Minatitlán, Ver.- Como cada año, la calle Mérida de Minatitlán se llena de color, creatividad y entusiasmo con la venta de los tradicionales “viejos”, muñecos que se convirtieron en una de las tradiciones más esperadas para cerrar el año.
El ritual popular marca el fin de un ciclo y, además, es una forma de sátira para burlarse de figuras públicas y personajes emblemáticos.
De acuerdo con los vendedores de viejos en Minatitlán, este 2024 el precio de los muñecos se mantiene como en años anteriores, lo que permite que más personas disfruten de la tradición.
Entre los muñecos más solicitados destacan los de expresidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, Vicente Fox y Carlos Salinas de Gortari, así como el del infaltable Donald Trump. Tampoco faltan los viejos que representan a los trabajadores de las compañías y a Pemex, figuras muy representativas de la vida cotidiana en Minatitlán.
“Los personajes más populares son López Obrador, Peña Nieto, Donald Trump, Vicente Fox, y Salinas de Gortari. Trabajamos con diferentes materiales, como viruta y papel periódico, como cada año aquí estamos haciendo los tradicionales ‘viejos’”, dijo Sara Ruíz, quien lleva 15 años vendiendo estos muñecos.
Los viejos personalizados también están de moda
La creatividad no tiene límites en Minatitlán. Además de los tradicionales viejos de figuras públicas, cada vez más personas solicitan muñecos personalizados. Estos incluyen figuras de alcaldes, como Carmen Medel Palma, elementos de la policía municipal e incluso oficiales de tránsito.
“Por ejemplo, este año nos pidieron uno de la Policía Municipal, Suzunaga se llama, y también uno de Medel, para bailarlos. La tradición dice que el viejo se tiene que quemar rápido y se les escribe una cartita con los problemas que queremos que se lleve”, añadió Andrea García.
La quema del viejo, una forma de despedir el año
La quema del viejo es el acto culminante de esta tradición. Simboliza el adiós a lo negativo del año que termina y permite que se dé paso a nuevas oportunidades. Este ritual, que sobrevive a generaciones, no solo es una celebración, sino también una forma de expresión popular en la que los habitantes de Minatitlán muestran su opinión sobre figuras públicas a través de la sátira.