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Xico, el pueblo de María Magdalena

Este día hay bullicio, las personas recorren los tapetes, visitan el museo de los vestidos, entran a la iglesia.

Pobladores de Xico y la región se congregan entorno a la santa María Magdalena. Hasta ella, este domingo han llegado fieles que se cuentan por cientos, a contemplarla y tocar su vestido, que en esta ocasión es azul con bordados dorados.

Lejos de la tranquilidad que caracteriza al pueblo de Xico e cualquier otra fecha del año, este día hay bullicio, las personas recorren los tapetes, visitan el museo de los vestidos, entran a la iglesia.

Para ella, se ha tendido un corredor de aserrín por más de un kilómetro de largo, desde la entrada del pueblo hasta la iglesia, donde figuran imágenes de animales de la región: armadillos, coyotes, aves exóticas, etc. Y la confinación de colores no limítese: hay rojo amarillo, naranja y rosa, azul y verde.

Esteban García Rodríguez, habitante de la región junto con sus alumnos de la escuela secundaria Juan Alarcón, acaba  de terminar uno de los tradicionales tapetes a María Magdalena.

Y para él, el tema de los tapetes están muy claro: "se trata de una ofrenda a Santa María Magdalena, es algo de cariño. Aquí no hay nada de que te obligo a ir, va el que quiere".

"Empezamos a las 04:30, que el cura de la iglesia nos da la bendición, y después comenzamos a acarrear los materiales y los moldes para hacer el trabajo". "Aquí vienen alumnos de la secundaria, de primaria, ex alumnos, que empezaron. Hace tiempo con nosotros y que siguen viniendo a hacer el tapete".

Para las fiestas de Xico, lo habitantes organizados por cuadras, elaboran un kilómetro de tapetes de aserrín con diferentes colores, por más de un kilómetros. Por cada cien metros de tapetes, se estima que tu participen en su elaboración, un promedio de 150 personas.

Muy temprano, apoyada en los hombros de sus fieles, María Magdalena salió de su a recorrer las calles. A un lado de ella mujeres jóvenes y de edad adulta, señores, muchachos y niños.

El paseo estuvo amenizado por jóvenes se cuelgan en la cadera cencerros, que se usan en la región para ubicar al ganado, y que bailan a los tradicionales toritos elaborados de carrizo y cohetes.

Para las 12 del día, la Santa está lista para regresar a su nicho, ubicado en la iglesia del pueblo, donde cientos de visitantes ya la esperan para tocar su manto hacer una petición de fe.

Hasta a ella llega una mujer de edad adulta, que saca de su bolo un teléfono emular y capta una imagen del recuerdo. También, se hace una presente una familia, donde el padre y la madre hacen que sus tres hijas toquen el vestido de María Magdalena.

La iglesia que cualquier otro día parece de buen tamaño y fresca, hoy parece más pequeña que nunca y muy calurosa.

En la parte de atrás del templo se encuentra el museo con los 700 vestidos de la Santa, que ha usado desde 1898. El lugar luce intransitable. Si en cualquier otra época del año llegan 20 personas al día; hoy han entrado más de 800 visitantes.

Virginia Cuevas Guevara, encargada del Museo, dice: "aquí solo tenemos en exhibición 700 vestidos, pero tiene más de 900, y aparte hay que sumar los 27 vestidos que le dieron este año, y que se le habrán e poner durante este mes de su celebración".

Sobre el buen estado que guardan alguno de los más antiguos, la mujer estima que "ella misma (María Magdalena), se encarga de cuidar sus vestidos porque nosotros los sacudimos, algunos se mandan a tintorería, algunos los lavamos en casa con suavizantes, pero nada más".

Aunado a los rituales religiosos que se realizan en este día en el pueblo de Xico, se observa una gran actividad comercial. Los restaurantes están llenos y los puestos de artesanías, pan o alimentos de las región ven un alza en sus ventas, lo que contrastado con la situación económica del país,  solo puede considerarse un milagro.

De acuerdo con el calendario de la celebración religiosa, las fiestas que comenzaron este fin de semana, tendrán su día grande el próximo 21 de julio, cuando el pueblo trae mañanitas a la iglesia en honor de Santa María Magdalena.