Córdoba, Ver.- La vida de Rosa Isela Cano Carrillo, de 53 años, dio un giro inesperado cuando asumió el reto de convertirse en una mamá taxista que presta su servicio trasladando a personas en la ciudad de Córdoba, en Veracruz.

Hace cuatro años, Rosa Isela se animó a tomar el volante para sostener los gastos de sus cuatro hijos: Jorge, de 28 años; Jair, de 23; y Daniela y Ángel, menores de edad. Lo hizo a pesar de contar con el apoyo de su padre Gustavo Cano, relata en vísperas del Día de las Madres. 

“Los cuatro son mi motivo para seguir aquí. Los grandes pues yo sé que ya son independientes. Por los dos chicos son por los que me parto, pero no me dejo vencer. Entre mi trabajo, entre la escuela, créeme que no me queda tiempo pensar cosas que no se deben. Toldo mi tiempo está entregado al trabajo y a ellos”, dice.

Conducir un auto de alquiler tiene bondades para Isela: con el permiso de su jefe asiste a festivales escolares y a otros compromisos con sus hijos menores, quienes se emocionan por saber que su mamá puede darse espacio para llegar a casa y disfrutar con ellos alguna película.

Mamá de tiempo completo

La madre de familia comienza su día a las 6:00 de la mañana. Atiende un servicio de una joven estudiante, regresa a casa para preparar el desayuno de sus hijos y luego los lleva a la escuela. Salen a las 2:00 de la tarde. Isela regresa para preparar los alimentos, darles de comer y esperar a que hagan su tarea, tiempo en el que suspende su labor. 

Antes, su agenda implicaba la convivencia con su padre, con quien tuvo un fuerte vínculo. Cuando Gustavo falleció, redobló esfuerzos dando un cambio inesperado. Para Isela solo fue posible resistir gracias al respaldo de su pareja, quien también trabaja como taxista. Ahora, Carmen ve por los niños cuando Isela anda ruleteando lejos.

Múltiples experiencias en el taxi

En el lapso que lleva manejando su taxi, marcado con el número económico CO 2811, Isela atestiguó en silencio peleas maritales o entre novios, la actitud de personas agresivas y hasta el olvido de personas que, por las prisas, dejan sus pertenencias en la unidad.

“El otro día me tocó un muchacho que dejó su teléfono, con tarjetas, que venía de Estados Unidos. Yo ya iba de regreso cuando me habló. A mí siempre me ha gustado que cosas que encuentro aquí las entrego. Si no es mío no me lo quedo. Hay que ser honesto”, subraya.

Isela se confiesa creyente en Dios y cada mañana se encomienda para regresar a casa, sin embargo, también fue víctima de la delincuencia en algunas ocasiones. 

“Con la protección de Dios que salgo todos los días. Una vez sí se subió una persona que me decía que lo llevara a México, le dije que yo no salía y pues lamentablemente se sentó adelante y aquí donde pongo el dinero se llevó 150 pesos. Yo sé que puedan decir que es poco, pero, para uno, que para ganártelos tenemos que andar con frío o mucho calor, arriba del taxi”, narra. 

Isela aprovecha para felicitar a sus compañeras del gremio taxista en este 10 de mayo, Día de las Madres. Las reconoce por “sacar a sus hijos adelante”.

“Yo quiero decirles a las mujeres: no se dejen vencer. La verdad no tener una pareja que te respalde no significa que, el mundo se acabe. Una mujer es fuerte, decisiva y más cuando tienen un hijo que es quien la motiva a salir adelante. Luchen cada día y no hagan planes para mañana, sino vivir día a día, disfrutando a nuestros hijos, pues no sabemos cuándo nos toque”, concluye.