• Xalapa

En el suelo y sin dinero, Rosa vela por su bebé prematura afuera del CEM

  • Yesenia Santos / Harumi Cervantes
Rosa es originaria de Perote, a tan solo una semana de haber dado a luz, espera noticias de su bebé sentada a las afueras del CEM

Xalapa, Ver. - Personas durmiendo sobre el camellón, leyendo el periódico en el pasto y rostros de cansancio son escenas que se pueden ver frente al Centro de Especialidades Médicas de Xalapa.

Algunos hacen fila para poder sacar ficha para una cita y otros esperan noticias de sus familiares que están dentro del hospital; y si esperan en la calle es para ahorrarse algunos pesos que implica hospedarse en la capital

Es el caso de Rosa Andrea Martínez, quien, a tan solo una semana de haber dado a luz, espera noticias de su bebé sentada en una banca del camellón de Ruíz Cortines.

“Es incómodo quedarse aquí en el frío, ya me duele hasta la espalda”, dice la mujer de tez blanca originaria del municipio de Perote, quien no despega su mirada de la entrada del nosocomio. La preocupación y el cansancio se le dibuja en su rostro con pecas. 

El camino ha sido largo para Rosa Andrea y su esposo y comenzó el pasado 31 de marzo con la llegada de su bebé; el parto fue prematuro, a los siete meses de gestación con una infección en el estómago. 

Los médicos advirtieron a la pareja que la pequeña de apenas un kilo y 400 gramos requería tratamiento y observación

Rosa Andrea y su esposo han pasado día y noche en vela, enfrentándose a los cambios del clima y a la inseguridad de dormir en la calle, pues les resulta mejor que regresar a Perote, ubicado aproximadamente a una hora de Xalapa

El traslado de la pareja además implicaría un gasto aproximado de 800 pesos, a lo que se le suma la compra de comida y de artículos necesarios para su bebé como los pañales.

“Nos sale mejor quedarnos afuera que estar gastando en pasajes todos los días”, comenta Rosa.

Su mirada y oídos están atentos al acceso principal del hospital, de donde un guardia la llamará para poder ingresar al hospital y realizar la única visita al día que se le tiene permitido, con una duración aproximada de media hora.

Por motivos de contingencia las visitas son restringidas y a Rosa le piden leche para poder ser guardada en el banco y posteriormente las enfermeras puedan alimentar al bebé.

La madre no mayor a los 30 años de edad comenta que por las noches la vigilancia es casi nula, ya que las patrullas sólo se presentan en caso de que haya un accidente 

“Tratamos de cuidar lo poco que traemos para que no nos roben. Casi no hay vigilancia, solo pasan cuando hay un accidente o algo”, dice la mujer que aun con dificultad camina de regreso a la banca que ahora es todo para ella.

 

ch