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Veracruz: mujeres con VIH, entre la muerte y la discriminación

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La violencia obstétrica a pacientes con vih afecta no solo a las mujeres portadoras del virus, sino también a sus hijos e hijas.

Xalapa, Ver.-  “Margarita” y “María” son dos mujeres que sufrieron violencia obstétrica en el momento en que atendían sus embarazos.

El maltrato psicológico, la agresión verbal, la violencia obstétrica y la discriminación por parte del personal médico, de enfermería y administrativo de dos de los más grandes hospitales de Veracruz fueron las constantes en sus casos, lo que derivó en la muerte de una de sus hijas.

Estas mujeres no se conocen entre sí, viven en ciudades totalmente diferentes, sus edades son distintas, sus condiciones de vida son ajenas la una de la otra, pero coinciden en algo, fueron diagnosticadas con VIH y buscaron atención médica para vigilar sus embarazos y el nacimiento de sus bebés en el Sector Salud de Veracruz.

Sus historias son una muestra de la discriminación y la violencia estructural que se ejerce desde las instituciones públicas de salud en Veracruz, a través del personal, el cual supuestamente se encuentra capacitado y sensibilizado para atender a pacientes -tanto hombres como mujeres- con VIH de manera respetuosa, sin embargo esto no es así en la práctica.

Veracruz es el segundo estado que más menores reporta viviendo con VIH en el país, de acuerdo con las cifras de Censida, pues durante 2016 se contabilizaron 380 personas de entre dos y 18 años en tratamiento antiretroviral en la entidad, esto principalmente a consecuencia de la transmisión vertical, es decir de madre a hijo, que no ha sido posible parar por corrupción, desidia y discriminación hacia las mujeres durante la edad reproductiva.

También es el único estado, hasta el momento, donde se encontró la compra de pruebas rápidas de VIH defectuosas, carentes de registro sanitario y las cuales, pese a las exigencias de grupos de contraloría social, fueron distribuidas entre la población, poniendo en riesgo la vida de cientos de personas pues estos kits dan resultados falsos, es decir dicen a pacientes con VIH que no lo tienen.

Pese a la situación tan crítica que se vive en la entidad y a que Veracruz es una de las principales entidades en cuanto a muerte por sida en el país, las autoridades han actuado de manera omisa en la atención de esta pandemia pese a que se cuenta con la única legislación del país para prevenir, atender y erradicar la epidemia del VIH.

Margarita y la discriminación

“Margarita” pasó 28 horas en una camilla, esperando que la llevaran a un quirófano para que le practicaran la cesárea indicada para el nacimiento de su primera hija.

Por su diagnóstico de VIH, el nacimiento de la pequeña no podía ser por vía natural, a pesar de que existían las condiciones, pues se necesitaba evitar a toda costa la transmisión vertical del virus a la bebé.

“Las enfermeras ni se querían asomar”, cuenta “Margarita” una joven, de apenas 27 años, paciente de VIH, quien en diciembre pasado, terminó dando a luz a su hija por vía natural sola, porque el personal médico y de enfermería le negó desde la atención más básica, hasta la cesárea que se requiere en estos casos.

Así, sola, en una camilla, aguantó lo más que pudo las contracciones, pidiendo a las enfermeras que por favor la pasaran a quirófano, mientras ellas le decían “aguántate, de todas formas no hay quien te atienda”.

Cerca de las 11 de la noche del 16 de diciembre de 2016, apenas a dos semanas de entrada la nueva administración estatal, “Margarita” sintió “como que algo se me reventaba” y de inmediato salió la cabeza de la niña, abriéndose paso para salir por completo por vía vaginal, obligando a su madre a incorporarse como pudiera y sostenerla con sus propias manos.

“La niña ni chilló, ni se movió” recuerda “Margarita” quien está consciente de que en todo momento las enfermeras la dejaron sola por su condición de paciente con vih, pues ella recuerda que no se querían ni asomar a la habitación, mucho menos tocarla.

Afuera del área de hospitalización, en el Hospital Regional de Poza Rica ese mismo 16 de diciembre, su esposo, pedía a las trabajadoras sociales del hospital, a las enfermeras, al personal médico y al propio director del nosocomio, Salatiel Cruz Vidal -quien además está registrado como obstetra-, que atendieran a su esposa y la pasaran a quirófano para la cesárea, sin embargo no obtuvo respuesta.

El argumento que le daban era que “había otros casos más urgentes” que el de “Margarita”, sin embargo cuando ella empezó el trabajo de parto, por vía natural, pese a pedir ayuda a las enfermeras, ninguna la atendió “apenas una se medio asomó cuando se me rompió la fuente, pero ni vino”, dijo.

A las 11 de la noche un médico pediatra le informaba al esposo de “Margarita” que la niña había nacido por vía natural y le mostró una fotografía de la pequeña, tomada con su celular, explicándole que la niña había nacido por vía natural y no por cesárea, como debió ocurrir en su momento.

La niña tuvo un diagnóstico de insuficiencia respiratoria aguda, pues por la espera y la falta de atención, “se le pasó el parto”, lo que trajo como consecuencia que apenas una semana después muriera en el Hospital Regional de Poza Rica, del que nunca pudo ser dada de alta.

Además de la discriminación durante el nacimiento de su hija, que desencadenó posteriormente en su fallecimiento, “Margarita” sufrió de una infección, pues al hacerle el trabajo de curaciones tras el alumbramiento de la niña no sólo no hicieron la limpieza adecuada, sino que además no le dieron receta para antibióticos, ni analgésicos, por lo que dos días antes del fallecimiento de la pequeña, ella tuvo que ser hospitalizada nuevamente por la fiebre y la infección y horas después tuvo que exigir su alta voluntaria para poder salir para el velorio y entierro de su bebé.

Este caso, donde se muestran ejemplos de violencia obstétrica y discriminación por el diagnóstico de VIH de la madre, fue denunciado por la familia ante la Fiscalía General del Estado, la Contraloría General y la Comisión Estatal de Derechos Humanos, sin embargo, el secretario de Salud, Arturo Irán Suárez Villa, niega, que existan casos de este tipo en los nosocomios a cargo de la dependencia que encabeza.

Violencia obstétrica, una constante para mujeres con VIH

“A las mujeres que tienen VIH, los casos que hemos visto, las maltratan, las ofenden, las humillan, no las quieren tocar, no las quieren atender, esas es una conducta que desafortunadamente se da mucho en los servicios de salud”.

Estas son las palabras de María de la Cruz Jaimes, directora del colectivo feminista Cihuatlactolli, quien ha presenciado en múltiples ocasiones la violencia obstétrica hacia mujeres con VIH, cuyas víctimas se mantienen en silencio por temor al estigma y la discriminación en su vida cotidiana, no solo en la calle, en los trabajos o las escuelas, sino en los propios hospitales, donde además las amenazan con quitarles los tratamientos antiretrovirales, cosa que de acuerdo con la legislación nacional, no es posible.

La propia María de la Cruz Jaimes recuerda un caso que a ella le tocó acompañar, en el que las enfermeras, sin siquiera ver el expediente, obligaron a una mujer a amamantar a su bebé, transmitiéndole vía leche materna el VIH.

“En los casos de mujeres con VIH, uno de los casos que más lamentamos, fue que dentro de los servicios de salud llegan las mujeres y las enfermeras le obligan a que den pecho a los niños, ni siquiera leen el expediente, entonces así, conocimos el caso de un niño que nació libre de VIH pero se lo transmitieron ahí porque la enfermera obligó a la madre a darle leche materna.

Pese al acompañamiento que diversas organizaciones dieron a las víctimas de estos actos, dijo que no hubo denuncia formal, pues la gente tiene miedo de acudir a las autoridades, “Hemos denunciado, pero a los medios, hemos hecho algunas cosas, denuncias jurídicas en Fiscalía, la gente no se atreve, es gente que tiene seguro popular y programa de prospera y la gente tiene miedo de que le quiten la atención, que les quiten el apoyo, la gente viene y denuncia, pero a la mera hora no”.

“La mayoría de la gente que trabaja en la secretaría atendiendo a las y los pacientes tiene una cultura de maltrato hacia quienes atienden y a las mujeres es una discriminación frecuente y en los servicios de salud no se quedan atrás, hemos tenido casos de mujeres a las que las obligan a usar el dispositivo”, dijo de la Cruz Jaimes.

Pese a los talleres de capacitación y a la actualización a la que se somete al personal de salud, este tipo de acciones continúa, incluso la propia María de la Cruz recuerda que a ella misma al acudir a recibir atención médica, una enfermera la acusó de ser un peligro para el personal médico y de enfermería por el simple hecho de tener tatuajes, lo cual, dijo, demuestra el nivel de prejuicio que tienen quienes deberían saber que esto no debe ser así.

“Pensé en quitarme la vida”: María

Otro de los casos de violencia obstétrica a pacientes con VIH que se han registrado en la entidad, gracias a que las víctimas han decidido denunciar, es el de “María”, una joven que en el Hospital de Alta Especialidad de Veracruz fue atendida por el ginecobstetra Alejandro Crisóstomo Rivera, quien a lo largo de las cuatro consultas que le dio ejerció sobre ella y su pareja una violencia psicológica y verbal constante.

La joven cuenta que el médico la regañaba, le decía que su bebé nacería deforme, sin brazos, sin piernas y con diversos padecimientos, esto mientras la atendía en las consultas mensuales durante la gestación, como lo marcan los protocolos de salud para cualquier mujer embarazada.

Por su diagnóstico de VIH el propio médico le insistía en que su bebé nacería enfermo y con malformaciones, acusándola a ella y a su pareja de irresponsables por continuar con el embarazo.

Ella en las consultas le argumentaba que llevaba el tratamiento antiretroviral, que le proporcionaban en el Capasit y que tanto ahí como por parte del Grupo Multisectorial VIH le decían que si continuaba con sus medicamentos de manera estricta, su bebé podría nacer libre de la enfermedad, siempre y cuando se le practicara una cesárea y no le amamantara al nacer.

Sin embargo, Crisóstomo Rivera, le decía que “eso te dicen para que no abortes” presionándola constantemente con acusaciones y amenazas de que su bebé nacería con problemas.

Esta violencia psicológica constante que sufrió durante las consultas la llevó a un estado depresivo severo, por lo que tomó la decisión de quitarse la vida, pensando que “¿para qué voy a traer a un bebé a sufrir al mundo?” restándole importancia a su propia vida.

Afortunadamente alguien más la contuvo y la convenció de buscar una segunda opinión, ahora en el servicio privado, encontrando que las amenazas hechas por el médico del Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, eran falsas, pues los estudios indicaban que su bebé no tenía problemas de salud.

Ante eso ella decidió presentar una denuncia en contra del médico, a quien se le han acumulado ya varias, de acuerdo con el Grupo Multisectorial VIH, sin embargo a la fecha, de acuerdo con Patricia Ponce, integrante de este, no se han tomado medidas concretas para sancionarlo o evitar que continúe afectando la vida y los tratamientos de otras embarazadas en estas condiciones.

“María” pudo cambiar de obstetra, continuó con su embarazo hasta el término y tuvo un bebé que ya se encuentra cercano al año de vida y no presenta problemas de salud hasta el momento, ni siquiera tuvo la transmisión vertical del virus gracias al tratamiento que llevó la madre a lo largo del embarazo y a que evitó la lactancia, como marcan las normas internacionales.

Sobre Alejandro Crisóstomo Rivera, se puede decir que además de ser un reconocido gineco-obstetra en el Hospital de Alta Especialidad de Veracruz, es además catedrático de la Universidad Veracruzana y de acuerdo con el Grupo Multisectorial VIH, este no es el único caso por el que se le ha denunciado, sin embargo cuando crece la inconformidad en el hospital, los diferentes directores que ha tenido la institución, sólo lo retiran del servicio a mujeres con vih por algunos meses y posteriormente regresa, incurriendo nuevamente en actos de violencia obstétrica y discriminación contra ellas.

Por parte de la Secretaría de Salud no se obtuvo respuesta sobre estas acusaciones contra el médico, ni sobre los motivos por los que continúa dando atención a pacientes con VIH pese a las denuncias y quejas por maltrato y discriminación.

Avc

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