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Prácticas sexuales prehispánicas que no agradaron a los cristianos

  • La Silla Rota

Xalapa, Ver.- A la llegada de los conquistadores, el cristianismo se horrorizo por algunas de las prácticas sexuales de los pueblos mesoamericanos.

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Muchas culturas de la antigüedad consideraban que las relaciones sexuales eran de carácter mágico. Para ellos representaba una relación entre el hombre y el cosmos, pensaban por ejemplo que tenía algo que ver con la fertilidad de la tierra para las buenas cosechas.

La práctica sexual es un acto evolutivo para conservar la vida, un acto por demás natural. Un pueblo cuya moral oculta al sexo, es un pueblo que niega la naturaleza humana. Sin embargo, el cristianismo condena la exploración del cuerpo y repudiaba las prácticas sexuales de las naciones indígenas en Mesoamérica.

Los mayas concebían el erotismo como un principio organizador del mundo, relacionado a aspectos tan fundamentales para su cultura como el día y la noche, los colores, o los puntos cardinales. La masturbación era un acto sagrado, el semen provoca algún efecto en el vientre femenino que hace brote la vida, al igual que el agua hace que brote la vida sobre los surcos en la tierra.

En diversas culturas del mundo, la tierra representa una deidad femenina. Las tierras fértiles eran comparadas con las mujeres de caderas anchas, ambas creadoras de la vida.

Para los mayas y la mayor parte de culturas mesoamericanas, el sexo entre individuos del mismo género era algo común, pero para los aztecas se trataba de un delito castigado con la muerte.

La moral española, influida por el cristianismo y su desprecio sistemático al cuerpo, considera inaceptables todas estas prácticas que formaban parte importante de la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos.

Entre los objetos prehispánicos que se conservan, hay objetos que cuentan la apertura hacia el sexo y la importancia que este tenía en la vida y el pensamiento antiguo. Estos objetos tenían fines rituales o masturbatorios, que muestran que el placer y el descubrimiento del cuerpo eran prácticas bien vistas.  

Después de la conquista un sinfín de estas piezas fueron destruidas, por considerar que faltaban a la moral y constituían un pecado que ofendía tanto a dios como al cuerpo humano. En su lugar los conquistadores impusieron el pensamiento cristiano que prohibía la exploración del cuerpo y reprimía estás prácticas sexuales.

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