Hurtos, miedos y propaganda inversa

  • Manolo Victorio
A Manuel Huerta Ladrón de Guevara, ídem, le robaron la primera fórmula al Senado de la República

A Manuel Huerta Ladrón de Guevara, ídem, le robaron la primera fórmula al Senado de la República.

Se desprenden varias teorías en el solar veracruzano, trasminadas del bloque monolítico que jala Morena en esta campaña federal donde se elegirán 629 puestos de elección popular, a saber, una presidencia de la república, 128 senadurías y 500 diputaciones federales.

La noticia que se desmenuza es el enroque en la fórmula de Morena al Senado. Un margallate que trae ocupada a la opinocracia veracruzana, es decir, desde el pescador de Arbolillo, Alvarado, hasta el piscador de café en Huatusco, en la generalidad que todo veracruzano es politólogo por herencia u ocurrencia.

La primera teoría: Manuel Huerta nunca se apersonó en los eventos masivos de la precampaña de Norma Rocío Nahle García, desde el martes 02 de enero al sábado 10 de febrero.

Andaba en la milonga.

Viajaba Huerta por carretera a la CDMX para apersonarse en el mitin masivo de la doctora Sheinbaum cuando le entró una llamada: ya no estaba en como primero en el orden al bat. Se enojó y echó madres.

Aquí caben dos interpretaciones, basadas en la teoría simplista pero efectiva de la filosofía popular del vaso medio lleno o medio vacío.

La primera tiene que ver con el poder.

El poder es para poder, reza el aforismo, el poder es para joder, dice la adaptación picaresca de los porteños en el barrio de La Huaca.

La justicia sólo puede provenir del poderoso, dicen algunos sofistas trasnochados.

El poder lo trae hoy Norma Rocío Nahle.

Y como los memorandos de los correveydile sintetizaron que Huerta no se paró jamás en un mitin, pues lo bajaron para que a partir de la rameada que le propinaron los brujos de Catemaco, donde, por cierto, según Pablo Jair Ortega se le rompieron los dos huevos… que le pasaron por el cuerpo, tiene que ir de casa en casa, de pueblo en pueblo, de ranchería a ranchería gritando su slogan de campaña ganadora, sintetizada en una palabra genérica: ¡animo!

El presidente de la Junta Local Ejecutiva del INE en Veracruz, de Josué Cervantes Martínez, aclaró paradas al declarar que fue el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) donde nació la solicitud que movió a Manuel Huerta a la segunda fórmula y colocar a Claudia Tello Espinosa en la primera.

¡Ánimooo! le debieron gritar al ex delegado de Bienestar, al conminarle sobre la urgente necesidad de hacer campaña si quiere llegar a la cámara alta.

En la oscura visión del vaso medio vacío, diríase que, en la laxitud de la opinión pública, las mediciones en el Movimiento de Regeneración Nacional no cuadran las proyecciones estadísticas, radicadas en el carro completo en las votaciones del domingo 2 de junio, respecto a que de los tres senadores de la república que se elegirán en los 19 distritos electorales federales veracruzanos, dos deben ser de la cuadra magenta, como sucedió en el histórico 2018.

Esa es la meta para ganar, para sentirse imbatibles.

El deber ser no es una fórmula matemática, es una construcción social sujeta a los vaivenes de la voluntad de las personas.

En la aritmética electoral, si el panorama se enturbia, luego entonces Claudia Tello alcanzaría curul en el Senado como primera minoría, coleando en la composición final de la sumatoria veracruzana.

Y en esta tragicomedia morenista, Manuel Huerta Ladrón de Guevara pasaría a formar parte de la RENATA (Reserva Nacional de Talentos).

Y en ese lado oscuro, representaría una vergonzante derrota para los morenos que los candidatos del bloque opositor Fuerza y Corazón por Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez y Sara Ladrón de Guevara llegaran en formula completa al Senado.

Sería el principio del fin.

Como dicen los notarios cuando recomiendan redactar el testamento: no es probable, pero es posible.

Es parte de la democracia.

Hay otra teoría, tremendista y desgraciada que pretende deshacerse a priori de Manuel Huerta Ladrón de Guevara antes que su figura crezca, claro, en lo político, con miras al 2030.

Aquí calzaría el dicho pueblerino: para hacer caldo de gallina, primer hay que retorcerle el pescuezo a la gallina, en este caso al ganso morenista, o lo que es lo mismo, primero hay que ganar todos los escaños posibles.

“Soy inevitable” dice Huerta cada vez que le hacen la pregunta de la degradación partidista.

Y en este surrealismo que nos remite al oscurantismo como herramienta para granjearse simpatías, la sangre de los candidatos tiñe de pesimismo el desarrollo de las campañas.

La delincuencia organizada que trasiega personas, drogas naturales y sintéticas, personas, armas, dinero sucio y combustible, parece enseñorearse de la democracia.

Se conforma en las horas y los días un escenario dominado por la violencia.

Nada pasa, dice el discurso oficial en sicología inversa a la realidad, donde pasa todo.

Los asesinatos políticos son adjetivados como hechos aislados en prácticas de avestruz político.

Mientras, la numeralia sigue in crescendo. Una veintena de candidatos asesinado en este proceso electoral desmienten con sangre el optimismo oficial del no pasa nada.

Mal fario es haber ido con los brujos, hechiceros y chamanes en el arranque de campañas.

Presagios oscuros significa quizá firmar con sangre los compromisos con México.

Ya no más políticas de ocurrencia.

La creatividad se ha ido.

En esta desgracia colectiva, sirva de esperanza la frase construida en esta primera etapa de la cuatrote: “…pero el PRI robó más”.

En el consuelo de tontos sólo queremos elegir al candidato más sincero.

Lo demás es lo de menos.

… del mismo costal.

El periodista Luis Alberto Romero, director del portal Hora Cero, escribió un vaticinio, un augurio, lanzó la moneda al aire en la impronta de los 19 distritos electorales federales que dividen el territorio veracruzano.

Escribe: entre los distritos donde la alianza opositora envía candidatos muy competitivos, con altas probabilidades de triunfo en las elecciones del presente año, destacan los casos de Xalapa, con Américo Zúñiga; Boca del Río, con Maryjose Gamboa; Martínez de la Torre, con José de la Torre; y Huatusco, con Víctor Serralde.

Una instantánea opinión de cómo se mueven las aguas, según la visión y percepción del analista.

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