Una tumba forrada de talaveras poblanas destaca entre los cientos de nichos que se encuentran en el Cementerio Particular Veracruzano, ubicado en la calzada de la Armada de México 2. Su color azul y forma de pirámide con un jarrón en la cima, llama la atención al entrar al lugar.

En su fachada se pueden ver las iniciales A. S y debajo de esas letras una leyenda que dice: “La hora más hermosa de la vida es cuando el espíritu se independiza de la materia y emprende el viaje hacia lo infinito”.

Un corredor, también forrado de talavera, rodea aquella pirámide que guarda los restos de Alejandro Sánchez, “El Pelón", quien fue uno de los defensores de Veracruz contra la invasión norteamericana en 1914.

Su nombre aparece entre la lista de defensores de aquella batalla, pero también en las historias que todavía se cuentan en el puerto de Veracruz. Al igual que aquellos relatos que los mismos panteoneros, quienes limpian su tumba, cuentan.

“Dicen que el jarrón que está en la cima tiene oro, pero no se lo llevan porque está maldito, si lo robas te mueres”, dice entre carcajadas Felipe, quien tiene siete años de trabajar como limpiador de tumbas en el cementerio.

De inmediato uno de sus compañeros le responde: “No me importaría morir, pero rico y no pobre”.

Los limpiadores de tumbas con más años conocen la historia del “El Pelón”, cuentan que fue un zapatero que después se convertiría en leyenda, por sus actos de valentía. Participó en la defensa de la invasión norteamericana del puerto de Veracruz que ocurrió el 21 de abril de 1914.

“La ocupación norteamericana del puerto de Veracruz se efectuó el 21 de abril de 1914, llevada a cabo por el Contraalmirante Fletcher, por órdenes del gobierno norteamericano para evitar el arribo del buque alemán "Ypiranga", que transportaba armamento destinado al gobierno de Victoriano Huerta” se lee en un artículo de Secretaría de la Defensa Nacional.

Cientos de hombres, niños y mujeres salieron a defender el puerto, entre ellos “El Pelón”, los historiadores narran que, durante el combate, Alejandro Sánchez, robó un saco de monedas de oro a los estadounidenses.

Ese dinero lo donó para la construcción de una escuela y para el área de maternidad de la Cruz Roja Veracruz, en la actualidad ambas llevan su nombre.

Ese dinero también lo ocuparía para construir su tumba aún en vida, fue él quien hizo el diseño y mandó a traer los talaveras hasta Puebla. Ahora ese sepulcro forma parte de la historia del Cementerio Particular y de quienes resguardan el nicho que pese a los años permanece en pie.

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