Veracruz, Ver.- Con la leyenda “Módulo del Transporte”, un viejo edificio localizado en la calle Alacio Pérez, entre avenidas González Pagés y Miguel Alemán, en el puerto de Veracruz, se convirtió en una guarida de personas en condición de calle.

En el interior acumularon una gran cantidad de basura y convirtieron el inmueble en un baño público para hacer sus necesidades fisiológicas.

Del edificio se desprenden fétidos olores por la suciedad. Las personas que pasan la noche en el interior también orinan y dejan heces fecales por cualquier lugar.

El inmueble lleva, por lo menos, seis años en el abandono, según los vecinos de la colonia Centro del puerto de Veracruz.

Aunque el edificio tiene dueño, este no se hace responsable de su propiedad por un supuesto conflictos que arrastra con el responsable del choque de un camión urbano con su propiedad.
Hace unos años, un camión del transporte urbano chocó con el inmueble. Después del accidente, las personas en condición de calle empezaron a desvalijar el interior.

A causa del choque fue necesario mandar a colocar algunos postes de madera para sostener la pared que da hacia la calle González Pagés, pues corre el riesgo de desplomarse en cualquier momento.

Con el paso del tiempo desaparecieron las puertas y las protecciones. En la actualidad solo quedan las viejas paredes. Entonces la propiedad se convirtió en un basurero clandestino y en una guarida de indigentes.

Las personas que acostumbran a pasar la noche en el interior del inmueble de vez en cuando provocan incendios al tratar de quemar cables para extraer el cobre y venderlo por unas monedas.

Anabel Barranca, vecina de la zona, denunció que durante las noches el inmueble es una “boca de lobo” y representa un riesgo.

“Es que no se puede pasar por ahí, está muy feo, muy inseguro. Hay gente que ahí llega a dormir y a quemar basura, el otro día se hizo un incendio muy fuerte por su culpa”, dijo.

La vecina, que vive a un costado del edificio abandonado, pidió que el dueño se haga responsable de mandar a cerrar las entradas del inmueble.

“Pues que venga, que cierre todo, ya que no dejen pasar a la gente de la calle. Yo no puedo estar así con el pendiente, soy epiléptica y me da miedo que vuelvan a prender el fuego y yo no tenga como correr”, concluyó.