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Palizada y turismo a la baja en Costa Esmeralda por Franklin

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Una mar de palos y ramas es lo que se aprecia en las playas de este sitio turístico al que arriban cientos turistas cada fin de semana.

Costa Esmeralda; Mpio. Tecolutla, Ver.- Una mar de palos y ramas es lo que se aprecia en las playas de este sitio turístico al que arriban cientos turistas cada fin de semana y durante vacaciones de verano a veces los hoteles ni se dan abasto.

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Azotada por el huracán Franklin, la Costa Esmeralda quedó lastimada, sin energía eléctrica, sin agua y destruidas las palapas localizadas a orilla de playa, que ofrecen la venta de alimentos, bebidas y artesanías.

Los propietarios de las palapas, meseros y cocineras miran con tristeza la destrucción de las palapas a causa de los vientos que entraron con una fuerza de 180 kilómetros por hora, que trajo el huracán Franklin la noche del miércoles.

Están molestos porque ninguno de los servidores públicos que integran el ayuntamiento de Tecolutla, que preside, Wenceslao Santiago Castro ha ido a ofrecer su apoyo, ni hacer una lista de los daños.

Han pasado casi 70 horas después del huracán, y la gente recuerda aun como sonó el viento esa noche y las laminas, palos y todo tipo de objetos que volaba arrastrados por la furia de Franklin.

Ahora quedan las labores de limpieza, de levantar las palapas tiradas sobre la arena, de ver si pueden rescatar las sillas, las mesas, o uno que otro traste que les haya quedado.

La Costa Esmeralda, llamada así por su color de mar, se cambio al de al cafe de un mar revuelto por la marejada y las toneladas de "palizada" que arrastraron hasta la playa.

Los propietarias de una palapa, Antonia y Ana Luisa Aguilar expresaron su tristeza porque con ahorros y créditos lograron poner su negocio, daban empleo a cuatro personas más y ahora solo queda un montón de palmas y palos, porque Franklin destruyó todo.

Por su parte, otro "Palapero" contrató un camión de volteó para transportar ahí los restos que quedaron de su negocio.

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Molesto porque su palapa fue destruida, sólo alcanzó a decir que el camión de volteo le cobró 800 pesos por llevarse las palmas y los palos de lo que fue una palapa.

Finalmente, los comerciantes informaron que juntarían toda la palizada para "quemarla" porque no sabían donde iban a poner tanta rama que les trajo el mar con la fuerza de Franklin.

Avc

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