• Veracruz

La lucha libre resiste a la pandemia en arena de Veracruz

  • Miguel Ángel Cortés
Los luchadores del Coliseo Fraternidad 2000 realizan funciones para mantener el legado de su fundador "El Rayo Justiciero"

En el barrio popular de la colonia Hidalgo de la ciudad de Veracruz existe un cuadrilátero donde hombres enmascarados luchan a dos de tres caídas contra la covid-19, enfermedad que puso contra las cuerdas a la lucha libre jarocha.

 

Pese a la intermitencia del semáforo epidemiológico de covid en el puerto de Veracruz impide que las funciones de lucha libre se lleven a cabo con periodicidad, los luchadores se resisten a que el Coliseo Fraternidad 2000, legado de Joel Eusebio Yépez Román "El Rayo Justiciero", muera.

 

Aun con el miedo a la covid, enfermedad que el año pasado terminó con la vida de su fundador, los ´justicieros´ enmascarados se adaptaron para que la lucha libre vuelva de a poco al Coliseo Fraternidad 200 que, además, es escuela para niños y jóvenes veracruzanos.

 

"Nos resistimos, con apoyo de todos los compañeros que aportamos un granito de arena, para mantener vivo el gimnasio; hoy no se puede vivir de la lucha libre, pero la lucha libre te da vida", dijo Rocky Marvin, luchador estelar de la arena.

 

La tradición de la lucha libre jarocha continúa vive en Fraternidad 2000 con el impulso de Rosario García Domínguez "Charo", esposa del "Rayo Justiciero", cuyo legado se siente cada tarde en el ímpetu de los niños y jóvenes que aprenden el deporte de las llaves en la arena de la colonia Hidalgo.

 

El Coliseo Fraternidad 2000 abre sus puertas con un aforo del 25 por ciento de la capacidad de la arena, cada domingo que el semáforo epidemiológico está en amarillo, color que permite los eventos de entretenimiento.

 

Tanto el público como los luchadores deben medirse la temperatura y colocarse gel antibacterial en la entrada del gimnasio. Nadie entra si tiene síntomas que alerten la presencia de covid, ni porque sea un simple resfriado.

 

¡En esta esquina, Rocky Marvin! ¡Y en esta otra, Espectrito Junior!... Los luchadores se baten en duelo en un deporte que desconoce la sana distancia, en medio de una arena que antes de la pandemia lucía abarrotada, pero que ahora tiene espacios vacíos. 

Se quitaron las gradas de la parte trasera de la arena y ya nadie sube a la azotea de los vestidores para ver desde arriba el espectáculo, que se reduce a menos de 80 espectadores a quienes los enmascarados encienden con acrobacias, lances y llaves.

 

"Hay compañeros que se llegan a desesperar porque el público no les grita, porque no es la misma capacidad", contó Rocky Marvin.

 

El aforo reducido desespera a los luchadores, pero hasta ahora da frutos: ningún deportista ni aficionado se contagió de covid, que sigue sin lograr que el réferi de la tercera palmada sobre la lona para el vencimiento de Fraternidad 2000.

 

LUCHADORES, EN CRISIS

Aunque Espectrito Junior, luchador profesional desde 1986, divide su vida entre su ocupación como operador de camiones de carga y el deporte, muchos de sus compañeros del gimnasio tuvieron que recurrir a diversos oficios para sobrevivir a la crisis que la pandemia ocasionó a la lucha libre.

 

Espectrito Jr. reconoció que desde hace meses la pandemia de la covid-19 les impide trasladarse a otras ciudades y estados de la república donde la lucha libre es un deporte aclamado por los aficionados.

 

Las variaciones de los semáforos epidemiológicos regionales tienen en crisis a los enmascarados jarochos que vivían de la lucha libre, pues solo a partir del color amarillo o riesgo medio de contagio es cuando las autoridades de los estados permiten los eventos de entretenimiento.

 

"De hecho aquí ha estado parado un tiempo, se pone en verde el semáforo y continuamos, pero cuando se ha tenido que cerrar, se hace", comentó el luchador.

 

 

Al menos seis de los 40 luchadores que se presentan y pertenecen al Coliseo Fraternidad 2000, de la colonia Hidalgo del puerto de Veracruz, se dedicaban por completo a la lucha libre, sin embargo, ahora trabajan.

 

Uno de ellos es Rocky Marvin, quien de ser luchador de tiempo completo ahora reparte verduras en tiendas y supermercados de Veracruz mientras empresas como el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) o la Triple A convocan nuevamente a los ´héroes de barrio´ jarochos.

 

"A esta pandemia no podemos sobrevivir luchando nada más, por el tipo de pausas que ha llevado la lucha libre no nada más en Veracruz, sino a nivel nacional y mundial", compartió.

 

 

Vivir de las ganancias de las funciones que se realizan en Fraternidad 2000 es imposible, pues se ocupan como una cuota de recuperación para el mantenimiento del gimnasio. Los luchadores tampoco ganan nada por enseñarles el deporte a las nuevas generaciones; eso es puro amor al arte.

 

"La arena prácticamente ha sido para fomentar el deporte, empezamos la escuela de lucha libre con tres niños y hoy es una fila como de 15 elementos que vienen a aprender", señaló Rocky.

 

A pesar de la crisis por el paro involuntario que sufre intermitentemente la lucha libre jarocha, para los enmascarados de Fraternidad 2000 el regreso paulatino al cuadrilátero es una alegría.

 

Entre las desgracias de la covid – lo bonito, dijo Espectrito Jr – es que los mantiene más unidos que nunca.

 

 

 

Fotos: Coliseo Fraternidad 2000