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Peluchín fue asesinado a machetazo; Catalina busca justicia
XALAPA, VER.- Aunque existe la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Contra los Animales (FEDAYCA), denunciar una agresión en Veracruz no es fácil. Animalistas critican que la mayoría de los casos se archivan, y ponen en duda la eficacia de las autoridades estatales.
Ante ese escenario, Catalina Rojas, rescatista de "Lomitos abandonados Banderilla", optó por orientar a los dueños de “Peluchín”, un perrito de raza french poodle asesinado a machetazos en ese municipio el pasado 12 de junio.

Como abogada y contadora, ella no permitió que los fiscales desdeñaran el hecho y a partir de su intervención, los dos presuntos responsables de agredir a la mascota y a su dueña ahora están detenidos.
Catalina relata que, tras la denuncia de los dueños, los fiscales encargados del caso no arribaron al sitio, y encargaron a vecinos los primeros trabajos que debían hacerse en la indagatoria, como preservar el lugar del ataque y mantener los restos de “Peluchín” en hielo.
Lo anterior es importante al ser el protocolo de conservación de las evidencias, pues servirá a la postre para la reconstrucción y narrativa de los eventos que sean contados por los testigos.

“En este caso se pide que se conserve en hielo porque se tiene que llevar con los veterinarios especializados de la Fiscalía para que hagan el peritaje de la muerte de los animalitos”, señala la activista, advirtiendo que dicha diligencia puede demorar días.
La agresión a Peluchín se registró el domingo 12 de junio, sin embargo, desde semanas antes se habían interpuesto denuncias en contra de Lucio “N” y de su hijo, quienes mantenían una disputa vecinal con sus vecinos de El Boquerón, en Banderilla, por las tierras en las que habitan.
En la búsqueda de justicia, Catalina le pidió a la dueña del perro que la asignara como su asesora legal para imponerse de la carpeta de investigación, pero encontró el bloqueo de parte de los fiscales especializados, quienes, asegura, le negaban el número de carpeta.

Además, no se habían designado peritos para las investigaciones iniciales, por lo que está segura de que, de no haber hecho público el caso, habría quedado en el olvido.
“Esto ocurrió un domingo. Y el martes vuelve a acudir este tipo y los vuelve a agredir y para ese momento ya lo detiene una patrulla. Entonces decidimos manifestarnos porque lo iban a liberar, la carpeta va a tardar como seis meses en integrarse, pero vamos a tratar de apresurar las cosas.
“Imagínese si algún vecino es testigo de un asesinato o maltrato y que llegue y la fiscal le diga ‘tiene que promoverlo’, por eso la gente no acude, porque no hacen nada y los poquitos casos que se van integrando les dan más largas”, reprocha.
Actualmente, Lucio “N” y su hijo están en prisión preventiva. Sobre ambos pesan ya tres carpetas de investigación por el asesinato del perrito, pero también por amenazas y lesiones contra los vecinos de “El Boquerón”. La animalista considera que podrían configurarse otros tipos penales como intento de homicidio.
“Yo espero que le apliquen a este señor la máxima sanción, porque finalmente va a ser un ejemplo para todas esas personas que están maltratando animales, que los dejan sin comer y que han normalizado ver a los animales sufriendo y no debe ser normalizado.
“Todos los animales merecen respeto, no solo los que viven con nosotros como perros y gatos. No por el hecho de que otros nos sirvan de animales, les vamos a dar una vida miserable. Todos merecemos respeto”, destaca.
AFICIÓN POR LOS PERROS
Catalina cuenta que desde que era pequeña ya tenía afición por la salvaguarda de animalitos. Incluso desde hace años buscaba los sitios donde pudieran ser esterilizados y atendidos, aunque como tal, “Lomitos abandonados Banderilla” surgió hace cuatro años.
La idea no solamente proviene de la necesidad de atención a los perritos, sino también de la inminente inyección de recursos monetarios para tal fin.
“Lo que es en los últimos años hemos trabajado aquí en Banderilla; no es un refugio como tal, pues mucha gente viene y trae a sus perros y esto se presta mucho a la irresponsabilidad de las personas que luego se quieren deshacer de sus animales y los traen aquí”, lamenta.

Actualmente, en el centro de recuperación son atendidos animales ciegos, sin alguna de sus extremidades o que han sufrido serios maltratos. Sin embargo, una vez recuperados se dan en adopción.
“No es que vayamos por la calle y nos encontremos a cualquier animalito y nos lo traigamos, porque estamos convencidas de que esa no es la solución, la solución es la esterilización y ya en los casos graves, recuperarlos para darlos en adopción”, enfatiza.
La activista lamenta los altos niveles de maltrato animal que se viven en Banderilla, pues día a día reciben hasta cinco llamadas donde se solicita la intervención de la asociación para cambiar la vida a los animales.
Entre otras cosas, cuenta que las formas más comunes de ese maltrato es dejar sin comer a los perros, mantenerlos amarrados de manera permanente e incluso ni siquiera darles agua.
De ahí que el propio logo de la organización que encabeza se realizó como homenaje a un perrito que rescataron y que vivió mucho tiempo amarrado en la azotea de una vivienda, bajo el sol y la lluvia y, además, tratándose de una especie para vivir en nieve, no en el clima de la zona que puede ser caluroso.
“Con ese inició la idea de intentar apoyar un poquito más a los animales”, recuerda la mujer, quien en compañía de Juana Sangabriel Saldaña ayudan a unos 40 animales rescatados.
AUTORIDADES FALLAN
La activista criticó la falta de conciencia de las autoridades municipales para atender y detener el maltrato animal.
Y es que, a la fecha, “Lomitos abandonados Banderilla” se sostiene con el propio sueldo que Catalina obtiene en su labor de contadora y abogada.
Incluso hay ocasiones en las que debe desprenderse de prácticamente la totalidad de sus ingresos para la atención, lo que en realidad no le pesa gracias al cariño que siente por los perritos.

“Prácticamente, lo tengo que aplicar a ellos porque un bulto de 25 kilogramos de alimento les dura dos días y el más barato está en 400 pesos; prácticamente todo mi sueldo se va en eso”.
Pero también se torna de pronto imposible tomar ciertos casos, por ejemplo, los que consideran menos graves, aunque todos son importantes.
En ese sentido, el de “Peluchín”, un perrito macheteado, la movió a tal grado que está dispuesta a llevar el caso hasta sus últimas consecuencias.
“Sí, me di a la tarea de abordarlo plenamente porque me resultó indignante la forma como lo mataron; la sentencia nos va a funcionar como una forma, un llamado a la sociedad que está maltratando a los animalitos, que sí se les está dando un castigo”, prevé.
Catalina reconoce que, aunque es en menor medida, también han atendido otros casos como este, donde los animales son agredidos con machetes, ya sea para prácticas como cortarles la cola o simplemente como manera de castigo o maltrato.
“Lo que puedo notar es que las personas, sobre todo de las congregaciones, no sé si se deberá a su escasez de estudio o a qué se deba, pero piensan que la vida de un animal es menos valiosa que la de nosotros los humanos.
“Estos señores -los agresores de “Peluchín”, agredían también a su ganado, porque tienen vacas, de hecho, me comentaban que, a una de las vacas embarazada, les daban sus planazos con el machete. A lo mejor así los educaron a ellos, pero es lo que queremos tratar de desincentivar”, destaca.
La activista pone de manifiesto la gravedad de este actuar, con el historial de maltrato que logró recabar entre vecinos de Lucio Hernández y su hijo, los agresores del perrito podrían haber matado a alguien más.
Y es que antes de matar al perro, el hombre y su hijo tenían ya una denuncia en contra en la FGE asentada en la carpeta 1642/2022 por la violencia que ejercían contra sus vecinos, un grupo de unas 26 personas asentadas en un predio que ni siquiera le pertenece, pero cuya presencia en el sitio molesta al sujeto, que presuntamente quiere quedarse con los terrenos en disputa.
El problema escaló a tal grado que no solo amenazó a los habitantes, sino que, con un machete, prácticamente partió por mitad al perro. Lucía Becerra Zavaleta, dueña de “Peluchín” no pudo hacer algo por preservar su vida; ella también fue agredida a planazos.
“Yo intervine para detener esta situación porque es gente que no tiene esa conciencia o simplemente tiene un problema mental para agredir así a una persona”, señala.
Recuerda que el día de los hechos recibió una llamada de los vecinos de “El Boquerón”, la comunidad donde se suscitó el ataque, pidiendo su ayuda urgente.
Al presentarse en el lugar, Catalina encontró el temor entre todos los habitantes del asentamiento, quienes relataron la manera en la que Lucio agredió al perro, que murió a las pocas horas de los hechos.
Fp
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