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No debió suceder eso: abuelo de Katherine y Ángel

  • Carlos Navarrete
Dos hermanitos se ahogaron en el río Cotaxtla, el cuerpo del niño que fue arrastrado por la corriente no aparece

Cotaxtla, Ver.- Miguel Posadas luce cansado, tiene un semblante triste y la piel del rostro enrojecida a causa del intenso sol. Los últimos cuatro días han sido de angustia para él y su familia porque el cuerpo de su nieto Ángel, quien fue arrastrado por la corriente del río Cotaxtla el pasado martes 30 de julio, no aparece.

Desde que ocurrió la tragedia, don Miguel ha estado presente día y noche en la localidad de Santa Lucía, municipio de Cotaxtla.

 

 

Los pobladores han apoyado a don Miguel, a su hijo Miguel Ángel Posadas y a su nuera Aidé Jiménez, padre y madre, respectivamente, del niño Ángel.

El pasado jueves 1 de agosto, los restos de Katherine, la hermanita melliza de Ángel, fueron sepultados en un panteón de la localidad de Chalco, Estado de México, de donde es originaria la familia que hoy llora la muerte de una niña y la desaparición de un niño.

Al igual que su hermano, la niña fue arrastrada por la corriente del río aquel martes 30 de julio y se ahogó. Su cuerpo fue recuperado al día siguiente.

Ese mismo jueves 1 de agosto, pero en la comunidad de El Nanche perteneciente al municipio de Cuitláhuac que se ubica en la zona centro del estado de Veracruz, se le dio sepultura a Mariela Sierra, la tía de los mellizos, quien aquella tarde de martes 30 de julio se lanzó al río Cotaxtla para tratar de rescatar a sus sobrinos pero sin éxito, ya que se ahogó en el intento.

Esta tarde de sábado 3 de agosto, Miguel Posadas mastica un trozo de torta de jamón que los pobladores de Santa Lucía le prepararon.

Las mujeres del pueblo instalaron una cocina comunitaria en Santa Lucía desde donde preparan bebidas y alimentos para los hombres voluntarios que buscan en las turbulentas aguas del río Cotaxtla, algún rastro sobre Ángel

La torta le cayó bien al estómago del adulto mayor, por lo menos le ayudó para apaciguar el hambre mientras se toma un descanso, pues al terminar su alimento deberá regresar a las labores de búsqueda de su nieto.

A pesar de que tiene un problema en la columna vertebral, el abuelo ha hecho todo lo humanamente posible por ayudar a los pobladores en la búsqueda del infante.

“Desesperado, o sea, yo que quisiera que apareciera (Ángel), ahorita era nuestra única esperanza aquí, que nos faltó checar bien, pero ahora sí que ya no sé qué hacer”, dijo con la voz entrecortada

Esta mañana de sábado 3 de agosto las labores se centraron en un lugar ubicado a escasos 300 metros de dónde desaparecieron Ángel y Katherine, un punto donde se localiza un enorme árbol que al parecer fue arrastrado por la fuerza del río y que quedó atravesado en medio del afluente.

Con el apoyo de una retroexcavadora y la fuerza de por lo menos 20 hombres, entre ellos el abuelo, se buscó remover el tronco del árbol para ver si ahí quedó atorado el cuerpo del niño.

Río abajo, entre 15 y 20 kilómetros de distancia de dónde ocurrió el accidente, ya en territorio del municipio de Medellín de Bravo, Miguel Ángel Posadas, padre de los mellizos, navega a lo largo del afluente a bordo de una lancha en compañía de elementos de Protección Civil. Además, por tierra también se llevan a cabo algunos recorridos, pero en cuatro días, no ha habido una sola pista sobre el paradero del niño desaparecido.

“Le vamos a pedir mucho a Dios, vamos a hacer hasta donde sea posible buscarlo”, dijo el abuelo de los niños mientras con los ojos enrojecidos observaba pasar la corriente del río Cotaxtla.

A decir del abuelo, sus nietos eran hijos únicos, no tenían más hermanos, lo cual hace que la tragedia que enluta a su familia sea más dolorosa.

 

“Con tristeza (los recuerdo), muy chiquitos, no les debió haber sucedido eso”.

Lamentó que un día familiar haya terminado en tragedia. Contó que aquel martes 30 de julio, sus nietos, su nuera Aidé Jiménez y otros familiares, viajaron desde Chalco, Estado de México, hasta Veracruz para vacacionar en el afluente, todo transcurría con tranquilidad hasta que sucedió el accidente.