• Municipios

El último adiós para Dulce y Alfonso Reyes

  • e-consulta Veracruz
Familiares y amigos despidieron a Dulce María, de 3 años, y a su padre, quienes perdieron la vida en el accidente en la colonia Paraíso.

Córdoba, Ver.- Entre aplausos, flores y exclamaciones como "Te queremos Dulce te queremos" y una oración para que desde el cielo cuide de todos, familiares y amigos despidieron a Dulce María de 3 años de edad junto con su padre Alfonso Reyes, ambos perdieron la vida en el accidente del pasado miércoles por la noche en la colonia Paraíso.

Al filo de las 11:00 horas se desarrolló la misa de cuerpo presente en la iglesia de San Juan Bosco, los familiares montaron guardia ante los féretros, mientras no paraban de llorar las pérdidas.

Durante la misa un grupo de niños vestidos de blanco y de diferentes edades, que portaban una flor blanca en la mano, pidieron por el eterno descanso de Dulce María y Alfonso.

La iglesia que se ubica en la misma colonia donde se dio el accidente entre la unidad del Mando Único y la motocicleta en la que viajaba la familia se encontraba llena de asistentes, flores y lamentos, algunos desde su lugar no terminaban de aceptar la realidad, sobre todo los sentimientos de cariño hacia la menor, a quien conocían como una niña alegre, en tanto que sobre el féretro blanco de Dulce María, al frente del altar, descansaba una muñeca a manera de recuerdo, era la muñeca que “jalaba” para un lado y otro, según un familiar.

El padre Domingo Perea Manzo, ofició la misa, en su mensaje pidió también por el consuelo de todos los seres que amaron tanto en vida a Alfonso Reyes como a Dulce María, los invitó a abandonarse en los brazos de Jesús y encontrar pronta resignación. También incluyó a la madre de Dulce María, quien continúa hospitalizada y su estado de salud se reporta como grave, pues ha sido intervenida en más de una ocasión.

En el exterior de la iglesia esperaban dos carrozas, en las que trasladaron los cuerpos al panteón, los asistentes caminaron detrás de ellas, se formaron largas filas de amigos y familiares que acompañaron hasta llegar a su última morada, el Panteón Municipal. El lugar se inundó de tristeza y lágrimas, de abrazos que poco reconfortaban ante una pérdida irreparable del padre y la hija menor de una familia “de bien” y “trabajadora”, a la que la vida le cambió desde la noche del pasado miércoles.  

Avc