Xalapa, Ver.- El espionaje a ciudadanos es peligroso porque no está legislado y no hay manera en que se le ponga freno, alertó el antropólogo argentino, Néstor García Canclini quien puntualizó que esta práctica tiene peores consecuencias en el ámbito privado que en el gubernamental.

En conferencia de prensa previa a su participación en el Foro de Empresas Culturales y Creativas, organizado por el Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC), señaló que al no existir una legislación que lo controle o ponga límites, los ciudadanos son víctimas constantes de manipulación de la información, ya que esta actividad no se circunscribe únicamente a líderes políticos.

No obstante, indicó que el peor espionaje no se da desde el Gobierno sino desde la iniciativa privada, que lucra con la información y crea un perjuicio en la participación y vida democrática.

"No sólo los gobiernos realizan espionaje porque es mucho más preocupante el espionaje que realizan las empresas. No es solo con la finalidad de controlar o impedir la vida social sino para robar información y perfilarnos en un modo de consumo de acceso a los bienes que va a perjudicar nuestra libertad expresiva y comunicativa".

García Canclini señaló que el ciudadano todo el tiempo firma la letra chica en la que se impone un conjunto de cesiones de derechos personales a cambio de un servicio, por lo que dijo la manipulación de esa información es persistente.

Censura

El investigador señaló que si bien la oferta cultural en redes sociales está plagada de basura, no es pretexto para censurar los contenidos, como ha ocurrido en diversos países del mundo, pues en los pocos países en lo que esto se ha intentado ha fracasado.

"Hay algunas dictaduras que han cerrado parcialmente las redes sociales o acceso a internet pero por lo general es bastante ineficaz porque siempre se accede por otra vía y se le busca la vuelta".

En ese sentido, consideró que la censura siempre está mal y es algo de lo que se debe prescindir, pese a que existan contenidos peligrosos como los pornográficos o algunos políticos que puede ser disolventes del tejido social.

"Hay mucha chatarra en la red. Hay un acceso mucho más extendido a la participación y no siempre todos están capacitados o habilitados para hablar de lo que se ofrece".

Néstor García dijo que el consumo cultural ha cambiado en las últimas décadas pues la sociedad ha crecido y se ha vuelto más insegura, lo que ha provocado la modificación de hábitos.

"No se sale en la noche, hay desempleo, precariedad, etcétera. Hay otros cambios que lo que antes llamábamos consumo que era asistir a lugares en donde había ofertas culturales sigue haciéndose pero se ha modificado a través del acceso mediante dispositivos digitales. El mundo digital nos ha abierto un conjunto de posibilidades que modifican lo que antes llamábamos consumo entendido como la asistencia a lugares físicos".

Por ello, dijo que hay una doble masificación de los contenidos culturales que en muchas ocasiones no aporta al desarrollo de la persona porque no da tiempo de estudiar antes el contenido o de contextualizarlo para entenderlo de mejor manera.

Avc