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Vuelven alumnos UV a Xalapa, pero fondas y cíber quebraron

  • Carlos Caiceros
Universitarios volvieron a las aulas en Xalapa, pero los arrendatarios de la UV siguen sin abrir sus locales; la pandemia quebró a muchos

Xalapa, Ver. - Xalapa, ciudad que alberga a miles de universitarios, comienza a “revivir” económicamente con el modelo híbrido que implementó la Universidad Veracruzana (UV). Sin embargo, subsistir de este sector tiene grandes desventajas y esto lo saben bien Rosa Isela y Marco Alberto, arrendatarios que hicieron de todo para que sus comercios no quebraran, a consecuencia de la pandemia. 

 

Ambos, con 20 y 19 años de estar establecidos en la zona estudiantil, respectivamente, esperan que con el regreso a clases presenciales -aún a medias- puedan recuperar sus ingresos y saldar las deudas que contrajeron por no trabajar desde marzo de 2020.

Y es que el encierro obligó a estos empresarios a que incluso vendieran parte de sus bienes para subsistir. Actualmente, de los 9 locales establecidos en este campus, sólo 3 han abierto sus puertas al no haber la suficiente demanda de sus servicios.

 

La propia UV, a través del Centro de Estudios de Opinión y Análisis (CEOA), realizó, tres meses después del confinamiento, una encuesta a cámaras y asociaciones empresariales en la región donde se destacó que la pandemia por covid-19 orilló al 42.7 por ciento de los encuestados a abrir otras posibilidades de negocio mientras que el 30.1 por ciento cerraron.

 

También, el 23.5 por ciento de los empleados en las empresas encuestadas vieron reducidos su salario o jornada laboral.

 

En materia de ventas, el 35.9 por ciento de los establecimientos las vieron disminuidas desde un 61 hasta un 100 por ciento y más del 50 por ciento de los comercios que participaron en la encuesta acudieron a fuentes de crédito para enfrentar la contingencia.

 

NO ALCANZARON CRÉDITOS 

Rosa Isela Montoya Nieves es arrendataria desde hace 20 años de uno de los comedores de la zona universitaria.

Su negocio se vio altamente afectado pues en su caso el 90 por ciento de sus clientes eran los propios estudiantes de la UV y el confinamiento y adopción de clases en línea la obligaron a cerrar desde el 20 de marzo de 2020 hasta enero de este año.

La mujer está agradecida con la UV pues desde el principio quienes se encargan de administrar los ingresos por estos inmuebles fueron sensibles a lo ocurrido.

 

“En lo particular esta es mi única fuente de ingresos y aunque en la universidad sí tuvimos mucho apoyo porque no nos cobraron la totalidad de la renta, cuando no se tiene nada, aun 50 pesos es mucho”, expresó.

 

Lamentó que, en su caso, pese a estar dada de alta en Hacienda, tener en orden el pago de sus impuestos y en general encontrarse al corriente con sus obligaciones, no fue posible acceder a los apoyos que dieron tanto el gobierno federal como estatal a las empresas afectadas por la pandemia.

 

“Porque somos tan pequeños empresarios que no estamos dados de alta en el IMSS ni nada de eso, que eran requisitos que nos pedían a pesar de que pagamos impuestos; sí fue difícil.

 

“Ya ahorita que empiezan a regresar gradualmente los estudiantes es un alivio para nosotros porque ya se está nuevamente reactivando la economía”, precisó.

 

Esta situación la obligó en su momento a vender su auto y aunque su familia la apoyó en todo momento con despensas, el pago de servicios como luz y agua, ella admite que fue un proceso difícil del que todavía no se repone financieramente.

 

Además, debió ingeniárselas para continuar recaudando ingresos y para ello vendía comida dos veces por semana.

 

Aunque es un regreso híbrido, es decir, habrá clases presenciales y en línea, la locataria subrayó que su negocio tiene todo para cumplir con las medidas establecidas por la máxima casa de estudios para evitar la propagación del covid-19.

 

Entre otras, además de contar con gel sanitizante, deberán observar en todo momento que las meses estén a metro y medio de distancia una de otra, que los alumnos no hagan sobremesa, es decir, solo deben tomar sus alimentos e inmediatamente retirarse; además de que no pueden platicar sin cubrebocas.

 

“Son medidas necesarias, pero nos ayudan a todos. Creo que es indispensable que los estudiantes acudan de manera presencial a sus clases porque no es lo mismo estudiar en línea que venir al salón”, sostiene al recalcar que hay experiencias educativas que por fuerza necesitan la parte práctica.

 

Rosa Isela contó que los nueve locales de comida de la zona UV, actualmente están operando solamente tres y advierte que de abrir todos, ninguno lograría sus metas de ventas por el reducido número de estudiantes que acuden a la escuela.

 

Finalmente, recordó que los precios que maneja el comedor son accesibles sabedores del impacto económico que tuvieron todas las familias de los estudiantes, además que están supervisados por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (CEFEPRIS), lo que garantiza que los alimentos están bien preparados.

 

A PUNTO DE QUEBRAR 

Así como la mujer, Marcos Alberto Bautista García, con 19 años en su negocio de copias e impresiones en la zona universitaria espera que la situación económica que atraviesa empiece a mejorar.

 

El hombre cuenta que tuvo que cerrar un tiempo por la pandemia, aunque ahora que regresó “tuvimos que dar un poco más barato” para poder generar competitividad y que los estudiantes y maestros empiecen a consumir los productos y servicios que ofrece.

 

Cuenta que actualmente la Universidad está remodelando su establecimiento, por lo que de manera temporal presta sus servicios en el negocio de otro arrendatario; lo importante para él, señala, es que vean que sigue activo, pues de esta actividad mantiene a los otros tres integrantes de su familia.

 

“Está difícil, me prestaron este local para seguir con el servicio porque si se va uno pierde la productividad y la clientela, que vean que está uno, aunque sea poquito.

“El compañero que está aquí nos permitió seguir dando el servicio para que no se vaya uno y seguir dando el servicio y no afectar a los chavos y la oficina de la UV”.

Contó que pasó prácticamente unos tres meses sin un solo ingreso pues debió cerrar en su totalidad. Posteriormente abrió y aunque no tenía tanta clientela, ahora sus esperanzas están puestas en la normalización poco a poco, de las clases presenciales.

“Esperemos que se recupere uno, vamos a intentarlo, vamos a sondear y que los chavos nuevos que van llegando a la universidad se vayan dando cuenta que aquí estamos para lo que les haga falta y darles un poquito más económico”, enfatiza.

 

IMPACTO DE LA PANDEMIA EN PYMES 


 

El Centro de Estudios de Opinión y Análisis (CEOA), junto con el Doctorado en Ciencias Administrativas Gestión para el Desarrollo de la Universidad Veracruzana aplicaron tres meses después del inicio del encierro, una encuesta a cámaras y asociaciones empresariales de Veracruz sobre aspectos relacionados con los impactos derivados de la pandemia por covid-19.

 

Se indicó que se obtuvieron 103 encuestas donde el 68.9 por ciento de las empresas participantes se había mantenido hasta ese momento operando parcialmente y solo el 11.7 por ciento había suspendido totalmente sus operaciones.

 

La encuesta de la UV revela que ninguna empresa estaba preparada para lo que se venía, pues, más de la mitad de los participantes consideraban que en un lapso de hasta seis meses recuperarían los niveles de actividad que tenían antes de la presencia de la contingencia sanitaria, aunque tuvieron que pasar más de 18.

 

En ese momento, poco más de tres meses de permanecer en confinamiento, el 29.1 por ciento de los entrevistados consideraba que su empresa se podía mantener activa solamente entre dos y cuatro meses más.