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Cogra, comedor gratuito que pasó a ser asilo para abuelitos en Veracruz

  • Carlos Navarrete
Actualmente atiende a 67 adultos mayores en la ciudad y puerto de Veracruz.

Veracruz, Ver.- Lo que comenzó como un comedor para personas vulnerables el 14 de febrero de 1995, se convirtió tres años después en el Asilo Cogra, un espacio que actualmente atiende a 67 adultos mayores en la ciudad y puerto de Veracruz.

María Teresa Mendoza es la mujer detrás del Asilo Cogra, un lugar que refugio y atención a adultos mayores – en la mayoría de los casos, abandonados por sus familias – desde el 24 de marzo de 1998, hace poco más de 25 años.

Doña Tere, como la llaman sus conocidos, es apoyada por 17 trabajadores, con quienes cubre las necesidades de los 67 abuelitos que conviven dentro del Asilo Cogra. También la apoya su esposo, su hijo, su hija, su yerno y hasta sus nietos, quienes se sumaron a la causa para ayudarla en todo lo que se pueda.

“Sobre todo a mis nietos les hacemos saber que es muy importante que ellos como niños aprendan a tratar a los adultos mayores, con respeto y educación, sobre todo, porque eso es muy importante”, dice.

El edificio donde se encuentra el Asilo Cogra – nada fácil de conseguir, según su fundadora – se ubica en la calle Cultura número 341 de la colonia Miguel Hidalgo, en los límites de las zonas centro y norte del puerto de Veracruz. 

“Fueron muchos años de estar tocando puertas y de que te las cerraran en la cara. Buscamos por muchos lados hasta que la ayuda llegó, pero todavía nos falta mucho”, comenta doña Tere.
 

Cogra empezó como un comedor gratuito

El proyecto comenzó como un comedor el 14 de febrero de 1995. Teresa materializó la idea que por aquellos años tenía de crear un lugar donde las personas en situación de calle pudieran comer tortillas, sopa caliente y tomar agua o un café caliente.

Juntó algunos ahorros, utilizó un crédito bancario y rentó un pequeño local para repartir los alimentos. Así surgió el nombre Cogra, que es la unión de las palabras Comedor y Gratis.

“Yo siempre he dicho que, en lugar de darles dinero a la gente de la calle, prefiero darles una torta y un refresco, eso es mejor”, expresa.

Teresa notó que la mayoría de las personas que se acercaban a su cocina eran hombres de la tercera edad en situación de abandono. Entonces, tuvo la idea de que el comedor gratuito se ampliara con áreas para que durmieran.

El primer comedor quedó ubicado en la avenida Xalapa entre Jiménez y Miguel Alemán. Posteriormente, se trasladó al cruce de las calles de Cortés y Guerrero. En esta última dirección, comenzaron a aceptar a más adultos mayores.

“Yo pedía prestado para comprar frijol, arroz y azúcar y aprovechaba las ofertas de los supermercados como Chedraui para hacer la despensa. También me subía a los camiones a pedir dinero para poder darles de comer a las personas que llegaban todos los días a nuestro comedor”, menciona.

Exgobernadores y Oxxo apoyaron al asilo

Ante el gran número de adultos mayores, el comedor se convirtió en asilo para ancianos el 24 de marzo de 1998 y conservó el nombre de Cogra. Su nueva dirección sería el cruce de la calle Zamora con la avenida Cuauhtémoc.

Con el paso de los años, doña Tere comenzó a tener problemas con la dueña del lugar donde se ubicaba el asilo. “Fue una etapa bien difícil, sobre todo para los abuelitos porque yo no tenía el dinero para atenderlos y ofrecerles un asilo de primera”.

Gracias a los exgobernadores Miguel Alemán y Fidel Herrera, el asilo comenzó a recibir aportaciones económicas; luego se sumó la iniciativa privada.

“Me acuerdo de que Oxxo nos buscó y nos preguntó que qué necesitábamos y les dijimos que necesitábamos un lugar propio de donde no nos sacaran. Después de eso, Oxxo nos dio más de 260 mil pesos para pagar la mitad del terreno y la otra mitad nos la dio el señor Fidel Herrera”, relata.

Con el dinero que aportaron la iniciativa privada y el exgobernador priista Miguel Alemán, en 2004 comenzó la construcción de las actuales instalaciones del asilo Cogra, ubicadas en la calle Cultura número 341 de la colonia Miguel Hidalgo.

Pasaron los años y se sumaron más empresas para que doña Tere pudiera atender a los abuelitos de la casa asistencial. También se construyó un segundo piso para que los adultos mayores no vivieran hacinados.Los familiares de algunos adultos mayores también colaboran con aportaciones económicas.

“Actualmente nos sostenemos con las cuotas de recuperación, pero no son suficientes ¿de qué más nos sostenemos? Tenemos amigos que de vez en cuando nos apoyan gracias a dios y ahorita con nuestro deducible de impuestos nos están dando un apoyo mensual. 

Tenemos apoyo de algunas empresas y del DIF municipal de Boca del Río y con el DIF de Veracruz ya tuvimos pláticas y confiamos plenamente de que también nos va a apoyar”, señala.
67 adultos mayores a su cargo.

En el asilo Cogra de la ciudad de Veracruz reciben asistencia 67 adultos mayores, entre hombres y mujeres, la mayoría con Alzheimer, demencia senil y enfermedades como diabetes e hipertensión. En el inmueble se les asea, reciben medicamentos, desayuno, comida y cena.

“La mayoría de nuestros ancianos tiene demencia senil y Alzheimer, como tú sabrás son enfermedades que requieren de medicamentos y que los abuelitos se deben tomar. 

Hay abuelitos que se rompen el pañal, la ropa, cosas así porque muchos vienen incontrolables, entonces tenemos que trabajar ambas partes, tanto el familiar como nosotros”, explica Teresa Mendoza.

Dice que dentro del edifico viven cinco adultos mayores que fueron abandonados por sus familiares. Son casos en los que sus hijos los enviaron al asilo y se olvidaron de ellos.

“En Veracruz existen pocos asilos y los que hay son un poco caros, por eso debemos de ayudar, ser comprensivos y el que pueda ayudar que ayude, porque en un asilo se sufre muchísimo. Yo lo que les pido es que vayan a visitar a sus abuelitos, que los visiten, son abuelitos abandonados a su suerte y que nunca nadie los visita, eso es triste”, expresa.

Finalmente, doña Tere explica que con su ejemplo de ayuda busca que más personas se sensibilicen con los adultos mayores, que los cuiden, los protejan y no los abandonen en su última etapa de la vida.