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De la calle a grabar un disco: Colibrí y el son jarocho de Tlacotalpan

  • Carolina Hermida
“Con honestidad no sabemos si nos merecíamos esta grabación, nosotros tuvimos la oportunidad y pues tenemos que aprovecharla al 100”

Margarito, conocido como “El cuate”, es un personaje tlacotalpeño a quien por las tardes puedes ver gritando “¡Elotes!” mientras empuja un carrito verde -donde lleva sus ollas grandes, una con elotes hervidos y otra con esquites- cerca del palacio municipal.

“El cuate” también es integrante de uno de los grupos más representativos de la localidad: el Grupo Siquisirí que, por más de 35 años, han dado la vuelta al mundo y dejado en alto al nombre de Tlacotalpan, considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad.

 

El grupo Colibrí nació en la Casa de Cultura Agustín Lara de Tlacotalpan, Veracruz, una institución que por generaciones ha formado músicos, bailadores, tejedoras y artistas que han dejado en alto el nombre de la ciudad Patrimonio.

 

Margarito Pérez Vergara es el actual instructor del taller de jarana dentro de la Casa de Cultura.  Es un hombre de estatura media, regordete, con un corto bigote que se asoma entre su nariz y boca. Muchos lo confunden con su hermano Antonio –quien también es artista y elotero-. La diferencia entre ellos es una: Margarito toca fandango con su mano izquierda, Antonio lo hace con la derecha.

El Cuate comparte su historia a E-Consulta. Confiesa que al principio no quería impartir clases, pero terminó accediendo, pues “algo bueno podía surgir de ello”, dice. 

 

Desde 2017, Margarito empezó a impartir clases de jarana, pandero, canto jarocho y la ejecución de otros instrumentos. Desde entonces han pasado muchas generaciones de niños y jóvenes dentro del taller; muchos han desertado porque no les gusta la actividad, por la escuela o porque simplemente tienen otros intereses.

 

Pero hay quienes permanecen junto a Margarito y son ocho jóvenes artistas:

 

José Ángel acaba de cumplir 15 años y toca el arpa, también baila y canta. Pablo tiene 16 y es el bajista del grupo. Emiliano, de casi 16, toca la jarana; Santiago es el más pequeño, tiene 10 y toca la quijada de burro, un instrumento de percusión.

 

Isabella tiene 15 años y es percusionista con el cajón peruano, Karla de 17 toca la jarana y canta, aunque de vez en cuando baila también; Ximena de 17 baila y ha sido instructora en Casa de Cultura de baile en el periodo de vacaciones, Atenahí de 21, es la integrante más reciente dentro del grupo y por el momento solo canta.

Llenos de sueños, los ocho jóvenes y su profesor Margarito, se han preparado para cumplir uno de sus más grandes sueños y algo que veían lejos y casi imposible: grabar un disco.

 

Grupo Colibrí, detrás de melodía de “Quédate en Casa”

Margarito y los otros ocho integrantes del grupo Colibrí también padecieron los efectos de la pandemia: unos malos y otros buenos. Al principio debieron dejar de reunirse cada tarde en la Casa Agustín Lara; tocar algún son jarocho, incluso, reunirse los sábados en los bajos del palacio para participar en los fandangos.

 

Pero al inicio de la pandemia Colibrí fue llamado por el gobierno de Veracruz para la ejecución de una melodía que dejara el mensaje de quedarse en casa y cuidarse. La melodía institucional trajo consigo más oportunidades.

 

 

Con las medidas sanitarias y los permisos de sus padres, los ocho del grupo Colibrí se volvieron a reencontrar en casa de El Cuate. Primero fueron ensayos, luego algunos eventos privados en casas o en restaurantes.

 

Pasaron meses de ensayos y presentaciones en la nueva normalidad, en su caso, mediante una cámara que los transmitía por redes sociales y sin público. Poco a poco prepararon un musical de 10 sones jarochos para poder alcanzar ese sueño que aún no se les iba de la mente: su disco.

 

El disco que gobierno de Veracruz prometió a Grupo Colibrí

Quien inició con la inquietud fue El Cuate. Él comenta que aparte de querer hacer ruido dentro del movimiento del son jarocho, también se quería quedar con una parte de los chicos, pues sabe que en algún momento tendrán que volar hacia otros lugares.

 

 “Yo tenía las ganas de grabar un disco con ellos porque esta generación del grupo colibrí en algún momento va a tener que volar, entonces yo quería quedarme con eso, porque ellos ya están en preparatoria, entonces mi idea de grabar un disco es para que quede un buen recuerdo”

 

“Como decimos acá en Tlacotalpan, el que no habla Dios no lo escucha”

El 19 de junio del año en curso, tras una visita del gobernador Cuitláhuac García y el secretario de Gobierno, Erick Cisneros a Tlacotalpan, El Cuate junto con sus alumnos, acudieron al evento de la presentación de autobuses ADO conmemorativos por los 200 años de los Tratados de Córdoba.

 

“Le pedí a los chavos que me acompañaran y ahí estuvimos todo el día, le dije al secretario: mire secretario, este es el grupo Colibrí que unos meses atrás hicimos un tema musical que usted nos pidió y yo tuve el atrevimiento de pedirle una reunión esa misma noche”.

 

La respuesta fue inmediata y alentadora para el grupo, pues los citó para más tarde donde les daría la noticia que se presentarían el 12 de julio en las instalaciones de Radiotelevisión de Veracruz (RTV), en Xalapa, donde grabarían su primer material discográfico.

 

“En cuanto recibimos respuesta del secretario y dijo que sí iba a poder, sentimos tanto felicidad como orgullo y preocupación también, porque fue todo muy rápido, entonces fue algo muy bonito la verdad, nos sentimos muy orgullosos de haber tenido esa oportunidad de grabar en un lugar tan grande como lo es RTV”, comenta Pablo, el bajista.

Con los nervios de punta y la premura del tiempo, ensayaron arduamente para lograr ese sueño que cada vez iba haciéndose una realidad.

 

Llegó el día de la grabación. Se trasladaron muy temprano a la capital de estado, con ojeras e ilusiones, su primer día de grabación no resultó como lo esperaban, la intimidación del escenario y los micrófonos pusieron de cabeza los planes que llevaban para producir su primer disco.

 

“Estábamos muy cansados y súper nerviosos, (…) el primer día todo se echó a perder, fue prueba y error, no salió nada y todos terminamos bien tristes. Al terminar nuestro director habló con nosotros, que teníamos que estar tranquilos y que le echaríamos ganas porque si no esto se iba al caño”, comparte Atenahí, vocalista. 

Al día siguiente, decididos y más confiados, prácticamente terminaron su grabación; nunca habían estado en un estudio, no sabían cómo era la dinámica, lograron acoplarse para poder entregarle a sus familiares y paisanos, un trabajo bien, de calidad.

 

“Con honestidad no sabemos si nos merecíamos esta grabación, sabemos que hay grupos con más antigüedad, grupos que también están trabajando muy bien y que también se merecen una grabación, nosotros tuvimos la fortuna, la suerte, la oportunidad de tener una y pues tenemos que aprovecharla y echarle las ganas al 100 por ciento”, menciona Margarito, el artista y elotero.

 

Dentro de las instalaciones de RTV, Colibrí fueron entrevistados para el programa “Jarocho, Son y Tradición”. Los tres días concluyeron con éxito y solo queda esperar el máster para la producción y difusión del material discográfico.

 

“Sí se logró el objetivo de grabar los sones que teníamos planeados en el tiempo, básicamente grabamos los sones que significan mucho para el grupo porque son los sones que les hemos metido ciertos arreglos y cosas nuevas para que sea un poco más interesante”.

 

En la producción estarán disponibles 10 sones, en su mayoría de dominio público como Los Pollos, La Guanábana, La Petenera, La Corriente, El Calvo, El Toro, La Indita, La Tarasca, Las Olas del Mar y La Bruja, cada uno con la esencia del grupo Colibrí.

 

“Este mundo del son y la tradición que nosotros vemos tan normal nos puede abrir millones de puertas, lo que le recomendaríamos a todos los jóvenes y gente de nuestra edad que están un poco interesados (en el son) pero que todavía no se deciden: que es un mundo muy bonito y que si se los proponen le sigan para adelante” comparte Pablo.

 

Al regresar a Tlacotalpan tras la grabación, cada día se siguen preparando, participando en eventos virtuales y locales aun con las medidas sanitarias correspondientes, es un estilo de vida para ellos el practicar el son jarocho y poder compartirlo con sus amigos, familiares y gente del internet.

 

“Sabemos que hay jóvenes que participan en la cultura, pero hay muchísimos más jóvenes que están apreciando otros géneros musicales que no son los nuestros. Yo no invito no a que los dejen de escuchar si no que, así como escuchan la nueva derrama y otros géneros musicales, también escuchen lo nuestro, qué es lo que nos identifica y lo que nos da forma y vida a la cultura de nuestro país” comenta Margarito.

 

Colibrí espera con ansias el 29 de septiembre, fecha de su quinto aniversario y donde anhelan poder compartir y celebrar todo el esfuerzo y dedicación de su preparación en el disco y que, sin la ayuda de sus seres queridos no hubiera sido posible este gran regalo que la vida les dio.