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Javier Duarte da su último Grito de Independencia

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Con apenas ocho repiques de campana, el gobernador Javier Duarte de Ochoa celebró su última ceremonia del Grito de Independencia en Veracruz

Con apenas ocho repiques de campana, el gobernador Javier Duarte de Ochoa celebró su última ceremonia del Grito de Independencia en Veracruz.

Una marea roja inundó la plaza Sebastián Lerdo de Tejada. El rojo fidelidad apareció como fantasma en las gorras que Acción Social entregó a quienes se reunieron para celebrar el Grito de Independencia, en su mayoría ciudadanos que fueron trasladados desde colonias de la periferia hacia el centro.

Banderas por doquier, la marcha militar y música regional mexicana, se mezclaban en los oídos de los xalapeños. De marco, en Palacio de Gobierno luces de colores formaron una bandera que al centro, en el balcón del Gobernador, tenía plasmado el escudo nacional.

Entre el pueblo, el momento no era una fiesta como tal, pocos respondían a la música y cerca de las 10 de la noche la plaza no se había llenado, a diferencia de tiempos pasados, cuando a esta hora no cabía un alfiler.

A pesar del impresionante despliegue de policía estatal, que permitía el paso e ciudadanos a cuenta gotas, y del cierre del centro prácticamente desde la calle Poeta Jesús Díaz, la emoción por atestiguar la última celebración de Javier Duarte de Ochoa como mandatario, no era visible.

Apenas el anuncio de la próxima presentación de Espinoza Paz arrancó un grito de los presentes. Hasta los niños se treparon en las vallas para lograr aumentar su estatura cinco centímetros y lograr ver al intérprete de "El próximo viernes".

Alejados de la parafernalia, los pambazos para los "invitados" de colonias no se hicieron esperar; y después de varias horas esperando, ni los 500 pesos pagados hacían que rechazaran un pambazo de chorizo para matar el hambre mientras el gobernador salía al balcón central de Palacio de Gobierno.

Mientras, los autobuses de pasajeros que trasladaron a los xalapeños de sus colinas a esta "fiesta", se ubicaron en calles aledañas en espera de que retornaran a las unidades.

Antes de la llegada del Gobernador al palco central, se ubicaron miembros de su gabinete y los titulares del Poder Legislativo y Judicial, Octavia Ortega Arteaga, y Alberto Sosa Hernández, respectivamente.

Fue en punto de las 11 de la noche cuando por última vez, el gobernador Javier Duarte de Ochoa y su familia, caminaron por los pasillos de Palacio de Gobierno y ubicarse en el salón en donde recibió la bandera mexicana de manos del Ejército Mexicano.

La marcha militar comenzó a retumbar y la escolta de las Fuerzas Armadas avanzaron hasta entregar el Lábaro Patrio al Gobernador.

Enfundado en un traje oscuro y con corbata verde, Duarte de Ochoa caminó hacia el balcón principal y sonó la campana.

Con voz entrecortada dijo ante los presentes: "Veracruzanos, viva la independencia nacional, vivan los héroes que nos dieron patria; viva Miguel Hidalgo y Costilla; viva José María Morelos y Pavón; viva Guadalupe Victoria; viva Josefa Ortiz de Domínguez; viva Veracruz, viva México, viva México, viva México".

Rompiendo el protocolo, Duarte dio un beso a la bandera por última vez.

Y con ello vio por última vez la multitud en plaza Lerdo dispuesta a celebrar el "Grito de Dolores" y con ocho repiques de la campana y el ondear de la bandera, Duarte de Ochoa entonó el himno nacional y entregó nuevamente la bandera a los militares.

Le siguió el espectáculo de fuegos pirotécnicos como interpretaciones como el Huapango de Moncayo, y hasta la melodía característica de su Gobierno, el tema de cierre del espectáculo "Jarocho".

Tras estos breves minutos, Espinoza Paz salió al escenario y la muchedrumbre se deshizo en gritos y aplausos.

Al Gobernador y sus invitados especiales les esperaba una cena en el patio central de Palacio de Gobierno.