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La Tiburomanía: pasión desbordada por Tiburones en los 90´s
Xalapa, Ver.- A pesar de los múltiples fracasos y desilusiones en la época de los años noventa, la pasión por los Tiburones Rojos del Veracruz se desbordó y desató una ola de colores rojo y azul que, cada fin de semana, hicieron del “Pirata” Fuente un carnaval.
Tras un segundo descenso en la temporada 78-79 y 10 años de ausencia en la primera división del futbol mexicano, el Veracruz regresó al máximo circuito en la campaña 89-90 con una afición más ilusionada que nunca y que dio paso a una etapa memorable del club: la “tiburomanía”.
Un grupo de empresarios compró en 1989 la franquicia del recién ascendido equipo Potros Neza y la trasladó al puerto de Veracruz, le cambió el nombre y vistió a sus jugadores como los originales escualos, lo que cayó como una buena noticia entre los veracruzanos.
La expectativa por el regreso de los Tiburones Rojos a la primera división mexicano fue tal que cientos de jarochos dormían a las afueras del estadio, en el fraccionamiento Virginia de Boca del Río, para conseguir un boleto para ver los partidos.
El Veracruz jugó la temporada 89-90, cuando los torneos en México aún eran largos, con 19 llenos consecutivos en un estadio que cada fin de semana se pintó de azul y rojo, colores que caracterizaron por casi 90 años al equipo escualo.
La época de la “tiburomanía” fue enmarcada por el nivel de Jorge Alberto Comas, considerado por muchos el último ídolo de la afición veracruzana pese a que otros aún incluyen en la lista al actual gobernador de Morelos y exfutbolista, Cuauhtémoc Blanco.
Jorge Alberto fue el campeón de goleo de la temporada 89-90 con 26 tantos y, además, impuso moda con su corte de cabello “al estilo Comas”.
“Comitas” tenía una cabellera larga, que le llegaba apenas a la altura de los hombros y que peinaba hacia atrás.
TV Azteca compra al equipo
La década apenas fue lo que la afición esperaba pese a que en 1995 el equipo fue comprado por Televisión Azteca, propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego, con quien vendría una nueva miniépoca en el club, que contrató a jugadores como Antonio Carlos Santos, “Halconcito” Peña, Miguel Hernández y Hugo Chávez, entre otros.
Pronto el equipo tuvo problemas debido a la mala administración, el vestidor roto y porque algunos futbolistas decidieron dejar de jugar por problemas con TV Azteca y porque les daba vergüenza jugar con los escualos. La excepción fue el portero Adolfo Ríos, ídolo entre la afición.
El Veracruz tuvo un mal verano en 1997, cuando ya estaban instaurados los torneos cortos en México, pues apenas consiguió nueve puntos y terminó en último lugar general. Aunque René Higuita trató de salvar al equipo desde la dirección técnica, el club firmó un tercer descenso en el verano de 1998.
TV Azteca trató de devolver el equipo a la primera división, pero fracasó y vendió el club al Gobierno del Estado de Veracruz.