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Leonardo: un pequeño maestro del yoyo que vive en Coatzacoalcos

  • Fluvio Cesar Martínez
Originario de Coatzacoalcos, el pequeño de nueve años sueña con ganar competencias nacionales con su juguete preferido

Coatzacoalcos, Ver. – Sus pequeñas manos se mueven de forma coordinada para realizar trucos como el perrito, el columpio, la vuelta al mundo y otros más complicados con su yo-yo. Leonardo, de nueve años, prefiere pasar su tiempo practicando malabares que con un celular o tableta.

 

Verlo jugar y al mismo tiempo disfrutar las figuras que realiza, deja sorprendidos a muchos; lo hace con una facilidad que demuestran su talento poco común.

El niño originario de Coatzacoalcos fue llevado a la Ciudad de México donde conoció a personas y maestros que se dedican a ofrecer espectáculos de yo-yo, lo que motivó a pedir uno a su padre quien no dudo en comprárselo.

 

“Empecé con un yo-yo simple porque solo sabía subir y bajarlo, pero luego descubrí que se pueden hacer muchos trucos y le pedí a mi papá un yo-yo Duncan, ahí comencé a practicar y vi que no se me complicaba”, cuenta el menor.

 

Su ídolo es Bety Gallegos, a quien se considera en el país como experta del yo-yo y a quien admira y replica sus figuras de alto nivel como lo es el ADN y trapecio. Su voz aguda y su sonrisa se combinan con su astucia y dedicación para dominar la cuerda y el plástico redondo.

 

Prefiere el yo-yo que un videojuego

Leonardo, junto con su familia, acudió al Parque Independencia de Coatzacoalcos, donde aprovechó para mostrar sus habilidades con el yo-yo, que, entre otras cosas requieren de una gran destreza.

Mientras desenreda la cuerda de su juguete, cuenta que dedica más de tres horas a la práctica con su juguete, lo que le ha valido para mejorar sus figuras.

Sueña con ser un competidor como Bety Gallegos, -"aunque ella es mucho mejor que yo"-, pero no se da por vencido hasta que logre perfeccionarse.

 

“Me gusta mucho el yo-yo, a mis hermanos también, pero creo que a ellos se les complica más hacer los trucos”, cuenta sonriente.

 

Su madre, la señora Silvia Mejía, dice que lleva pocos meses practicando, pero al ver su talento buscaron a un maestro que le enseñara más.

“Estamos en la Ciudad de México y él ahí práctica, la verdad me siento muy orgullosa porque sí le gusta la televisión y el celular, pero le gusta más el yo-yo; por eso debemos alimentar su interés por este talento”, menciona la madre emocionada.

 

Cuando sea mayor entrare a competencias

De cuerpo menudito y tez blanca, el pequeño Leo no repara en explicar cada truco que hace, su forma de expresar transmite su emoción y pasión.

Leo también baila y combina ambos talentos en su hogar; entre sus experiencias agradables cuenta que un día se puso a practicar frente a un negocio de tacos que tiene su abuelo, donde la gente comenzó a darle dinero al ver su talento.

 

“Ese día me junté como doscientos pesos, yo no pensaba que me iban a dar dinero, fui porque mi mamá nos llevó y me puse a practicar y me sorprendí cuando veía que me dejaban dinero”, señala apenado.

 

El niño sueña con participar en competencias y enfrentarse a grandes maestros del yo-yo, aunque dice que lo hará cuando sea mayor pues reconoce que aún tiene mucho que aprender.

“Sí voy a competir algún día, porque sé que puedo, solo que me dicen que tengo que saber más figuras y cuando sea grande pues lo lograre”, afirma muy seguro.

Leonardo, invita a los niños a no olvidarse de juguetes como el yo-yo, los trompos o baleros, que asegura divierten más que un video de celular.