El velódromo se convirtió en un buque acorazado durante el desarrollo del V informe de Gobierno. Elementos de la fuerza civil resguardaban las entradas, arcos detectores de metales escaneaban a los invitados, elementos de seguridad palpaban las ropas de los acarreados. Ni siquiera la señal de internet traspasaba sus muros –no vaya a ser que alguien mande un tuit que perturbe las buenas conciencias-.

Pero ni los elementos de la Fuerza Civil ni los arcos de seguridad ni el bloqueo de la señal de internet impidieron que un trío de madres de personas desaparecidas entraran al recinto del IV informe y expresaran sus exigencias.

“Me tuve que disfrazar de priísta para poder entrar, porque a mí no me hubieran invitado”, dice Sara Rodríguez González, madre de Ivanhoe Mass González, quien desapareció con Ramona Rosalía Hernández Ávila, el 14 de marzo del 2010, en las playas de Boca del Río, a manos de la extinta policía intermunicipal Veracruz-Boca del Río.

Cinco minutos llevaba Javier Duarte hablando de los logros de su gobierno, cuando los integrante del Colectivo por la Paz Región Xalapa desplegaron dos lonas con los rostros de desaparecidos.

No pudieron exhibirlas mucho tiempo, un hombre de camisa de manga larga en color azul y pantalón oscuro, llegó por atrás y súbitamente, se las arrebató.

Sin embargo, el breve jaloneo fue suficiente para llamar la atención de los invitados especiales. El propio Javier Duarte se dio por aludido. Desde el podio principal, pidió al personal de logística dejar que la manifestación se llevara a cabo.

“Estamos en un estado en donde hay libertad de expresión”, dijo el mandatario seguro de sí. Ni modo que los gobernadores Rafael Moreno Valle, de Puebla, Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, y Manuel Velasco Coello, de Chiapas, que estuvieron presente en el IV informe, se indignaran por un grupo de madres de personas desaparecidas. Después de todo, ellos son los autores de la Ley bala, el desplazamiento de familias de escasos recursos en pro de empresas hoteleras, y de la frivolidad política. Seguro que podrían aguantar el incómodo momento.

Sara Rodríguez y sus acompañantes no frenaron la manifestación por la ausencia de las lonas que les arrebataron. De sus bolsas sacaron fichas de búsqueda de desaparecidos, y la protesta continúo.

“Estoy aquí para desmentir al gobernador de que se está preocupando por los desaparecidos”, dijo Sara. 

La mujer, con rasguños en los brazos, las uñas quebradas por el forcejeo de las lonas, muestra su aplomo: “Estoy en la lucha buscando a mi hijo, me cueste lo que me cueste”.

Esta madre no está convencida de que la administración en turno desarrolle un buen trabajo en la búsqueda de desaparecidos.

“La situación no está mejorando, cada día hay más muertos”, dice. Y enumera que en la actualidad, el Colectivo por la Paz Xalapa tiene 27 desaparecidos,  la organización el Solecito de Veracruz tiene 43, y en el de las Madres de Córdoba y Orizaba busca a 23 desaparecidos.

“Acaba de manifestarse una madre y  lo que hizo fue burlarse, y hoy,  lo que sus guaruras hicieron fue agredirme”, se queja.

Hasta donde se encuentra Sara Rodríguez llega personal de Política Regional de Gobierno del Estado a ofrecer una audiencia con el gobernador, a cambio de que se retiren del sitio.

“Yo no quiero una reunión con el gobernador, solo quiero mostrarle al pueblo lo que está pasando, que es mentira que están buscando a nuestros desaparecidos”, contesta la mujer.

El personal de gobierno se mira en una encrucijada, no pueden retirar a la mujer con violencia, por la orden que ha dado el jefe desde la tribuna, y no pueden dejar que la manifestación continúe a la vista de los invitados de honor.

El ingenio se hace presente. Un par de asientos más adelantes, pusieron de pie a una docena de jóvenes y le dieron a sostener una pancarta de apoyo a Javier Duarte. Imitan así, el viejo truco esconder el desorden dentro del armario.

El informe puede continuar.