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Liberan a 25 guacamayas criadas en cautiverio

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Las reintroducen a su hábitat, en Palenque, Chiapas, como parte de un proyecto de la UNAM.

Una nueva generación de 25 guacamayas rojas (Ara macao cyanoptera) nacidas y criadas en cautiverio fueron liberadas, después de un periodo de preparación de casi cuatro meses, el pasado 23 de marzo en las selvas de Palenque, Chiapas, como parte del proyecto de reintroducción de esa especie, que encabeza el Instituto de Biología (IB) de la UNAM, el Aluxes Ecoparque Palenque y el Parque Eco-arqueológico Xcaret de Quintana Roo.

Catalogada como especie en peligro de extinción por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 y ausente en 98 por ciento de su distribución original en México –que iba del sur de Tamaulipas a Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas–, regresó hace un año a la selva de Palenque gracias a una iniciativa coordinada por Alejandro Estrada Medina, investigador del IB, que junto con un grupo de colaboradores cuida de las aves durante su desarrollo y les enseña a sobrevivir en libertad.

Con apoyo del Parque Eco-arqueológico Xcaret de Quintana Roo, donante de las guacamayas rojas mediante un exitoso programa de reproducción en cautiverio; del Aluxes Ecoparque Palenque, sitio que concentra la infraestructura y el personal que prepara a los animales para su liberación; y del Parque Nacional de Palenque, una selva húmeda tropical protegida a nivel federal en donde viven las aves reintroducidas, el IB, a través de Estrada Medina, aporta el sustento científico del proyecto, en el que participan alumnos de la UNAM y de otras universidades.

“Con un protocolo que llamamos de liberación suave, enseñamos a las guacamayas nacidas en cautiverio lo que en condiciones naturales aprenden de sus progenitores: desde cómo buscar comida, hasta el equilibrio para volar, pues la meta es que sobrevivan en libertad”, explicó el universitario en entrevista.

Luego de la etapa de liberación, inicia la de vigilancia y monitoreo de los individuos. Cada espécimen tiene un chip subcutáneo, un anillo metálico con un código en una de sus patas y una marca en el pico que permite identificarlo a lo lejos. Algunos llevan radio collares para ser detectados por tierra y desde torres, y otros, transmisores para rastreo satelital.

Estudio poblacional

Para planear esta iniciativa, el científico y sus colaboradores realizaron un estudio de viabilidad poblacional basado en una simulación matemática que incluyó factores biológicos y ambientales que pueden afectar la vida libre de esas aves.

Encontraron que lo más adecuado para la reintroducción era un plan de tres años, con liberaciones paulatinas de individuos jóvenes, de dos a tres años de edad, previamente entrenados para la vida libre y listos para un proceso de adaptación en la selva, así como para la futura reproducción que garantice la repoblación en Palenque, sitio que antes habitó la especie.

El proyecto contempla la liberación de 60 a 70 guacamayas rojas por año entre 2013 y 2015, periodo en que se analizará una posible ampliación por un bienio más.

“Estamos por cumplir un año de liberaciones, la primera fue en abril de 2013. Teníamos 48 que vivían en libertad en las selvas de Palenque, incluido el Parque Nacional de ese lugar, y desde el pasado 23 de marzo tenemos 25 más. Esto eleva en un 30 por ciento el número de guacamayas rojas en estado silvestre en México. El proyecto ha tenido 96 por ciento de éxito, pues sólo murieron dos”, precisó Estrada.

La meta es lograr, en tres años, el establecimiento de una grupo reproductivo de unos 200 individuos en la selva del municipio de Palenque, donde la guacamaya roja estuvo extinta durante 70 años, hasta que en 2013 se reintrodujeron 48.

A futuro, el plan es que no se necesite más reintroducción y que las generaciones que aprendieron a vivir en libertad enseñen a sus hijos. Como no hacen nidos y crían a sus pollos en oquedades de los árboles, hemos puesto 80 recipientes parecidos o nidos artificiales, que pueden reconocer porque estuvieron ahí en su etapa de cautiverio. En esos espacios podrán reproducirse y criar a sus polluelos (por lo general ponen de uno a tres huevos y la sobrevivencia es de 1.5 por puesta), apuntó.

Venta ilegal y destrucción de la selva

Para garantizar larga vida a las poblaciones es necesario detener dos factores: la sustracción de polluelos para su comercialización y la destrucción de la selva en la que habitan. “El comercio ilegal inicia con el robo de las crías para su venta en el mercado negro. Cada año hay una captura ilícita de 50 pollos al sur de la Reserva de Montes Azules, en zona cercana a la frontera con Guatemala y al menos uno de cada dos muere en el traslado”, resaltó.

Ante este problema, la solución propuesta por el investigador es involucrar a las comunidades locales en su cuidado, para que actúen como guardianes.

En cuanto a la destrucción de la selva, indicó que “trabajamos con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas para generar un corredor que, a la larga, pueda unir esta población reintroducida con otra silvestre, ubicada en la Selva Lacandona, muy cerca de la frontera con Guatemala”.

Hoy, en vida silvestre sólo existen dos poblaciones de guacamayas rojas, una de cerca de 50 individuos en la selva de Los Chimalapas (entre Oaxaca y Chiapas) y otra que va de 150 a 200 individuos en el extremo sur de la Reserva de la Biosfera de Montes Azules, en la Selva Lacandona de Chiapas.

Finalmente, Estrada aclaró que ésta es una especie “sombrilla”, que al ser protegida ayuda a la conservación de otros animales y de multitud de especies de árboles.