificial.
Las reformas impulsadas por el Titular del Ejecutivo Federal tienden precisamente a quitar los obstáculos que generan empleos, que impiden la competencia y dañan la productividad.
Estoy a favor de mejorar el poder adquisitivo de la población, pero también de mayores fuentes de trabajo, de una mayor capacitación y productividad laboral respaldada por una educación de calidad vinculada a las necesidades productivas del país.
No creo en los salarios artificiales. Pero si estoy a favor de mejores ingresos reales. Por eso estuve a favor de las reformas transformadoras recién aprobadas por el Honorable Congreso de la Unión.
Estoy convencido que éstas permitirán democratizar la productividad, que es la clave para mejorar la situación económica nacional y, con ella, de la gran mayoria de mexicanos.