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Tres pecados en la comunicación: Manuel Suazo

"Llama poderosamente la atención que muchos comunicadores hayan asumido la afirmación sobre el Arzobispo de Xalapa como cierta".

Comunicado:

Una labor del periodista es informar sobre la realidad, ofreciendo una relación justa y completa de los hechos. Su primera obligación es buscar la verdad y comunicarla. Los lectores esperamos que el periodista sea honesto, justo y valeroso, al buscar y reportar la información. Dígase lo mismo de quien encabeza las notas o del director de cualquier medio de comunicación. Es necesario comprobar la exactitud de la información de sus fuentes y cuidarse del error. La distorsión deliberada es inadmisible.

El 15 de diciembre de 2014, el Papa francisco, en un discurso a los dirigentes, empleados y operadores de la emisora italiana TV2000, señalaba lo siguiente: “A menudo la comunicación ha estado supeditada a la propaganda, a las ideologías, a fines políticos o de control de la economía y de la técnica”. También se refirió a los pecados en los medios de comunicación, a saber: la desinformación, la calumnia y la difamación”.

Citamos este discurso del Papa Francisco, por lo sucedido recientemente a la persona y la figura del Arzobispo de Xalapa con ocasión de su homilía dominical en la Catedral de Xalapa el día 21 de junio de 2015, donde además de los pecados de algunos medios de comunicación local y nacional, quedaron al descubierto otras realidades que cada uno, según la responsabilidad que tiene en la sociedad, debiera analizar, concientizar y si es necesario corregir.

La calumnia. Esta se mostró al momento en que perversamente se adjudicó al Arzobispo una palabra que nunca dijo. Don Hipólito Reyes Larios refiriéndose al hecho creciente de las madres que enfrentan solas un hogar, utilizó en forma comparativa el término “epidemia”. El Arzobispo se refería a una realidad social que ha ido en aumento, no a las personas. Uno puede escuchar el audio de su mensaje. La calumnia se gestó de la siguiente manera. Como de costumbre, varios periodistas reportaron el mensaje de Mons. Hipólito en sus portales. Hasta ahí todo se desarrollaba sin mayores dificultades. Sin embargo unas horas más tarde, un medio de comunicación local difundió el veneno cuando encabezó su reporte sobre el mensaje del jerarca católico de la siguiente manera: Madres solteras se vuelven "una plaga": Arzobispo. Se cambió la palabra epidemia por plaga y se afirmó que el arzobispo consideraba a las madres solteras una plaga. Esto es una calumnia muy grave que no se desea a nadie.

La difamación. Una vez lanzada a la red, la noticia empezó a divulgarse a pasos agigantados, se proyectó a nivel nacional y superó las fronteras. Las reacciones no se dejaron esperar, se provocó la indignación, todo tipo de críticas y juicios negativos en contra de Mons. Hipólito Reyes Larios asumiendo que era verdad lo que muchos medios de comunicación locales y nacionales repetían. La mentira se repitió tanto que se presentaba como una verdad. Lamentamos profundamente que se haya difamado así a una persona, es un acto de injusticia que no podemos callar; se trata de un pecado diseñado por una mente enferma que desató reacciones sociales indescriptibles.

La desinformación. Como dijera el Papa Francisco en el mismo discurso arriba citado “De estos tres pecados… en la comunicación, el más insidioso es la desinformación, porque te lleva a fallar, al error; te conduce a creer sólo una parte de la verdad”. En efecto todas las reacciones negativas en contra se fundaron en esa afirmación falsa. Todo porque se cambió la realidad. Lo que era mentira se empezó a considerar una verdad.

Esta situación tan lamentable y vergonzosa puso en evidencia además otras realidades. Quien leía de forma acrítica tal aseveración, la tomaba como cierta y de ahí los comentarios y reacciones negativas.

Cuanta irresponsabilidad en quien hace circular falsedades presentándolas como verdad; los medios de comunicación en este sentido, tienen una responsabilidad muy grande en la interpretación de la realidad. Llama poderosamente la atención que muchos comunicadores hayan asumido la afirmación sobre el Arzobispo de Xalapa como cierta. Resulta increíble que algunos comunicadores hayan replicado simplemente esa falsa afirmación. No hubo seriedad, profesionalismo ni investigación.

Esto nos pone en alerta de lo que leemos todos los días, y nos lleva a sospechar que probablemente mucho de lo que se dice, hay que creer la mitad. Parece que muchos comunicadores construyen teorías sin investigar y sin ningún código ético. No es lícito lapidar a alguien simplemente porque aparece en internet o porque lo dijo tal o cual “famoso” comunicador o columnista.

Esta penosa situación, nos lleva también a una reflexión sobre el lector. Es muy importante saber discernir, seleccionar y hacer opciones responsables sobre aquello que conviene leer, ver y escuchar. No es bueno tragarse todo lo que uno escucha, lee o ve, sin antes sospechar si las afirmaciones que encuentra ahí coinciden con la realidad. En el caso del asunto que aquí hemos tratado, todo se fundó en una mentira de alguien que cuando se vea en el espejo, seguramente no se podrá mirar con serenidad porque perdió la cordura al momento de difamar, calumniar y desinformar.

Pbro. José Manuel Suazo Reyes