• Veracruz

En plena crisis, Deymi lucha contra el cáncer infantil en Veracruz

  • Miguel Ángel Cortés
La niña de 14 años fue diagnosticada con leucemia hace cuatro meses, en medio de una crisis por el desabasto de oncológicos

Veracruz, Ver.- “Nos cambia la vida bien feo”, dijo Sara González, quien se apresuró a entrar al albergue de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) para llevar a su hija Deymi Aylin, paciente con cáncer infantil, a la Torre Pediátrica de Veracruz.

Hace cuatro meses que la madre y su esposo Luis Alberto se enteraron de que su hija de 14 años sufre leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer que comienza en la médula ósea y que, sin tratamiento, es capaz de deteriorar la salud humana rápidamente.

Todos los lunesSara viaja junto con Deymi durante siete horas para llegar al puerto de Veracruz desde la localidad de Huazuntlan, ubicada en el municipio de Mecayapan. Repite la rutina cada semana desde el pasado marzo.

 

“La niña empezó con fiebre, lamentablemente no cedía; ahí en el pueblo no tenemos doctores que estén las 24 hora, tenemos puros médicos pasantes que na’ más vienen y se van”, relató sobre la aparición del cáncer en Deymi.

 

 

La atención debe ser en la Torre Pediátrica, porque sí, no hay otro remedio. Cada lunes a las ocho de la mañana toma un taxi que la lleva desde su localidad hasta Minatitlán, donde aborda un camión que la traslada hasta el puerto de Veracruz.

Viaja sola con la menor, a veces acompañada por su suegra Teresa, pero nunca con su esposo, quien no tiene más opción que esperar cerca de casa trabajando como jornalero para conseguir dinero para que su hija siga acudiendo al Hospital Infantil jarocho.

Ahora mismo, Luis Alberto está en Ciudad Isla, donde trabaja cortando piñas. Apenas gana mil 200 pesos a la semana, una cantidad que supone impagables los viáticos de su esposa e hija, cuyos pasajes desde Mecayapan al puerto y viceversa cuestan cerca de cuatro mil pesos.

 

Sin quimioterapias, no hay esperanzas para Deymi

Tras cuatro meses de lucha, Deymi Aylin pasó de la fase inicial del tratamiento a la etapa de quimioterapias cada semana para impedir que el cáncer vuelva a su organismo después de haber desaparecido.

Sin embargo, la constante falta de medicamentos oncológicos que padece junto con otros 85 niños con cáncer atendidos por el Instituto del Bienestar para la Salud (Insabi) en la Torre Pediátrica, exponen su salud.

 

“Lamentablemente el hospital casi no cuenta con medicamentos; esta semana vine, le tocaba vincristina y pues no lo tenían, tuve que andar dando vueltas para conseguirla y que le aplicaran (la quimio)”, comentó Sara.

 

Sin quimioterapias, no hay esperanzas para Deymi

Tras cuatro meses de lucha, Deymi Aylin pasó de la fase inicial del tratamiento a la etapa de quimioterapias cada semana para impedir que el cáncer vuelva a su organismo después de haber desaparecido.

Sin embargo, la constante falta de medicamentos oncológicos que padece junto con otros 85 niños con cáncer atendidos por el Instituto del Bienestar para la Salud (Insabi) en la Torre Pediátrica, exponen su salud.

 

“Lamentablemente el hospital casi no cuenta con medicamentos; esta semana vine, le tocaba vincristina y pues no lo tenían, tuve que andar dando vueltas para conseguirla y que le aplicaran (la quimio)”, comentó Sara.

 

Al igual que otras mamás, en los últimos meses Sara consiguió medicamentos para las quimioterapias de su hija gracias al apoyo de las fundaciones Nariz Roja y AMANC que, incluso, les brinda un espacio para pernoctar a aquellas familias que no son del puerto de Veracruz.

 


“La verdad yo creo que el presidente de la república debería ver las necesidades y surtir los medicamentos, porque la verdad de eso depende que los niños salgan adelante”, expresó.

 

Ahora Deymi se encuentra en la fase de mantenimiento, es decir, en aquella etapa fundamental para evitar el regreso del cáncer. Su única garantía de vida son los medicamentos, pues sin ellos no hay quimioterapias.

 

Con otras madres buscó ayuda del presidente, pero no fue atendida

Eran las cinco de la mañana cuando junto con otras madres de niños con cáncer ya esperaba a las afueras del Hotel Emporio, en el Centro Histórico de Veracruz, para ver al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Hubo una sola misión: enterar al mandatario del padecimiento de 86 niños con diversos tipos de cáncer a causa del desabasto de medicamentos utilizados para la aplicación de quimioterapias. Misión imposible.

Obrador salió del hotel con la noche aún encima, con prisas subió a la camioneta que lo trasladó hacia el Museo Naval, mientras las madres solo miraban, sin mucho que hacer.

 

 

Mientras la noche se desvanecía y el sol empezaba a ponerse, Sara y compañía caminaron hacia el recinto naval, desde donde el presidente de la República ofreció la conferencia matutina de este lunes.

El dispositivo de seguridad les impidió avanzar mucho, pero acostumbradas a los obstáculos, las madres de los menores con cáncer solo desplegaron una a una, pancartas llenas de consignas.  “Queremos quimioterapias”, la principal.

Aun vestidas todas con playeras negras se confundían entre los jubilados del IMSS y habitantes de fraccionamientos sin municipalización, que también acudieron a manifestarse, sin embargo, fueron las primeras en llamar la atención de Manuel Huerta Ladrón de Guevaradelegado del Bienestar en Veracruz.

 

 

Un momento de atención del delegado estatal de Programas para el Desarrollo no bastó. La “mañanera” terminó y otra vez, con prisas, López Obrador partió rápidamente del puerto de Veracruz sin escuchar a las mamás y demás manifestantes.

Sara ni siquiera alcanzó a ver la partida del presidente; antes tuvo que abandonar el plantón para ir por Deymi Aylin al albergue de AMANC, para llevarla al Hospital Infantil de la avenida 20 de noviembre.

 

Asociación la ayudó, pero antes se endeudó por salvar a su hija

Cuando Sara llegó al puerto de Veracruz para que su hija recibiera atención médica en la Torre Pediátrica se encontró con un hospital sin medicamentos. Ignorante de la existencia del apoyo de asociaciones, su único remedio fue endeudarse para salvarle la vida a Deymi.

 

“En tres meses la verdad nos gastamos un buen, como unos 60 mil pesos; quedamos endeudados”, contó.

 

Sara y su esposo Luis Alberto aún continúan pagando la deuda que contrajeron durante los primeros meses del tratamiento que su hija lleva contra el cáncer. Ahora redujeron gastos gracias a que AMANC los apoya con albergue y, en ocasiones, con medicamentos.

 

“Es feo no tener los medicamentos, porque de eso depende la vida de ellos, de que salgan adelante, pues la verdad se siente uno bien mal porque no tenemos los recursos para comprar los medicamentos, lamentablemente no puedo, no está a mi alcance”, señaló.

 

Dos años con desabasto; últimos meses, los peores

Al igual que en Veracruz, cientos de padres y madres de niños con cáncer de todo el país, enfrentan una lucha particular desde 2019: la exigencia de medicamentos para que sus hijos accedan a la aplicación de quimioterapias.

En dos años de lucha para conseguir el abasto de medicamentos, los padres de familia recibieron descalificaciones de funcionarios federales y estatales que, rehusados a admitir su responsabilidad, prefirieron negar la falta de las medicinas.

La llegada de 2021 empeoró la crisis del desabasto de medicinas oncológicas para los niños con cáncer de la Torre Pediátrica de Veracruz y de todo el país. La situación derivó en una serie de manifestaciones desde hace un mes, desde el movimiento #HazParo.

Al movimiento, convocado a nivel nacional por la fundación Nariz Roja, se unieron madres veracruzanas, que marcharon el pasado 30 de junio desde el zócalo de Veracruz hasta el Hospital Infantil en la avenida 20 de noviembre.

Las madres, lideradas por Cora de Jesús Rodríguez, bloquearon la vialidad durante 16 días en los que también llevaron a cabo cierres en vialidades alternas, fundamentales para el flujo vehicular en el puerto.

Incluso, apostaron por manifestarse en la carretera que lleva hacia el Aeropuerto Internacional “Gral. Heriberto Jara Corona” para llamar la atención de las autoridades.

A la fecha, las madres veracruzanas sostuvieron seis reuniones con autoridades del Insabi y de la Secretaría de Salud, quienes se comprometieron a realizar la entrega de un lote con al menos 13 de 16 claves faltantes de medicamentos contra el cáncer el pasado viernes 23 de julio.

Pese a las promesas, los medicamentos nunca arribaron a la Torre Pediátrica, por lo que al día siguiente las madres decidieron manifestarse durante la gira de trabajo del presidente López Obrador por el municipio de Boca del Río.

Como sucedió este lunes, el sábado 24 de julio las madres tampoco pudieron tener comunicación directa con el mandatario nacional.

Ese mismo día, padres y madres de niños con cáncer protestaron desde el monumento del Ángel de la Independencia hasta el zócalo de la Ciudad de México para exigir al gobierno federal que resuelva la falta de medicinas contra el cáncer.

Durante la “Gran Marcha Quimios Sí”, los manifestantes reprocharon a la federación la destinación de recursos para la consulta contra expresidentes y el envío de insumos a Cuba, en lugar de aprovecharlos para la compra de medicamentos.

La historia de Sara y su hija Deymi Ailin es solo el ejemplo de uno de los cientos de historias de niños con cáncer en el país que se aferran a la vida, aun sin dinero ni medicinas. El reclamo de las madres veracruzanas hace eco en todo México: no hay quimioterapias.