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Arquidiócesis de Xalapa fija postura sobre Ley de Sociedad en Convivencia

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Hace un llamado a quienes "representan apenas cuantitativamente al pueblo".

Distintos representantes de las ocho diócesis del Estado Veracruz, que comprende a nivel canónico la Provincia Eclesiástica de Xalapa, se han venido pronunciando en las últimas semanas respecto de la iniciativa de ley de sociedades de convivencia en nuestro Estado de Veracruz.

La Arquidiócesis de Xalapa, a través de este medio, quiere fijar su postura al respecto.

A. Contexto religioso

1. Consideramos que hay emergencias sociales que requieren de respuestas inmediatas para enfrentarlas de manera decidida a fin de no permitir que se agudicen cuando se posponen o se atienden de manera periférica y superficial. Hay otros temas que si bien son importantes, sin embargo pueden planearse de manera más adecuada.

2. Desde esta perspectiva, lamentamos que en este tiempo de reflexión y profundización de nuestra fe cristiana se haya presentado la propuesta de ley de sociedades de convivencia en el Estado de Veracruz, dado que la comunidad cristiana se dispone a celebrar los grandes misterios de la fe en la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Aun así reconocemos que la fe cristiana se vive no en contextos cómodos e ideales sino remando contracorriente y enfrentando a tiempo y a destiempo una serie de desafíos.

B. Fundamentos doctrinales

3. Sobre este caso en particular, sostenemos que los tiempos que estamos viviendo hacen apremiante el fortalecimiento de la familia como trasmisora de valores humanos y célula fundamental de la sociedad. En este sentido consideramos que las próximas celebraciones de Semana Santa representan una esperanza para renovar el corazón de todos los hombres y particularmente de los cristianos y las familias que nos estamos comprometiendo en la transformación de la sociedad.

4. En el año 2009 fijamos nuestra postura respecto a la ley que se aprobó, en el Distrito Federal, para permitir el “matrimonio” entre personas homosexuales y la adopción de niños por parte de estas parejas. Hemos manifestado que iniciativas como estas minan las bases de la familia y buscan redimensionar la institución del matrimonio.

5. La Iglesia, siendo consecuente con su naturaleza, misión, filosofía y cosmovisión de valores, vuelve a manifestar su total desacuerdo contra esta propuesta, porque sostenemos que el matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, finalidades específicas y propiedades esenciales.

6. El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne (Gen 2, 24). Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: Sean fecundos y multiplíquense (Gen 1, 28). En el designio del Creador, complementariedad de los sexos y apertura a la procreación pertenecen a la naturaleza misma de la institución del matrimonio.

7. Por otra parte, la sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio. El hombre y la mujer, dentro de la familia, ejercen un rol procreativo y un rol educativo. Una unión homosexual cambiaría radicalmente lo que hoy entendemos por familia: padre, madre e hijos, por lo que la consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales sería la redefinición del matrimonio, es decir, la transformación de las relaciones familiares en simples relaciones socio-asistenciales o sexuales, produciendo un impacto negativo en el ecosistema de la familia conyugal.

8. La fuerza de la argumentación racional acerca de la familia y del matrimonio no nace de una posición clerical, sino del valor mismo de los argumentos fundados sobre la naturaleza de las cosas. En este caso la tradición le da prestigio y seguridad a nuestra concepción del matrimonio y la familia, ya que se trata de valores que la humanidad ha apreciado por siglos, por lo que van más allá de una religión. El matrimonio y la familia son valores de la humanidad, por lo que no dependen necesariamente de una religión.

9. El matrimonio y la familia no son una construcción sociológica casual, fruto de especiales situaciones históricas y económicas. Por el contrario, la cuestión de la justa relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano, y sólo desde esta perspectiva puede entenderse.

10. Asimismo, al permitir la adopción se le estaría negando al niño la experiencia de la maternidad y de la paternidad y no se estarían brindando los componentes necesarios para su desarrollo psico-afectivo. En los principios de la adopción no se busca un niño para un hogar, sino que se encuentra una familia para ese niño. La adopción debería ocuparse del bien y de la educación de los niños, y no de los supuestos derechos de quienes deseen adoptar.

11. Al manifestar nuestra postura respecto de esta legislación también queremos aclarar que oponerse no es discriminar y que nuestra posición es consecuente con nuestro sistema de pensamiento que nos lleva a reconocer el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer. El hecho de que nos opongamos a los términos de esta legislación no deja de lado todos los derechos que la sociedad debe reconocerles a las personas homosexuales, por lo que es falso que se diga que tienen menos derechos civiles que otros. Los derechos fundamentales de toda persona deben ser respetados.

12. Después de presentar los fundamentos filosóficos y teológicos en los que se basa nuestra postura queremos recalcar que estas uniones no se pueden llamar y no se pueden equiparar al matrimonio, pero respetamos las decisiones que las personas homosexuales puedan tomar en su vida y reiteramos nuestro aprecio a todas ellas.

13. Consideramos que con esta iniciativa no se corrige ninguna discriminación. Todos tienen derecho a contraer matrimonio, es decir, a casarse con una persona del sexo opuesto, como la ley natural lo establece. Si alguien, por lo que sea, no quiere o no puede hacerlo, habrá que respetar su decisión. Pero esto no se puede considerar matrimonio.

14. Con todo, si hay personas que quieren vivir así, está justificado que el Estado regule algunos aspectos y algunas consecuencias de esa convivencia. Pero no se puede equiparar con el matrimonio.

C. Un llamado a los legisladores

15. Recordamos cómo el procedimiento legislativo que llevó a la aprobación de la ley en el Distrito Federal, en el año 2009, estuvo marcado por serias irregularidades que llevaron en distintos momentos a posponer la votación de la misma. Además, prácticamente todos los partidos políticos reconocieron que la propuesta de adopción de niños no estaba contemplada en un principio en el proyecto de ley, por lo que sorprendió incluso a un sector de asambleístas pertenecientes al partido que propuso y aprobó con su mayoría aplastante esta legislación.

16. Respecto del procedimiento de los legisladores es conveniente subrayar que los diputados representan apenas cuantitativamente al pueblo, pero en distintas situaciones han reflejado no representarlo de manera cualitativa, ya que no siempre proyectan en su actuación parlamentaria los valores del pueblo.

17. El encargo que el pueblo les ha confiado, así como la altísima dignidad de su servicio, les exige prepararse mejor para debatir y legislar sobre temas que tienen profundas implicaciones morales. En este caso se trata de temas que hay que analizar de una manera interdisciplinar y no simplemente a partir de la curul, desde la cual no se infunde la ciencia y la conciencia necesarias para legislar sobre temas tan apremiantes.

18. En estos temas no es posible resolver las cosas desde el autoritarismo o el abuso de poder porque el pueblo los ha designado para representar su causa, sus valores y sus demandas, y no para dejarse llevar por modas, ni para cuidar exclusivamente los objetivos particulares de sus partidos, que en ocasiones se mueven por intereses clientelares.

19. Actuando de esta manera desconocen la herencia de humanidad de los mexicanos a quienes representan, y condenan a la sociedad, que quiere vivir de otra manera, a estar sometida a los caprichos de sus líderes, a las agendas políticas de los partidos y a los intereses económicos de los grupos que los respaldan.

D. Últimas consideraciones

20. En este tipo de temas que divide a los grupos y a la sociedad se requiere de mucha disposición y voluntad para escuchar al otro, para buscar verdaderas alternativas a las demandas de los diversos grupos y escapar de la tentación de satanizar, descalificar y ridiculizar a los que piensan de manera diferente.

21. Nosotros también pedimos tolerancia respecto de nuestra manera de ver la vida y precisamente porque nos presentamos fundamentando nuestra postura. No hablamos por consigna o porque nuestros pastores nos den línea al respecto, sino fundamentados en nuestro sistema de pensamiento. La tolerancia que piden los grupos políticos que respaldan esta nueva legislación no puede convertirse en intransigencia y persecución para quien no piense como ellos.

22. De hecho, en la práctica en este tipo de temas que tiene evidentes implicaciones morales existe el riesgo no solamente de abandonar el fundamento metafísico de la ética, sino también de eludir los argumentos racionales que provengan del ambiente católico, en nombre de la confesionalidad.

23. Afirmar la autonomía de la razón no significa prescindir de ella cuando proviene de un determinado lugar, en este caso del mundo católico. Actuando de este modo no se buscaría la verdad racional en sí misma, sino solamente la que proviene de aquellos sectores que me son simpáticos.

24. Esta iniciativa de ley no representa un signo de progreso y modernidad. Tratando de imitar los modelos de otras naciones hemos descapitalizado axiológicamente nuestro país quedando expuestos a la pérdida de valores y a muchas situaciones que van en contra de la dignidad de nuestro pueblo. Lo que necesitamos de nuestros legisladores son iniciativas y reformas que logren abatir el desempleo, la pobreza y la inseguridad que se han convertido en los principales flagelos del presente. En estos temas esperamos el mayor desgaste en el Congreso y la llegada de propuestas trascendentes.

25. Esperamos que podamos escucharnos con apertura y respeto, actitudes fundamentales para profundizar en la verdad, y que la tolerancia que se pide no se convierta en intransigencia contra los que nos oponemos a esta propuesta legislativa.