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Lavaderos: tianguis del puerto donde hasta xalapeños se ganan la vida

  • Ángel Cortés Romero
El tianguis fue creado con la idea de que familias de escasos recursos sobrevivieran vendiéndole productos a otras familias

Veracruz, Ver.- Con un café mañanero en el estómago, Eugenia se sienta detrás de las tarimas de un local improvisado en el tianguis de Los Lavaderos, en la zona norte del puerto de Veracruz, donde vende ropa y calzado de segunda mano.

A sus 60 años ya casi no escucha, por lo que pide a los clientes que le hablen fuerte mientras el bullicio se extiende por la avenida Veracruz, entre los límites de la colonia Playa Linda y la Unidad Habitacional Ruiz Cortines, en donde más de mil 500 comerciantes venden desde productos nuevos hasta usados.

 

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"A veces la semana no me alcanza, a veces compro un pollo los lunes y eso lo divido para cinco días, porque luego aparte que el frijol, que las tortillas, que esto, que el otro, se va el dinero", asegura Eugenia.

 

El tianguis de Los Lavaderos nació hace 30 años de la mano de la líder de los comerciantes, Sonia Coronel García, con la intención de que personas desempleadas y de escasos recursos como Eugenia tuvieran la oportunidad de sobrevivir con un bazar. 

Con lo que gana los sábados y domingos, únicos días en los tianguistas se colocan en Los Lavaderos, y un poco de dinero que recibe de su hija Luz, Eugenia sobrevive la semana en casa cuidando a su madre Ofelia, de 93 años.

Aunque vende hasta prendas de 10 pesos, Eugenia afirma que sus ventas dependen de que la ropa y el calzado que tiene en su local sea "bueno, bonito, barato y a la moda", porque eso es lo que piden los clientes que llegan al tianguis.

 

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"Si yo traigo cosas que están a la moda claro que vendo, a veces yo puedo vender 100 pesos, a veces puedo vender 200, 300, depende lo que traiga. Si tú traes ropa del año de la canica, no la vas a vender", dice.

 

Para Eugenia no hay más ingresos que lo que gana los sábados y domingos, pues los cuidados que brinda a su madre Ofelia, quien padece diabetes, hipertensión y angina de pecho, le impiden que trabaje el resto a la semana. 

"No se puede quedar sola porque se puede caer o le pueden dar los dolores del corazón", comenta.

Tiene un segundo hijo, Carlos, quien también la ayuda con lo que puede, pues debido a su padecimiento de diabetes gasta la mayor parte de su sueldo comprando insulina para tratarse. 

La mujer, quien viste una blusa sin mangas con la que soporta el calor de 33 grados que se perciben en el puerto de Veracruz desde las 11 de la mañana, narra que cuando camina por la calle recoge botellas y cartón que también vende para tener más dinero.

 

"Aunque sea le gano poquito, porque a veces tengo mis deudas y de ahí tengo que sacar, a veces me las veo duras", menciona.

 

"De aquí me llevo al alimento a mi casa"

Eugenia forma parte de los más de mil 500 comerciantes que, según la líder Sonia Coronel García, se colocan cada fin de semana en el tianguis de Los Lavaderos. Llegó ahí a inicios de la década de los dos mil, casi 10 años después de su creación.

Todos los fines de semana sale de su domicilio en la colonia Dos Caminos, de la ciudad de Veracruz, y toma rumbo hacia el tianguis de Los Lavaderos a través de una carrera de taxi que le cuesta 60 pesos, que su hija Liz le paga.

Aunque en la colonia Dos Caminos existe otro tianguis que se coloca solo los fines de semana, Eugenia asevera que ya se acostumbró a su lugar en Los Lavaderos. Ahí ya tiene a sus compañeros, dice.

 

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"El tianguis significa bastante para mí porque de aquí llevo el alimento a mi casa, el sustento. Un poquito, aunque sea. Es algo", expresa.

 

Mientras ella trabaja los fines de su semana en su local improvisada sobre una banqueta de la avenida Veracruz, en la zona norte del puerto de Veracruz, su hija Liz se encarga de los cuidados de su madre Ofelia.

La ropa y el calzado que vende los guarda en una bodega que renta junto con otros cinco comerciantes en la Escuela Primaria Carlos A. Carrillo, al pie de donde se coloca. Cada uno paga 150 pesos para que entre todos junten 900 pesos de la renta mensual.

Entre los gastos de la renta del lugar donde guarda su mercancía y la comida, Eugenia se olvida de sus padecimientos de salud. Sin seguro médico, apenas trata su diabetes con pastillas de metformina y se va quedando sin escuchar. 

 

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"Pues de los dos, ya no oigo bien, o sea, te puedo oír, pero no te entiendo, este ahorita está haciendo así", dice llevándose su mano al oído simulando una punzada constante.

Al menos, asegura, su estancia en el tianguis, donde se venden ropa, zapatos, gorras, relojes, accesorios para celulares, juguetes y otros productos, la ayudan a relajarse y a olvidar por unas cuantas horas los problemas.

"Aquí platico con mis compañeros y eso, me distraigo, se me olvidan un poco las cosas de la casa". 

 

Un tianguis hecho por gente de escasos recursos

Según Sonia Coronel García, líder de los comerciantes del tianguis Los Lavaderos, hace 45 años las veracruzanas de colonias de la zona norte de la ciudad acudían a lavar en el espacio donde hoy se encuentran las instalaciones del DIF Matamoros.

 

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"Venía la gente a lavar ahí y se ponía una que otra a vender ropita, así es cómo empezó el famoso tianguis", dice.

 

La líder de los comerciantes del tianguis de Los Lavaderos llegó a la zona hace 30 años cuando se quedó desempleada. Las ventas fueron la única forma en que pudo sobrevivir. Solo eran tres comerciantes al principio, hoy son cientos.

El tianguis fue creado con la idea de que familias de escasos recursos sobrevivieran vendiéndole productos a otras familias que buscan artículos a costos accesibles.

"Por eso se hizo Tianguis Lavaderos, por la gente de escasos recursos, por la gente que no tiene dinero, por la gente que no le dan trabajo, por la gente mayor de edad que estamos bien pelados para que alguien nos dé un trabajo digno", asegura.

Al tianguis llegan comerciantes de diversas colonias de Veracruz, de Xalapa, Rinconada, Palo Gacho, Carrizal, Chachalacas, Palma Sola, entre otros lugares.

Para Eugenia el tianguis no sólo la ayuda a tener ingresos, sino también a relajarse y olvidar sus problemas durante su estancia en el tianguis, donde se venden ropa, zapatos, gorras, relojes, accesorios para celulares, juguetes y hasta comida, todo a costos bajos. 

"Aquí platico con mis compañeros y eso, me distraigo, se me olvidan un poco las cosas de la casa", señala.

 

 

 

FP