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Recuerdan a Gustavo, reportero víctima de covid en Los Tuxtlas

  • Ángel Cortés Romero
Con un altar, familiares recuerdan al reportero Gustavo Ortiz por Día de Muertos

Un marco con la foto de Gustavo Ortiz Espinoza reposa en el escalón más alto de un altar que su esposa Lupita colocó esperando su visita el Día de Muertos. En la ofrenda, donde se ve su imagen sonriente, lo espera la comida que le gustaba: carne asada, mandarinas, manzanas, Sabritas, dulces, un par de cervezas y una Coca-Cola. 

“A Gustavo lo recordamos como si él estuviera, porque vivió la vida prácticamente día a día, lo seguimos recordando como si estuviera aquí presente, le ponemos lo que a él le gustaba, lo que él comía; Gustavo siempre estará en nuestros corazones”, dice su viuda.

Es la segunda vez que Guadalupe Campechano Quezada coloca un altar en honor a Gustavo desde que murió en el municipio de San Andrés Tuxtla, en el sureste del estado de Veracruz, el 19 de agosto de 2021 a causa de un contagio de covid-19. Víctima de la pandemia, el hombre, por años dedicado al periodismo en la zona de Los Tuxtlas, se fue dejando a su esposa, con quien tenía 11 años de matrimonio, y a su hija Amira Zoé, de nueve años.

Tanto Lupita como su hija Amira Zoé, quien asegura sentirse mal porque no ve a su papá desde hace más de un año, están convencidas de que su familiar las visitará el Día de Muertos para probar la comida y las bebidas que le gustaban. Ambas sueñan seguido con él, por lo que sienten que siempre seguirá presente con ellas.

La primera ocasión que visitó a Gustavo en el panteón municipal de San Andrés Tuxtla un Día de Muertos, fue difícil para ella debido a que su esposo tenía menos de tres meses de fallecido. No hubo espacio para la tristeza, porque él siempre quiso que su familia lo recordara como fue en vida: un hombre alegre, cercano a sus padres y amante de su trabajo.

 “Es muy difícil de recordarlo, porque prácticamente siempre nos dolerá, porque todo el tiempo andábamos pegadas a él, éramos una familia muy unida, donde iba él íbamos nosotros, se nos fue y es muy difícil, súper difícil para nosotros”, señala Lupita.

Este año, la familia de Gustavo, quien murió a los 39 años, ya se prepara para visitarlo en el panteón de San Andrés que, desde los primeros meses de la pandemia se encuentra saturado debido al incremento de muertes en ese entonces. El exalcalde Octavio Pérez Garay informó en junio de 2020 que, el mes de mayo de ese mismo año, cerró con una cifra récord de 247 defunciones.

Una muerte presentida

En julio de 2021, un mes antes de su muerte, Gustavo Ortiz Espinoza le pidió a su esposa que se mudaran unos meses a San Andrés Tuxtla porque quería pasar un tiempo con sus padres. Hasta entonces, el matrimonio vivía con su hija Amira Zoé en Santiago Tuxtla. Ambos municipios se encuentran a 23 minutos de distancia a través de la carretera federal 180.

“¿Cómo vivió sus últimos días? Gustavo me decía que fuéramos a tal lado y yo le decía que no, todo el tiempo quería que anduviéramos pegadas a él, no se quería separar de nosotras. Yo siempre lo seguiré recordando hasta como estuvo el último día, lo estuve cuidando, estuve con él hasta el final”, relata. 

Pese a que Gustavo salía constantemente a la calle por su trabajo como reportero, se contagió de covid-19 hasta agosto de 2021. La primera que contrajo el virus fue Lupita, tras una fiesta a la que asistieron juntos. Cuando el malestar apareció, se hizo una prueba que resultó positiva y siete días después, el periodista también cayó enfermo.

“Él demoró seis días con la enfermedad, pero ¿qué te puedo decir? A Gustavo prácticamente se lo llevó el miedo, él entró en un estado de pánico. Los seis días que lo estuve cuidando, él no durmió, se fue directo, no durmió para nada”, recuerda.

El hombre, víctima de la pandemia al igual que 16 mil 414 veracruzanos hasta la fecha, creía que si cerraba los ojos no volvería a abrirlos. Su esposa le ponía música para tratar de que se relajara, pero él se mantuvo despierto hasta el día de su muerte. El 19 de agosto, a las dos de la mañana, Gustavo murió tras despedirse de toda su familia.

“Yo ni por enterada de que era el último día de que iba a tener a Gustavo”, expresa Lupita.

Antes de morir, Tavo, como le decían sus amigos y compañeros de medios de comunicación, escuchó la música que le gustaba, desde José José hasta Luis Miguel. Se despidió de sus padres, de su esposa y de su hija Amira Zoé. Lupita no imaginó que su marido moriría en menos de una hora, debido a que no presentó síntomas graves. Por eso, está segura de que su estado de pánico le costó la vida.

Comenzó a sentir a mal a las 02:00 de la mañana, le dijo a su esposa. Un paramédico que lo atendió llamó a una ambulancia, a la que Gustavo subió con mucho miedo. A la llegada al Hospital Civil “Dr. Bernardo Peña”, el reportero sufrió un primer infarto y convulsionó. Su esposa lo acompañó, pero cuando dejó de verla comenzó a buscarla a gritos “¡Lupita! ¡Lupita!”.

- Señora, Gustavo ya falleció –  salió a decirle pocos minutos después una doctora a Lupita. Tres infartos mataron a su esposo.

“Nunca pensamos que esta enfermedad se lo podría llevar o que podríamos perder algún familiar, yo nunca imaginé eso, él me decía ‘Lupita, no le tengas miedo al covid, porque si tú le tienes miedo se va a apoderar de ti’ y mira lo que pasó, él le tuvo miedo y sí me siento triste, porque ya no está con nosotros”, comenta.

Un año difícil

“Ha sido un año muy difícil, porque quien daba todo en la casa era él, él es el que sabía para pagar una renta, para pagar el Internet, para pagar todo lo que había en la casa”, menciona Lupita.

A 14 meses de la muerte de Gustavo Ortiz Espinoza, su esposa se dedica por completo al cuidado de su hija Amira Zoé. Las dos se quedaron en San Andrés tras el fallecimiento de quien era su padre y esposo, respectivamente. Lupita no trabaja, pero continúa echando en marcha el medio de comunicación que su marido fundó en Los Tuxtlas.

“Él tenía una ilusión, era sacar su periódico, lo sacó, se compró una maquinaria, ahí está, yo dije que para este año ya la voy a echar a andar, a ver qué, para esto hay que invertirle. Prácticamente ahí está todo, lo que quiso se le cumplió”, externa.

Lupita recuerda a su esposo Gustavo todos los días. Su muerte aún le duele, pero trata de recordarlo con alegría, porque sabe que eso le gustaría. El 2 de noviembre, Día de Muertos, será una oportunidad para que ella y su hija Amira Zoé se reúnan nuevamente con él, aunque sea por unas horas.

 

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