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Cuidado: ponchallantas en zona norte del puerto de Veracruz

  • Carlos Navarrete
Estos objetos los utilizan los delincuentes para ponchar las llantas de sus futuras víctimas

Veracruz, Veracruz.- En redes sociales de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río se difundieron imágenes sobre el hallazgo de ponchallantas artesanales en la zona norte de la ciudad de Veracruz, objetos que serían utilizados por los delincuentes para cometer atracos. 

Los automovilistas ahora están a merced de la delincuencia que ha encontrado una nueva forma de asaltar. 

Con objetos hechizos, los hampones buscan dañar los neumáticos de los vehículos para ganar tiempo y cometer fechorías. 

En la zona del fraccionamiento Geo Villas Los Pinos, cerca de la autopista que va de Veracruz a Ciudad Cardel, cabecera municipal de La Antigua, fueron localizados los primeros ponchallantas. 

Se trata de productos hechos con pedacerías de varilla corrugada, las cuales se cruzan y con punto de soldadura forman una estrella. Comúnmente, las puntas del hierro son esmeriladas hasta formar una punta que fácilmente puede atravesar el caucho de los neumáticos. 

Cuando las llantas de los automóviles pasan encima de las ponchallantas los neumáticos revientan automáticamente. Las puntas de las varillas también pueden dañar los rines e incluso el eje del vehículo. 

Incluso, según a la velocidad que vaya, el conductor del vehículo podría perder el control y chocar o volcar. 

Con el neumático ponchado la carrocería no puede continuar rodando, así que queda inmovilizada, a merced del hampa, situación que aprovechan los delincuentes para asaltar a los conductores. 

En redes sociales se denunció el hallazgo de los objetos puntiagudos. Usuarios de Facebook no descartan que sea una trampa de la delincuencia. 

El dejar ponchallantas en las carreteras es una actividad delictiva que se ha detectado en carreteras de San Luis Potosí, Guanajuato y la México-Puebla. 

En San Luis, por ejemplo, el delito de arrojar objetos de este tipo sobre los caminos se sanciona con una pena de dos a cinco años de prisión y sanción pecunaria de 200 a 500 días del valor de la unidad de medida y actualización, más la reparación del daño.