Feminización de la pobreza
- Myriam Lagunes Marín
Cuando hablamos de la feminización de la pobreza nos referimos al proceso dónde debido a varios factores estructurales las mujeres nos vemos más afectadas por la escasez de recursos, convirtiéndonos en las más pobres entre los pobres, la brecha salarial que nos pone en desigualdad de ingresos por el mismo trabajo, la falta de oportunidades laborales fuera del hogar y la mala distribución de las tareas domésticas son sólo algunas de las causas por las que nos vemos en desventaja.
No debemos de confundir el fenómeno de la pobreza en sí mismo con la feminización de la pobreza, se estima que en México existen un aproximado de 54 millones de personas pobres, sin embargo, los niveles de calidad de vida varían de acuerdo al género al que perteneces, un ejemplo de ello es el acceso a los servicios de salud, de cada 100 hombres que cuentan con seguridad social solo 50 mujeres tienen esta posibilidad, los hogares encabezados por jefas de familia tienen más complicaciones para adquirir la canasta básica y lo mismo sucede con los niveles de desnutrición que son aún más acentuados en las zonas con población indígena.
Hoy día existen muchos programas tanto de gobierno estatal como federal para combatir la pobreza y la desigualdad, no obstante, al no investigar a fondo cuáles son las causas de la perpetuación del sistema que mantiene dichas diferencias estos son poco efectivos, en el mundo las tierras de cultivo están escrituradas en un 99% a los hombres, de modo que los apoyos para el campo son mayormente destinados al sexo masculino, dejando los proyectos de traspatio para las mujeres, así que la crianza de animales, si bien puede dejarnos un beneficio económico, de igual modo nos tiene ancladas al hogar, lo mismo sucede con los apoyos para misceláneas o guarderías, quizás no es tan evidente la problemática a la que nos enfrentamos si no ponemos en claro que al anclar nuestros ingresos a nuestra casa en realidad no hay una autonomía económica, tampoco existe la seguridad de contar con un salario fijo.
Combatir la violencia hacia nuestra construcción de lo que consideramos como femenino no es una moda ni trabajo únicamente de mujeres, la miseria deja huellas en todas las personas, uno de los crímenes que menos son reconocidos son los de la violencia económica, tenemos una deuda con la mitad de la población mundial, la de reconocer su derecho a vivir dignamente y brindar las mismas oportunidades de desarrollo que la de los hombres que habitan nuestro planeta, a pesar de todos nuestros intentos por conformar una sociedad libre de opresión en cualquier sentido todavía podemos decir que la pobreza tiene rostro de mujer, es nuestra responsabilidad cambiar esta realidad, el primer paso es saber reconocer el problema al que nos enfrentamos y crear políticas públicas que atiendan las necesidades de toda la población por igual, solo podremos lograrlo mediante la educación en materia de género.