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Gaspar Romero en EEUU, una gira inesperada

  • Jorge A. González
Visita Texas y el éxito extiende su estancia. En tiempos difíciles, canta a los migrantes mexicanos.

Por Jorge A. González

Periodista Independiente

Mientras que en Estados Unidos se asimilan las elecciones presidenciales más controvertidas y reñidas de su historia, un joven veracruzano irrumpe con su guitarra a cuestas en este país en el que se anticipa -hoy con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump- dejaría de ser aquella Nación donde todos los sueños se cumplen.

Aún por sobre los retos que representa el dividido ánimo social de los norteamericanos, el cantante Gaspar Romero Azamar  aceptó la invitación de una amiga al vecino país para actuar en el Festival de la Michelada en Fort Worth, ciudad ubicada en los condados de Tarrant y Denton en la región noreste del Estado de Texas.

Su presencia en el escenario, su amplia registro de voz y técnica vocal no pasaron desaparecidos por el público asistentes, pronto le llovieron invitaciones para llevar su música a otros foros: círculos sociales y culturales; centros comerciales, ferias, rodeos e hipódromos, así como centros culturales de la comunidad de este estado.

A más de un mes, Romero Azamar emprendió una gira inesperada e intensa que lo han llevado a presentarse ante diversos públicos, especialmente los que conforman la clase obrera hispana: ciudadanos y nacionalizados que gustan de la música mexicana.

Desde su llegada, interpretar el cancionero mexicano en Estados Unidos es toda una experiencia para el artista veracruzano: “es traer un pedazo de México y compartirlo con la gente que añora estar en su Patria. Reestructuras tus convicciones y tus gustos musicales con mucho más sentimiento; como que dejas de oír y empiezas a escuchar cada palabra de cada canción con más significado”.

Su visita al extranjero para nada significa quedarse y buscar fortuna como generalmente se piensa, su honesta intención asegura, es clara: “vengo en plan de explorador y con la finalidad de crecer como intérprete dejando a un lado mi zona de confort”.

Enfundado en su traje negro de charro, sombrero y botas, el artista ha viajado miles de kilómetros para hacer lo que más le apasiona, compartir la música vernácula que lo enorgullece. Revivir a viejos compositores y retomar a los nuevos desde su muy particular forma de interpretar.

Arlington, Austin, Oklahoma, Dallas y Houston son algunos de lugares donde ha llevado su presencia musical, tradición e identidad, y manifiesta que regresará a México no sin antes pisar los escenarios de San Antonio. Su viaje ha sido como un popurrí de nuevas experiencias que traerá consigo para alimentar sus conocimientos y ascender en la nada fácil carrera artística.

Con su porte de charro mexicano, el intérprete ha evocado hasta entonces  música de corridos mexicanos, norteñas, bolero ranchero, sin faltar los éxitos de Pepe Aguilar, Vicente Fernández y Joan Sebastian; temas de los más solicitados, aunque dentro de su repertorio y de su corazón hay un espacio para Veracruz en las letras de Agustín Lara.

El paso de Romero Azamar por apenas una parte del territorio norteamericano, no representa una simple gira con fines particulares, va más allá de subir a un escenario, sostener un micrófono y escuchar los acordes del guitarrón, la trompeta y los violines del mariachi; es recordarle a los migrantes mexicanos de dónde vienen él: de una tierra de fe, trabajo y esperanza.

DEL ARTISTA

Gaspar Romero Azamar nació en el municipio de Boca del Río. El tenor lírico veracruzano fue ganador del concurso de aficionados del programa de Radio Televisión de Veracruz  “El Molcajete”,  en la capital del Estado, seguido de diferentes reconocimientos.

Graba su primer material discográfico “El Color de un Mexicano”, que incluye doce canciones de compositores mexicanos como la Suite española como “Granada”, “Silverio Pérez”, “Novillero” del “Flaco de Oro” y algunos otros de la música vernácula mexicana.

Tuvo destacada participación en el concurso de canto “La Voz de Lara”. Se ha desempeñado como jurado calificador y cantante en distintas ciudades tales como Tuxpan, Pánuco, Papantla, Córdoba, Coatzacoalcos, Acayucan, Tlacotalpan, Boca del Río y Poza Rica.

Su música la ha llevado a teatros y museos como el teatro del estado de Xalapa, teatro Clavijero, Teatro de la Reforma, Teatro Netzahualcóyotl, La Casita Blanca; siendo también colaborador como asesor artístico de nuevos talentos.