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Mujeres veracruzanas pierden posiciones en el Congreso Federal

En el 2012 se eligieron 8 mujeres diputadas; en la jornada 2015, apenas 6 alcanzaron una curul

En las elecciones del 07 de junio, las mujeres ganaron sólo seis de los 21 distritos de Veracruz. El resto de las posiciones, fueron acaparadas por hombres. La cifra, pone en evidencia que es “insuficiente”, la ley de paridad de género aprobada recientemente por el Congreso de la Unión, para garantizar mayores oportunidades de participación política para la mujer.

En las elecciones del año 2012, cuando no existía la ley de paridad de género, y los partidos políticos dividían las candidaturas entre en un 30-70 entre mujeres y hombres, las mujeres ganaron 8 de los 21 distritos del estado de Veracruz, incluidos distritos importantes, como: Pánuco, Tantoyuca, Martínez de la Torre, Coatzacoalcos, Córdoba, San Andrés Tuxtla, Acayucan y Cosoleacaque.

Un año más tarde, en el 2013, a 60 años del reconocimiento al derecho al voto de las mujeres, el Congreso de la Unión aprobó el artículo 41 Constitucional que obliga a los partidos a garantizar la paridad de género en las candidaturas al Poder Legislativo federal y local.

Sin embargo, contrario al objetivo de lograr una mayor presencia de diputadas federales en el Congreso de la Unión, las diputaciones federales para mujeres se redujeron dos posiciones, a pesar de que 92 de los 192 candidatos en Veracruz, eran mujeres.

Araceli González Saavedra, directora del colectivo por la autonomía y equidad de las mujeres, Equifonía, comentó que la promoción de iniciativas para la equidad en puestos de representación popular se remonta a más de diez años atrás pero con mínimos resultados debido a que los partidos políticos siempre encuentran la manera de limitar el acceso a las mujeres  en estos puestos.

“En un primer momento se limitaban a las candidaturas, cuando esto se fue dificultando por las leyes que se instituyeron, cambiaron la táctica a hacer renunciar a las mujeres ganadoras para poner hombres en el puesto, también es muy común poner a las mujeres en distritos donde se sabe que van a perder, donde históricamente los votos no les han favorecido para ganar el puesto” explicó Araceli.

Este puede ser el caso de las candidatas del PRI: Carolina Gudiño Corro, Anilú Ingram Vallines y Elizabeth Morales García, quienes si bien contaban con el respaldo financiero y de operación política de su partido, fueron postuladas en distritos donde su partido es perdedor.

González Saavedra comentó que los partidos aplican una “política de simulación” cuando son obligados por las disposiciones legales para hacer lo mínimo en materia de equidad, “realmente no tienen un interés por impulsar la participación política de las mujeres”.

Para la representante de Equifonía, los resultados de los comicios del 7 de junio, evidencian que “la ley de paridad de género es insuficiente”. Ya que si bien se logra tener más candidaturas de mujeres, al momento de votarlas, el machismo entre la población, sigue siendo un factor  de discriminación que les resta la posibilidad de ganar la elección.

González Saavedra advierte que en cuestión de política, se focaliza en quien “llega o no llega” cuando el problema es algo mucho más amplio. Insiste en que para el Colectivo Equifonía, lo que se debe fortalecer es la vigilancia ciudadana y promover que los compromisos que asuman los partidos políticos sean puntuales y viables con la llamada agenda de las mujeres.

“Desde la sociedad civil se debe replantear lo que se pretende al invertir tanto en la exigencia de  candidaturas de mujeres a los partidos. Y se debe cuestionar las prácticas que tienen los servidores públicos para la creación o implementación de una política pública”.

Para Equifonía, “debe existir un cambio de enfoque, el que haya una candidatura de mujer es importante, pero no suficiente”.

 “La Ley de equidad de género resulta insuficiente si no se prioriza la formación política de las mujeres y la formación ciudadana en general, si no atendemos esto último que menciono, la Ley de equidad seguirá siendo solo un “remedo”.