• Veracruz

“Policías” entraron a su casa y sometieron a su familia: Eduardo narra pesadilla

  • Carlos Navarrete
Eduardo Landeta, su esposa y sus cuatro hijos menores de edad fueron víctimas de “un error” por el que presuntos policías entraron a su casa

Eduardo Landeta, su esposa y sus cuatro hijos menores de edad vivieron momentos de terror la noche del miércoles 25 de enero cuando “por error” una decena de policías encapuchados irrumpió en su domicilio de la colonia Palmas del Coyol, en la ciudad de Veracruz.

Los uniformados cortaron cartucho, apuntaron contra la familia y después se fueron del lugar. La puerta de la vivienda de Eduardo y su familia aún tiene la marca del marro con el que los policías golpearon para poder entrar a la casa. La chapa quedó inservible.

El reloj marcaba las 20:00 horas. Parecía ser una noche normal en la vivienda marcada con el número 48 y ubicada en la calle Zarzamora de la colonia Palmas del Coyol. En el interior, Eduardo ayudaba a sus hijos con la tarea cuando se escuchó un fuerte golpe; la puerta se abrió e ingresaron hombres con armas largas.

Con sus rostros cubiertos y chalecos antibalas, los sujetos entraron a la casa con la punta de sus armas de grueso calibre apuntando la familia.

“Estaba con mis hijos haciendo tarea, eran como las 8:00 de la noche, acabábamos de llegar de la escuela y estábamos todos en el comedor cuando nada más se escuchó el golpe fuerte en la puerta, se alcanzó a ver el marro que todavía sobrepasó la puerta y entraron alrededor de ocho a 10 policías, quiero imaginar, encapuchados, todos con chalecos antibalas, todos con armas largas apuntando incluso con el láser de sus armas hacia todos lados”, narra Eduardo.

Nadie sabía lo que sucedía en ese momento. Los hombres armados le ordenaron a Eduardo que se hincara, mientras que con gritos y palabras altisonantes obligaron a que su esposa e hijos se trasladaran a la cocina con la advertencia de que se voltearan hacia la pared y que ni se les ocurriera voltear.

“Le apuntaban a todo mundo, a todo mundo, le indicaron a mis hijos, tengo cuatro menores de edad, y a mi esposa que se metieran a la cocina, que se voltearan hacia la pared, que no los voltearan y los demás me jalaron a mi hacia la parte de la sala y en la sala me hincaron, me voltearon de espalda, se oían nada más gritos, no me decían nada, yo les preguntaba que a quién buscaban y cuál era el motivo, yo les indiqué que trabajo en turismo y que afuera está mi camioneta de trabajo y de pronto se salieron y no dieron ni una orden, ni un motivo, solamente agarraron y se fueron”, relata el padre de familia.

Operativo fallido

Segundos antes de comenzar con el fallido operativo, los hombres armados les ordenaron a los vecinos de la colonia Palmas del Coyol de los alrededores que se resguardaran en sus viviendas y que ni se les ocurriera asomarse, pues el problema no era con ellos sino con la familia de la casa marcada con el número 48 de en calle Zarzamora.

“Nunca nadie entabló una conversación como tal, simplemente eran gritos y gritaban ‘¡aquí están, aquí están!’ y mi esposa alcanzó a escuchar que le decían ‘¡aquí los tienen escondidos!’ y se salieron, ni siquiera registraron la casa, nada, simplemente fue el entrar armados, el hincarme y no sé si reaccionaron, si se dieron cuenta de que no era el lugar y se salieron, o sea, como si hubiera sido una equivocación y se fueron”, recuerda.

En medio de la zozobra y la angustia, Eduardo Landeta solo está seguro de algo: eran policías y viajaban en seis camionetas, de las cuales tres eran de color blanco y no llevaban placas – se presume eran agentes ministeriales –, mientras que el resto de las unidades llevaban logos de la Policía Estatal.

La pesadilla apenas duró unos minutos. Los hombres armados no revisaron nada, no registraron a nadie ni se llevaron pertenencias. Según el relato de la víctima, simplemente se fueron cuando, aparentemente, se dieron cuenta que habían cometido un error.

“Mis hijos quedaron todos alterados, mi esposa, mis niños gritando y simplemente se salieron, no dieron ni una explicación ni nada”, expresa Eduardo, quien afirmó que no le dieron ninguna explicación, no se identificaron y mucho menos le mostraron una orden de cateo.

Ni el 911 ni la Fiscalía le brindaron apoyo

Cuando la pesadilla acabó y los hombres armados se retiraron, Eduardo llamó al número de emergencias 911 para reportar lo que había sucedido, pero pasaron dos horas y nunca llegó ni una sola unidad de la policía para brindarle apoyo.

Esa misma noche, el joven y su esposa se trasladaron a las instalaciones de la fiscalía regional para interponer la denuncia correspondiente y tampoco recibieron la atención esperada.

“Fuimos a la fiscalía y nos hicieron esperar otras dos horas y nunca nos atendieron porque estaban muy ocupados, simplemente nos dijeron que tenían un asunto urgente y no nos atendieron”.

“No es casa de maleantes”

Eduardo Landeta, de oficio operador de una vagoneta para recorridos turísticos, aclaró que en su casa vive una familia trabajadora y donde nunca se han cometido fechorías.

“No estamos escondiendo nada, ni es un punto, ni es una casa de maleantes, es una casa común y corriente, de familia, trabajadores, no hay nada en este domicilio y no queremos que quede con esta imagen de que está tachada o algo por el estilo”, dice.

Tras el temor que le provocó la amarga experiencia, negó que vaya a proceder legalmente contra los policías que allanaron su casa y amenazaron a su familia.

“Realmente no sabemos qué sucedió, así que creo que lo vamos a dejar así, pero pues sí, prácticamente fue el susto, pero no sabemos cómo están actuando ahorita las autoridades ni qué orden tengan, pero mínimo creo que tienen que tener una orden o algo para poder entrar a un domicilio de esa forma”, concluyó.