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Martha cambió la confección de vestidos por cubrebocas

  • Isabel Ortega
La diseñadora de modas adaptó el giro de su negocio ante la pandemia de covid, llegando a producir hasta 30 cubrebocas diarios

El aislamientos social por el virus Sars-CoV2 canceló festejos y celebraciones de todo tipo. Las graduaciones, bodas, bautizos y fiestas de XV años se suspendieron y con ello el trabajo para mujeres como Martha, que desde hace 25 años se dedica a la confección de vestidos de alta costura.

La industria de la moda y la costura, al igual que el resto de las actividades económicas de la ciudad, sufrió una afectación económica por el aislamiento social que provocó el virus Sars-CoV2. La pandemia obligó a un cambio en la forma de trabajo y oferta de los productos; la confección de vestidos de noche y XV años se transformó, los cortes y patrones se diseñaron para costurar cubrebocas.

Martha Melo Cervantes es diseñadora de modas desde hace más de dos décadas, y como madre de familia encontró en la confección de vestidos un negocio en casa. Le permite aportar ingresos a su familia y estar al pendiente del cuidado de sus hijos.

Veracruz en cifras de ocupación 

De acuerdo con el censo económico del 2019, que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en Veracruz hay 438 mil 214 establecimientos, en donde se empleaban un millón 701 mil 915 personas. 

En la economía estatal predominan los negocios micro en los que se emplean hasta 10 personas, los cuales representan 96.1 por ciento de las Pymes en la entidad; dan empleo al 52.2 por ciento del personal ocupado en la entidad.

Por su parte, los negocios medios que operan con 11 y hasta 250 personas, representan 3.8 por ciento de los establecimientos y dan empleo al 32 por ciento de las personas económicamente activas; en tanto que los grandes, que dan trabajo a más de 251 personas, representan sólo 0.1 por ciento y su personal ocupado equivale al 15.5 por ciento de los puestos de trabajo en el estado.

Del total de unidades económicas en nuestro estado, 35 de cada 100 corresponden a establecimientos formales, y 65 de cada 100 de los negocios son informales. En cuanto a la generación de empleo en estos dos grupos, el 72 por ciento del personal ocupado labora en negocios formales y 29 por ciento en establecimientos informales.

Martha Melo Cervantes, comenta que desde que egresó de la carrera de diseño de modas, se había ocupado de confeccionar ropa de alta costura. Sin embargo, en marzo, los pedidos pendientes se cancelaron y sus servicios ya no fueron demandados por sus clientes.

“Cuando salí de la carrera casi enseguida me casé, para estar cerca de mis hijos yo monté un taller en mi casa. Ahora que comenzó la pandemia me preocupé demasiado, no sabía qué hacer”, platicó en entrevista con E-Consulta.

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Para garantizar un ingreso en su familia, cuenta, decidió transformar la confección de vestidos a cubrebocas. Echó mano de algunas telas que tenía de reserva, y empezó a ofrecer en su domicilio su nuevo producto.

Al principio, dijo, no tenía claro cómo confeccionarlos, y aunque usó doble capa en la confección su trabajo fue mejorando. Encontró una tela antifluido que detiene las gotículas que transmiten el virus Sars-CoV2.

“Pensé en protegernos y opté por la forma ergonómica que se adapta a la cara y sirve para quienes usan lentes. Inicie con telas que ya tenía, pero como no eran de algodón, compramos de ese tipo”.

Conforme su producto empezó a ser demandado, decidió incorporar algunos otros adornos como listones, telas de diversos tipos y colores. Los precios varían de acuerdo con el trabajo que le lleva producirlos, el costo va desde 35 hasta 60 pesos. 

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La producción diaria es de al menos 30 mascarillas. Cuando el trabajo se acumula, su esposo que tiene una Pyme en la que recicla llantas -las transforma en salas, asientos, macetas, columpios- compra las telas y le ayuda al corte.

Desde marzo empezó a confeccionar cubrebocas, por lo que ahora su catálogo es de poco más de 500 modelos. Su forma de venta es prácticamente por grupos de WhatsApp, la gente comparte su trabajo y después la contactan vía telefónica para hacer pedidos.

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El costo de su trabajo es accesible, por lo que incluso, algunas personas le compran para revender. A ella no le importa tener una gran ganancia, su intención, comenta, es garantizar que el mayor número de personas esté protegido del virus Sars-CoV2.

En su red social sube algunos modelos, y también es una forma de contacto para poder vender. Amistades de Estados Unidos la contactaron para comprar su producto y los envió recientemente.

También logró enviar paquetes a otras entidades federativas como Querétaro y Puebla, así como a municipios aledaños a la ciudad. “Lo que para muchos fue una crisis esta situación, para mí -gracias a Dios- fue una oportunidad para salir adelante”, comenta.