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Rentas compartidas: la otra nueva modalidad UV ante alza de precios

  • Inés Tabal G.
Los altos costos de alquiler en la zona universitaria de Boca del Río obligan a los estudiantes foráneos a buscar roomies para rentar

“El día que me avisaron que las clases serían presenciales no puede dormir, al pensar dónde iba a vivir”, dice Alfonso Ramos Rincón. Él es estudiante de quinto semestre de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la Universidad Veracruzana (UV) y este es su primer semestre presencial, después de estar más de dos años en línea a causa de la pandemia por covid.

El joven de 21 años es originario del municipio de José Azueta, ubicado al sur del estado de Veracruz. Este 15 de agosto, al igual que 13 mil 912 estudiantes de la región Veracruz, regresó a clases. 

Después de que sus maestros le avisaron sobre el regreso comenzó a buscar un lugar donde vivir; un sitio que estuviera cerca de la universidad y que no fuera tan caro. Por suerte uno de sus compañeros le dijo que consiguió un departamento a 10 minutos de la UV y que necesitaba roomies (compañeros de cuartos) para pagar la renta.

El departamento es de tres recámaras, cocina, baño y comedor por un costo de 4 mil 800 pesos, esto lo dividen entre los tres estudiantes, cada uno debe de aportar mil 600. Un ahorro bastante considerable, ya que, si rentara un cuarto solo, tendría que pagar alrededor de 3 mil pesos.

Los tres estudiantes se cooperan para comprar la despensa a la semana; gastan en promedio 200 pesos cada uno y 150 del internet al mes. Además, el lugar no está amueblado por lo que cada uno deberá irse adaptando. 

“Lo que más le pensaba es cómo le iba a hacer para pagar una renta, pensaba que mi última quincena no me iba a alcanzar o cómo la iba a repartir. Solo tenía 2 mil pesos y yo sentía que no tenía nada”, cuenta.

Alfonso sabía que las rentas en la zona universitaria de Boca del Río son elevadas. Checó en distintas zonas y los costos no bajan de 5 mil pesos, con los detalles de que algunos lugares eran demasiado lejos de la universidad y los que estaban cerca eran pequeños.

El dinero que tenía era poco, sus padres lo ayudan a cubrir algunos gastos del alquiler y él tenía sus ahorros que juntó durante el año que trabajó como maestro de jarana en el centro cultural de su municipio.

“Como apenas estoy comenzando me traje poquitas cosas, una colchoneta y mi ropa. Una amiga de aquí me va a prestar un colchón inflable, mis papás me traerán algunas cosas, entonces poco a poco me estoy acomodando”, dice.

Esta es la primera vez que está fuera de su casa, en un inicio creyó que todo sería más complicado, pero gracias a la ayuda de sus roomies los gastos son menos.

Las clases en línea le permitieron a Alfonso trabajar como maestro de jarana y tocar en fiestas o eventos a la par que realizaba sus estudios; además, gracias a que vivía con su mamá, no pagaba comida y estaba en su zona de confort, dice.

No obstante, asegura que las clases en línea también tenían sus inconvenientes, pues no aprende de la misma manera que presencial.

“La verdad sí me ahorre mucho en las clases en línea, porque no pagaba pasajes, la renta y comidas. Solo era pagar el internet o recargas, pero eso lo cubrían mis papás”, comenta.

Alfonso planea seguir con la renta compartida hasta que termine la carrera, pues considera que es la mejor opción para empezar como estudiante foráneo.

¿CUÁNTO CUESTA VIVIR SIN ROOMIES?

Arturo Villagómez estudia en el Campus Mocambo de la Facultad de Odontología de la UV, a diferencia de Alfonso, que renta con roomies, él y sus padres decidieron que viviera solo en un cuarto que alquila desde el 2019, cuando entró a la carrera.

Él es de Oaxaca, tiene 20 años y decidió estudiar en la UV pues era la mejor opción que tenía. Las otras universidades que buscó salían un poco más caras.

Para Arturo conseguir un buen lugar donde vivir y que fuera cercano a la facultad fue difícil, llegó con bastante tiempo de anticipación junto con sus padres para buscar un cuarto. Revisaron distintas opciones, pero ninguna les convenció por el alto precio, otras porque no incluían los servicios de luz, agua o internet y los cuartos que encontraban más económicos estaban más retirados de la UV.

“Conseguir un cuarto que sea cómodo, con los servicios necesarios y a un buen precio es difícil y más aquí en esta zona”, comenta.

Al final se quedaron con una opción que les pareció la mejor, era un cuarto pequeño de cuatro metros de largo por cuatro de ancho; además, estaba a 15 minutos de la facultad, contaba con algunos muebles y venía incluido el costo de los servicios de agua e internet. Todo por 2 mil 800 pesos y aparte 3 mil pesos de depósito.

Sus padres le compraron algunos muebles como un refrigerador, cama y mesa en esto se gastaron alrededor de 10 mil pesos.

Tras la pandemia de la covid y la suspensión de clases, llegó a un acuerdo con su casero para que le disminuyera la renta, pues no podía mover sus cosas y no quería perder el cuarto que le fue difícil conseguir.

Su casero le bajó el alquiler hasta mil pesos, ahora con el regreso el precio volvió a establecerse. A diferencia de Alfonso que dividen los gastos de la despensa con sus demás compañeros y que prefieren cocinar en casa, Arturo no puede aplicar la misma estrategia, pues sus horarios de clases no se lo permiten.

Al día gasta un promedio de 100 pesos en comprar comida, mientras que el desayuno procura hacerlo él, para que este costo no se eleve.

“Yo cálculo que al mes entre comidas, renta y luz me gasto como 6 mil pesos y aparte lo que me piden en la escuela, los materiales, libros”, dice el estudiante.

Arturo no tuvo la opción de rentar un departamento compartido, pues no contaba con conocidos o amigos con quien compartir gastos y hasta el momento prefiere seguir viviendo solo, aunque esto implique mayor gasto.

 

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