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Globos monumentales despiden a los fieles difuntos en Zozocolco

El Festival de globos ha reunido durante los días 6, 7 y 8 de noviembre, más de 20 mil personas.

La fascinación por los globos comienza en la infancia y parece no terminar jamás. Su color, la baja densidad y el comportamiento extraño que tienen al ser golpeados suele encantar a niños y adultos. ¿Qué de placentero tiene mirar con la boca abierta, como se eleva un globo?

Del interior de la iglesia de Zozocolco salen una docena de hombres y una mujer cargando un lienzo de papel de china; cuando están en la explanada principal del templo, comienzan a desdoblarlo. A la vista, quedan los colores: rojo, verde, amarillo, café.

Los hombres de este equipo de globeros, que participan en el doceavo Festival de Globos de Papel China de Zozocolco, no se dan abasto. Uno de ellos pide al público que se una al equipo.

Algunos voluntarios, ubicados en las gradas de piedra que están frente a la iglesia, al estilo de un coliseo griego, aceptan la invitación. Ahora ellos también son globeros. Más tarde, los que se quedaron en sus asientos también se volverán.

El momento de elevar un globo monumental de papel de china, con 21 metros de altura, es un caos ordenado. Mientras los voluntarios sostienen con cuidado el lienzo, las órdenes y contra órdenes se dan en la boca del globo.

Mientras varios hombres sostienen el aro que da forma a la boca del globo, un hombre inyecta aire caliente con el soplete. “Más al centro, más al centro”, “De este lado, de este lado”. “Váyanlo soltando, poco a poco”. “Espérense, espérense”, “cuidado, cuidado”.

Hay un momento de la elevación del globo,  en el que los espectadores no entienden nada. La decena de hombres que participan parecen uno solo, convertido en un pulpo, con muchas manos y muchas piernas, que pelea con ese lienzo de papel de china.

Aunque el trabajo es duro, se jala el globo, se inyecta aire caliente con un soplete, se le va vuelva para un lado y para el otro. En realidad, se trata de un trabajo delicado. Cualquier tirón, una uña, puede romper el papel china.

Una mujer globera que participó en una de las “sueltas”, narró así su experiencia: “es un momento de mucha adrenalina. Se tiene que tener paciencia, organización y pasión”.

El Festival de globos de Zozocolco está relacionado con las fiestas de Día de Muertos. Se lanzan globos para despedir a los difuntos, ocho días después de recibirlos con altares y comida en los hogares.

Este 2015, el Festival del Globo de Papel de China, se enmarca en el nombramiento de Pueblo Mágico que la Secretaría de Turismo otorgó a Zozocolco, Veracruz, el 30 de septiembre de este año.

Aquí, se han reunido los días 6, 7 y 8 de noviembre, más de 20 mil personas. Este domingo 8 de noviembre que concluye el festival, las porras permiten saber, que hay gente de Poza Rica, Puebla, Hidalgo, Tlaxcala, y el Distrito Federal.

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Cuando se ha inyectado suficiente aire caliente al globo, este se aleja de los improvisados globeros que lo sostuvieron, hasta llegar a la posición vertical. Es solo cuestión de minutos, para que alce el vuelo.

Pero, por un momento, el aire que corre en la zona, hace que el globo se ladee. Los que observan desde las gradas, que tienen una vista panorámica de lo que sucede, tienen miedo de que el lanzamiento fracase, y lo expresan con gritos: “No, no, no, no”; “Noooo”; “Ay, ay, ay”; “Se va a caer, se va a caer”.

Si el globo no logra elevarse, el trabajo de nueve hombres y una mujer, durante 25 días, pegando entre 3 mil y 3 mil 500 pliegos de papel china, se consumiría en cuestión de segundos. El pueblo de Zozocolco que el globo tiene pintado alrededor se reduciría a cenizas.

Por fortuna, el viento da tregua a los globeros. Después de un cardiaco conteo del 10 al cero, los hombres que sueltan la boca del globo. Allá va la esfera multicolor. Primero unos cuantos metros, luego sobrepasa la altura de la iglesia, luego ya es solo una figura diminuta, en las alturas.

El animador del evento se queja de que los aplausos no corresponden con el tamaño ni belleza del globo. Sin embargo, la escasez de aplausos  no es por falta de interés o de flojera, al contrario.

Todos han quedado tan impresionados, que con la boca abierta, atónitos, miran como se eleva el globo, como si de su concentrada mirada, dependiera que el globo se eleve hasta alejarse y perderse de vista.