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Entre 2009 y 2012 se duplicó el 'turismo de suicidio' en Suiza

Muchas personas viajan a Suiza para realizarse eutanasia debido a que en este país no hay reglas específicas sobre ella.

La ley sobre el suicidio asistido en Suiza no está clara, según un artículo publicado en la revista Law, Ethics and Medicine esta semana. Es por eso que, de acuerdo con los autores, las personas de otros países viajan al estado de Zúrich con el “único propósito de suicidarse”. A ellos se les llama "turistas suicidas".

Entre 2008 y 2012, 611 “turistas” fueron a Suiza para un suicidio asistido, según el análisis publicado. Llegaron de 31 países en todo el mundo, aunque la mayoría eran de Alemania y Reino Unido.

"En Reino Unido, al menos ‘ir a Suiza’ se volvió un eufemismo de (suicidio asistido)”, escribieron los autores del estudio. “Seis organizaciones proeutanasia ayudan en aproximadamente 600 casos de suicidio al año; entre 150 y 200 son turistas suicidas”.

Este artículo publicado es el resultado de un estudio piloto completado para un proyecto mayor sobre suicidio asistido en Suiza realizado por expertos en el Instituto de Medicina Legal en Zúrich.

De los 611 suicidios asistidos identificados durante el periodo de estudio de cuatro años, solo más del 58% eran mujeres. Las edades de los pacientes iban de los 23 a los 97 años, según lo que encontraron los investigadores, pero la edad promedio era de 69 años. Cerca de la mitad de los pacientes tenía una enfermedad neurológica. Otros señalaron que tenían cáncer, enfermedades reumáticas o cardiovasculares. Muchos tenían más que una condición.

En todos excepto en cuatro casos, los suicidios asistidos se realizaron utilizando pentobarbital de sodio. Una dosis mortal de este medicamento causa que el paciente entre en un coma profundo, según DIGNITAS, una organización suiza proderecho a morir que estuvo involucrada en la mayoría de los casos identificados. Éste paraliza el sistema respiratorio del paciente, lo que causa que deje de respirar.

La cifra total de casos de turismo de suicidio disminuyó de 123 en 2008 a 86 en 2009. Pero el número de casos se duplicó entre 2009 y 2012, a 172.

Las leyes de suicidio asistido en todo el mundo están en proceso mientras los países debaten los pros y contras de permitir que los médicos ayuden a que pacientes con enfermedades terminales, o pacientes con mucho dolor, mueran.

En Suiza, escriben los autores del estudio, no hay reglas para regular bajo qué condiciones alguien puede recibir el suicidio asistido, aunque los códigos de profesionales médicos lo permiten en ciertas circunstancias.

En Alemania, no hay lenguaje formal legal en el código criminal sobre el suicidio asistido, pero los médicos no tienen éticamente permitido ayudar a alguien a que se suicide; y pueden ser considerados responsables penalmente de no ayudar a un paciente si atestiguan que se quedó inconsciente.

En Reino Unido, Irlanda y Francia, el suicidio asistido es ilegal, aunque casos recientes se presentaron en los tribunales superiores.

"Si Suiza es feliz con ofrecer esa facilidad entonces, sin importar cuán deshonesto intelectualmente pueda ser permitir extraer todo nuestro dolor, miedo, enojo y debate inglés, probablemente eso hace menos daño en general que introducir cualquier ley concebible de suicidio asistido a Inglaterra”, escribió el abogado médico, Charles Foster, en un comentario que acompaña el nuevo estudio en la revista.

En una encuesta internacional de 12 países europeos se encontró que la mayoría de las personas está a favor de legalizar el suicidio asistido, de acuerdo con los autores del estudio. Esto parece coincidir con la opinión en Estados Unidos, donde cuatro estados; Oregon, Washington, Montana y Vermont, permiten el suicidio asistido.

Pero otros afirmaron que legalizar el suicidio asistido no aborda el verdadero problema, que es la necesidad de un mejor cuidado paliativo, y que las leyes de la eutanasia pondrían en riesgo a las poblaciones vulnerables.

Alison Twycross de la Universidad South Bank en Londres, en una editorial que acompaña el nuevo estudio, escribe que los defensores del suicidio asistido a menudo tienen un amigo o familiar que experimentó una muerte larga y dolorosa. “Así que el problema”, escribe, “podría ser la necesidad de ofrecer un buen cuidado al final de la vida”.

"Necesitamos comenzar a preguntarnos cosas como: ¿es apropiado darle antibióticos a un paciente con una enfermedad terminal que desarrolla una infección en el pecho? Es posible que una tendencia de seguir con el tratamiento curativo incluso en aquellos que claramente mueren explique el apoyo general del público para (el suicidio asistido)”.

Twycross cita datos de Oregon en los que se sugiere que las regulaciones puestas en marcha cuando el suicidio asistido fue legalizado no siempre se siguen.

"La autonomía es importante”, escribe. “Pero podría ser que, en cuestiones de vida y muerte, no puedas crear libertad para pocos sin quitar garantías adecuadas para muchos”.